Artículo del Organizador Obrero Internacional Nueva Época N°1 Parte 1

BRASIL 11 de Julio: Jornada de protesta de la burocracia pelega para dividir a los que luchan

La clase obrera y los explotados de Brasil demuestran una vez más su disposición a la lucha contra el gobierno de Dilma y el PT

La burocracia sindical y la izquierda reformista ponen todas sus fuerzas para impedir que las masas explotadas avancen en su lucha contra el pacto social, el gobierno y el régimen

¡Ellos no nos representan!

Hay que poner en pie comités de obreros, jóvenes, desocupados, campesinos pobres, coordinados y centralizados por ciudad, por estado y nacionalmente...
Para conquistar la Huelga General Revolucionaria

Ver también:

Para que los explotados de Brasil triunfen ¡Que vuelva la revolución latinoamericana!

Los jóvenes explotados y la clase obrera siguen luchando en las calles

Desde el Foro Social Mundial, el ELAC y el CELAC se centralizan y coordinan las direcciones que una y otra vez dividen y someten las luchas de la clase obrera y los explotados a su propia burguesía, país por país

El 14 de julio la Policía Militar asesina de la UPP de la Rocinha, en Río de Janeiro, secuestró y desapareció a un obrero de la construcción
¡APARICIÓN CON VIDA DE AMARILDO DE SOUZA!

