13 de agosto de 2014

La Marcha en el campo de refugiados palestino de Qalandia:

Qalandia es una ciudad muy combativa. Es así porque convive con el muro frente a ellos y tiene puestos de control. Se la denomina un campo, porque les dieron esas tierras cuando los echaron de Palestina. Pero no aceptan irse a otras tierras, sino que buscan volver a su casa. Por eso se quedan en los campos. A esos pueblos o regiones se los denomina “campos” porque al principio eran campos de refugiados para que después se asienten en otras áreas. Pero los explotados palestinos no aceptan otra cosa que no sea volver a sus casas. Por ello construyen y viven en los campos. Casi todos, en todos lados, tienen una llave antigua colgada. Esta se dice que era la llave de sus casas en la Palestina ocupada. Con esto demuestran que sus casas están allí y ellos tienen el derecho de volver. En uno de los campos de Belen, cerca a la ciudad, el arco de entrada al campo tiene una llave arriba.

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Entrada a Belén

Las consignas de la marcha eran contra la masacre en Gaza en particular y contra el avance del ocupante en las tierras y recursos. Las consignas de los jóvenes eran: “Unámonos Gaza y Cisjordania, el pueblo decidió una intifada popular”, “por nuestra dignidad unámonos todos”, “que la intifada llegue a Al-Quds (Jerusalén)”, “Matan o destruyen nuestras casas, no destruirán nuestro levantamiento”, “no tememos morir por nuestra libertad”.

Movilización y piquete en Qalandría contra el muro (13-08-2014)

La marcha llegó al puesto de control. Estos son llamados “check points”, bajo el control de las fuerzas militares y la policía sionista. Es que denominarlos “puntos de seguridad” no es adecuado. Son check points porque el objetivo es revisar, detener, aterrorizar, en síntesis reprimir a cada palestino o visitante que haya estado en Cisjordania, obviamente con excepción de quienes tengan el “pase mágico” –visas temporales o visas de trabajo- que te permiten, con la “bendición” del estado sionista de Israel, pasar a la “tierra prometida”.
Cuando la marcha se aproxima al “check point” una enorme cantidad de jóvenes que bajan de las colinas se unen. Todos empezaron a tirarles piedras a la torre de control, y como era campo abierto, no se podía hacer escudos para protegerse en sí. Así que se usaban los autos…como escudos y protección. El ejército de ocupación estuvo podríamos decir “moderado”. Tiró varias bombas de gas en el medio del tráfico y la gente que cruzaba el puesto de control, obviamente apuntando a los jóvenes. Después de la primera bomba de gas, los dirigentes del FDLP se fueron. Como en todos los lugares y decenas de combates que acompañé de esta intifada naciente, sólo combaten los trabajadores, la juventud, los niños y las mujeres.
Es una pelea despareja, completamente injusta. Entre descanso y descanso me dicen que debemos seguir peleando, que esa tierra no les corresponde y que “nosotros volveremos a Jerusalén”. Los niños flamean la bandera palestina y se la muestran a los sionistas diciéndoles: “acá estamos, no nos iremos y regresaremos”.
Hay un sentimiento de unidad. En Gaza y en Cisjordania se pelea contra el estado sionista de Israel. Mientras que muchos partidos políticos, ya sea que se digan de izquierda o liberales, esperan resoluciones mágicas en El Cairo, y mientras otros esperan que la ONU o alguna institución burguesa saque algún tipo de declaración, los que combaten son los jóvenes palestinos sostenidos por las mujeres, madres y hermanas de los mártires y de la mayoría de los presos que combaten solos. Ellos no aceptan los dos estados. Las burguesías nativas o islamistas de la región parece que se hacen los desentendidos.
Una bomba de gas que cae a mi lado me devuelve a la lucha. Los autos tocan bocina en aliento a los valerosos jóvenes de la resistencia palestina. El tráfico nos ayuda a protegernos de las bombas de gas que nos tiran las fuerzas sionistas, que no se hicieron esperar, sin importarles el tráfico ni nada.
Entre foto y foto me detengo y hablo con uno de los jóvenes que me dice: “yo tengo un sueño, cruzar el muro y fumarme un cigarrillo mientras que veo el atardecer cayendo en Al Quds (Jerusalén)”. Me pidió una foto y se la saque, sabiendo que para cumplir su sueño, negado para la  mayoría de los palestinos, tiene que destruir al estado sionista fascista de Israel. Pero también, dándome cuenta que sin la ayuda de la clase obrera mundial y de la región, sería una pelea casi imposible de llegar a la victoria. En la barricada la cuestión es clara: ellos no pelean junto a ningún dirigente de ninguna de las organizaciones que dicen representarlos. 

La mayoría de ellos no habla inglés, así que entre mi árabe muy básico y el de mi colega catalán que estaba conmigo… y el inglés de los jóvenes palestinos nos pudimos comunicar. Eran jóvenes combatientes de 13 y 14 años. Mirábamos las fotos que íbamos sacando. Algunos de ellos nos pasaron sus Facebooks porque estábamos ahí con ellos peleando y porque se coparon con el tema de las fotos. Uno preguntó qué estaba haciendo. Le respondí que venía a pelear junto a ellos, pero también mostrarle al mundo su historia, la verdad de lo que pasa acá.


Los niños palestinos crecen y viven de pie luchando contra su enemigo: el muro del apartheid

Puesto de control del ejército sionista donde revisan hasta el ultimo detalle de los palestinos que quieren entrar y salir de sus casas