El 11 de Julio pudo volver a verse con claridad la enorme disposición a la lucha de la clase obrera brasilera. Pero también quedaron en evidencia los límites impuestos por la burocracia sindical.
Lo que está planteado de manera inmediata es poner en pie organismos de autodeterminación de la clase obrera con comités de fábrica, de desocupados, de campesinos pobres y de estudiantes combativos, que se centralicen y se coordinen a nivel local, estadual y nacional para superar a las direcciones sindicales y de la izquierda reformista, sostenedoras y garantes del pacto social con el gobierno.
Las principales industrias del país se vieron afectadas por medidas de fuerza; las principales arterias del país fueron bloqueadas; las capitales de Mina Gerais, Rio Grande do Sul, Bahía, Pernambuco, quedaron paralizadas por el paro de transportes; en Porto Alegre, paró el transporte, y organizaciones obreras y de lucha se mantienen ocupando la legislatura; en el estado de Espíritu Santo entraron en huelga un millón de obreros; en Recife volvieron a la huelga los obreros del polo industrial de Suape y los obreros de la construcción pesada y de la industria petroquímica paralizaron la producción; en Bahía, pararon los bancarios, los metalúrgicos y los trabajadores del estado; en San Pablo, los trabajadores de la estiba paralizaron el puerto de Santos y pararon los metalúrgicos; los metalúrgicos de San José dos Campos paralizaron sus actividades por algunas horas y cortaron el acceso de la Via Dutra.
También hubo marchas en todo el país, aunque éstas estuvieron lejos de la masividad de las jornadas revolucionarias de Junio. Sin embargo, ha quedado demostrada la enorme disposición al combate de la clase obrera y las masas explotadas de Brasil.
El obstáculo para que éstas no irrumpan de manera decidida y centralizada en lucha política con una huelga general revolucionaria contra el gobierno, sigue siendo la dirección que tienen a su frente, que garantizaron que las fuerzas que se pusieron en movimiento el 11 de julio volvieran normalmente a su trabajo al día siguiente, impidiendo que confluyeran y se pusieran a la cabeza de los millones que pocos días antes habían ganado las calles de todo Brasil.
La CUT, CTB, FS, CSP-Conlutas, Intersindical, UGT y MST, llamaron a la "Jornada nacional de luchas", garantizando muy bien que nada se salga de su control. Justamente se jugaron para que este día se dieran de forma totalmente controlada los distintos paros y cortes, incluso separándolos dentro de un mismo polo, como fue el caso del ABC paulista, donde para no paralizar la ciudad, la noche anterior a la jornada de lucha, cuando centenares de trabajadores se movilizaban al sindicato de transportes de San Pablo, se desató una balacera desde adentro del edificio por parte de la seguridad armada de la burocracia contra los trabajadores que estaban en la puerta, dejando ocho trabajadores heridos por las balas de plomo de la seguridad privada del secretario general o por los garrotes de la policía que los reprimió.
De esta manera, impidieron que se paralizara el transporte en San Pablo, como sí ocurrió en Belo Horizonte, Porto Alegre, Florianópolis y Salvador.
Ahora, las direcciones que convocaron a la "jornada del 11 de julio" sacan proclamas en las que afirman que "ahora sí salió la clase obrera", "ahora se pudo ver a la clase obrera y sus métodos de lucha", "esta es una muestra de que no vamos a parar hasta conseguir nuestro pedido", como declara Zé María, de la CSP-Conlutas. Mientras las reivindicaciones que plantean son "reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales", "reforma agraria", "10% del PIB para educación", "Boleto gratuito", etc…. ¿Y el gobierno de Dilma? ¿Y los muertos y los encarcelados en los últimos días? ¿Y las masacres en las favelas? ¿Y la propiedad de las multinacionales y la patronal esclavista? ¿Y el acuerdo con despidos, reducción salarial y aumento de la jornada de trabajo que firmó la dirección de CSP-Conlutas con la patronal en GM? ¿Y los desocupados, los contratados y los trabajadores en negro?... Bien, gracias. Pero además dicen que se pueden conseguir aquellas reivindicaciones mínimas con "planes de lucha escalonados" y "paros progresivos".
Estas direcciones siguen manteniendo a la clase obrera que está por fuera de sus organizaciones, también por fuera de sus reclamos. Sus demandas no contemplan la lucha por trabajo, ni vivienda; no dicen una palabra de cómo conquistar la salud y la educación, a no ser por medio de petitorios y movilizaciones de presión. Se niegan a luchar por la expropiación de las transnacionales y de la patronal esclavista, sus bancos y propiedades, para conseguir todas nuestras demandas.
No tiene nada de extraño esa lista de demandas de estos burócratas sindicales. Si son ellos los que durante décadas vienen entregando nuestro salario, nuestra salud y nuestra educación en las mesas de negociaciones y en las actas y convenios que firman con la patronal y el gobierno.
Es por eso que para la clase obrera y los explotados de Brasil está planteado como tarea inmediata conquistar los organismos de autodeterminación y democracia directa para refundar al movimiento obrero de abajo hacia arriba. Es tarea del momento poner en pie asambleas, comités de fábrica, comités de obreros desocupados, comités de estudiantes. Es decir, unir las filas obreras y de las masas en lucha.
Es que el gran límite que tuvo la jornada del 11 de julio fue que se impidió que los sectores más explotados de la clase obrera entren al combate junto a los obreros sindicalizados. Es que era justamente ésta la tarea que debía cumplir a rajatabla la burocracia sindical, inclusive sacando de las manifestaciones y entregando a la policía a los sectores de jóvenes que querían radicalizar las acciones, a los que acusaba de "vándalos".
Pero esto no puede durar mucho tiempo. La burocracia juega con fuego. Ya en junio, cuando las masas desplegaban todo su potencial en las calles, eran ellos los que no podían entrar a las movilizaciones masivas con sus banderas.
Si se mantiene y se profundiza la división de la clase obrera, las consecuencias pueden ser terribles. No se puede perder un segundo más. Hay que volver a luchar como a fines de los 70. Hay que conquistar la democracia obrera en nuestras organizaciones de lucha; hay que unir las filas de los explotados y refundar al movimiento obrero brasilero de abajo hacia arriba. Hay que conquistar asambleas en todas las fábricas, universidades, establecimientos, barrios y en el Brasil profundo, para votar delegados con mandato para conquistar un Congreso Nacional de los sectores en lucha, para unificar nuestras demandas, luchar como un solo puño y preparar la Huelga General Revolucionaria.
Ese es el camino para derrotar al gobierno y al régimen infame. Así, poniendo en pie nuestros organismos de autodeterminación y de democracia directa, junto a la puesta en pie de comités de autodefensa, podremos conquistar los organismos de lucha que en los ’70 nos expropiaron los mismos que hoy quieren sacarnos de las calles y expropiarnos la lucha, para avanzar por el camino que nos legaran nuestros hermanos de Libia, Siria y todo el Norte de África y Medio Oriente, para que comience la revolución proletaria en Brasil, como parte de una sola revolución en el continente y a nivel mundial.

 

¡Viva la sublevación de los explotados contra el pacto social del gobierno del PT, la podrida burocracia sindical y la izquierda reformista!

En el mes de junio, durante más de tres semanas, la juventud y la clase obrera brasilera por millones han ganado las calles y han conmovido al mundo entero con su lucha para enfrentar el ataque del gobierno bolivariano de Dilma Roussef y su vicepresidente Michel Temer (PT-PMDB), lacayos de Obama y las transnacionales.
Desde el año 1992, cuando caía Collor de Mello, no se veían en Brasil acciones masivas como las que ahora conmovieron al país.
Esta irrupción revolucionaria de masas se había desarrollado de forma espontánea, a pesar y en contra de todas las direcciones que la clase obrera y las masas tienen al frente de sus organizaciones. Nadie había llamado a movilizarse.
Como viene ocurriendo en Grecia, en Túnez, en España, en EEUU, en Chile, en Turquía, también en Brasil fue la "juventud sin futuro" la que salió a las calles contra este sistema que no tiene nada para ofrecer, ni siquiera las condiciones más mínimas para la subsistencia de sus esclavos.
A partir del aumento del transporte público, la juventud fue la punta de lanza de esta enorme lucha de masas en las calles. Esa juventud y los millones de explotados, dejada a su suerte por las centrales sindicales estatizadas, dijeron basta. Hastiados de padecer las peores penurias y de sufrir los más duros golpes de la represión en los barrios; de haber sido negada a todo tipo de diversión, educación y salud; sufriendo hambre y desocupación; que si tienen la "suerte" de conseguir trabajo lo hacen sometidos a la más feroz explotación, con salarios miserables de R$670 (US$325); y si no, termina sometida a la represión o al extermino de la droga insertada por la maldita policía en los barrios obreros.
Habían sido los jóvenes quienes abrieron el camino para que la clase obrera se desate las manos y entre al combate. Los obreros de Santo André, San Bernardo, San Caetano (ABC) y de todas las concentraciones obreras del Gran San Pablo y del país empezaban a organizarse y a movilizarse para luchar por sus justas demandas.
Resulta evidente que esta lucha "contra el aumento del transporte", en realidad, es mucho más que eso. En las calles de las principales ciudades del país se luchaba contra la desocupación, contra la carestía de la vida, contra las condiciones de esclavitud laboral, por el trabajo digno, contra las paupérrimas condiciones de salud y educación y por la vivienda.
En Brasil, de los 200 millones de habitantes, la mitad de la población ni siquiera figura en las estadísticas, no aparece en los padrones, no tiene documentos, ni residencia, ni recibe subsidios, ni nada. Y de la mitad restante, el 65% trabaja en negro, el 20% con contrato precario, y el 10% está desocupada. Tan solo un 5% está en los sindicatos.
Hoy, el aumento del transporte público implica que un trabajador que cobra el salario mínimo, tenga que destinar el 30% del mismo solamente para poder llegar a su lugar de trabajo; entre el 25 y el 30% de la población de las ciudades de Brasil vive por debajo de la línea de pobreza; se calcula que sólo en San Pablo unas 15.000 personas viven en la calle, 5.000 de ellas desde hace más de diez años; millones de campesinos sin tierra libran una verdadera guerra civil desde hace décadas contra los terratenientes y sus bandas fascistas, que ya ha dejado un saldo de decenas de miles de muertos. El gobierno invierte sólo el 5% del PIB en educación y gran parte de eso en la educación privada. La salud pública, que siguiendo el curso privatizador de Fernando Henrique Cardoso, es totalmente deficiente y no alcanza para cubrir ni siquiera mínimamente las necesidades más básicas de los explotados.
Durante los años de gobiernos petistas, hemos perdido nuestro trabajo, el salario, la educación, la salud…. Hoy, estamos viviendo en condiciones de miseria, hacinados en favelas, a merced de la represión policial y de las bandas de narcotraficantes, que -desde que comenzó la militarización de las favelas- se han cobrado miles de vidas obreras. Mientras la iglesia y las direcciones colaboracionistas de los campesinos pobres, como el MST, han dejado a su suerte a nuestros hermanos del campo, a merced de las bandas fascistas de los fazendeiros que han asesinado a decenas de miles de campesinos en estos 11 años de gobierno del PT.
Fabulosos negociados para las multinacionales y hambre, miseria y represión para la clase obrera y los explotados
¡Fuera el imperialismo! ¡Hay que aplastar a las transnacionales!

Desde que comenzó la preparación de la Copa del Mundo y las Olimpíadas, en las que el gobierno invierte más de 15.000 millones de dólares, las transnacionales y la burguesía han multiplicado sus negocios multimillonarios con la construcción de estadios, shoppings y toda la infraestructura de edificios y hoteles, dejando al descubierto la opulencia y el descarado despilfarro, en la cara de una clase obrera totalmente desposeída, sin vivienda digna, sin trabajo, sin educación, sin nada. Incluso, obligando a centenares de familias obreras a abandonar sus precarias casas y quedar en la calle, sin nada. Y fue esa opulencia evidenciada en la Copa de las Confederaciones, junto al aumento del transporte público lo que despertó el odio de millones de explotados que tomaron el centro de la escena política a nivel nacional.
Copas de fútbol, olimpíadas, viaje del Papa Francisco, por un lado; y cada vez mayores padecimientos para los explotados de Brasil, por otro. Todo un "circo" para adormecer a la clase obrera y las masas, pero sin "pan". Y si esta "contradicción" no había estallado hasta hoy, sólo se debió al accionar de las direcciones que la clase obrera y las masas explotadas tienen a su frente, sostenedoras del gobierno y el régimen, a través del pacto social que la irrupción revolucionaria de junio amenazó con hacer saltar por los aires y que todos se apresuraron a recomponer.
Públicamente se ventilan los casos de corrupción y los fabulosos negocios de la FIFA, de las constructoras, de las grandes cadenas hoteleras, de las multinacionales que sponsorean el mundial de fútbol, y detrás de todos ellos, los bancos y los parásitos de Wall Street con los que, además, Brasil tiene una deuda de más de 400 mil millones de dólares, cuyo pago insume casi el 44% del presupuesto en intereses y amortización. Mientras, de la mano de Obama que ha salido a reforzar su dominio en el patio trasero, el gobierno de Dilma, con la complicidad de la burocracia sindical y de la izquierda reformista, avanza en imponer condiciones de maquila para toda la clase obrera brasilera.
Lo que queda claro es que el gobierno petista, lejos de ser un gobierno "amigo de los trabajadores", ha sido el gobierno de la entrega de la nación al imperialismo, igual que Sarney, Collor de Mello y Cardoso (FHC). Este gobierno mantuvo el régimen de terror contra los explotados de la ciudad y del campo, como ocurrió durante el último mes, cuando el gobierno reaccionó con una feroz represión, como en Río de Janeiro el 24 de junio, cuando las tropas de ocupación del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales) de la maldita Policía Militar de Dilma y Cabral (Gobernador de Río) entraron armados hasta los dientes a la favela "Nova Holanda", en el complejo de la Mare, y en una cacería casa a casa, después de cortar la luz y los teléfonos, mataron a 10 a quemarropa. Y el 26 de junio, en Belo Horizonte, se movilizaron decenas de miles de jóvenes y trabajadores que intentaban llegar al estadio Mineirao y la policía asesina arremetió con una feroz represión que se cobró la vida de un joven obrero que cayó desde un viaducto a varios metros de altura. El gobierno, insatisfecho con esto, impuso un toque de queda a partir de las 20,00hs, que dio luz verde a los perros de presa de la policía para perseguir a todos los jóvenes y obreros en los barrios, encarcelando a todo aquel que seguía en las calles.
Al gobierno del PT de Lula-Dilma se le cae la máscara (como a todos los gobiernos "bolivarianos" del continente) y queda a la vista su verdadero rostro anti-obrero y de agentes del imperialismo.

 

A los pies de Obama y al igual que todos los gobiernos de América Latina, sean o no "bolivarianos", Dilma avanza en garantizar condiciones de maquila para los superbeneficios de las transnacionales yanquis

La ofensiva de la patronal de GM (que con la complicidad de los burócratas de la CSP-Conlutas impusieron despidos, reducción de salarios y aumento de la jornada de trabajo) no es una excepción. Esto es lo que desde Estados Unidos vinieron a imponer el Secretario de Estado Kerry y el Vicepresidente Biden en su viaje por América Latina. Vinieron a disciplinar a todos sus agentes en su patio trasero para garantizar la superexplotación de la clase obrera y el saqueo de los recursos naturales del continente para sus multinacionales. De eso se tratan las bases militares, acuerdos, pactos y tratados de libre comercio, y el blindaje del régimen de Brasil, con una nueva venta de armas de Estados Unidos, que incluye los drones -aviones no tripulados- que le permiten a la policía y al ejército "vigilar" las favelas.
Así, el gobierno "bolivariano" de Dilma utiliza el mismo armamento con el que su amigo Al Assad masacra a las masas de Siria. Sigue el camino de las burguesías bolivarianas y del TLC en el continente, blindando su régimen con la militarización de las favelas, la represión contra la juventud que sale a las calles y el encarcelamiento de centenares de ellos, de la misma manera que Piñera en Chile encarcela a cientos de estudiantes en cada protesta; Maduro en Venezuela hambrea al pueblo y entrega el país al imperialismo; Santos en Colombia masacra a los obreros y campesinos y sostiene las bases militares yanquis y donde, con el acuerdo con la dirección de las FARC, se ejecuta a la resistencia que se niega a entregar las armas; Cristina Fernández en Argentina, tiene a más de 6500 procesados por luchar y quiere encarcelar a los heroicos luchadores de Las Heras; o Morales de Bolivia reprime a sangre y fuego a los obreros y campesinos pobres y ahora quiere encarcelar a los mineros de Huanuni por luchar en la última huelga general.
En todos estos países rigen las "leyes antiterroristas" dictadas por la Casa Blanca, con las que se busca disciplinar y escarmentar a la clase obrera y las masas explotadas que salen a la lucha, para imponer condiciones de maquila y redoblar la superexplotación y el saqueo de las naciones en todo el patio trasero de EEUU.

 

¡Queda al descubierto la verdadera cara del gobierno bolivariano del PT de Lula-Dilma! ¡"Orden y Progreso" para los parásitos capitalistas; y hambre, represión y muerte para los explotados!

El imperialismo y sus socios menores de Brasil, ya han lanzaron su ofensiva contra la clase obrera y las masas. Quieren imponer condiciones de maquila, como las de Bangladesh donde los obreros ganan 38 dólares por mes (1,25 dólares por día) y donde el derrumbe de un edificio el 24 de abril costara la vida a 1147 trabajadores en la ciudad de Ashulia. En ese edificio funcionaban varias fábricas textiles que producen para multinacionales imperialistas (como H&M, Walmart, El Corte Inglés, Mango, Primark, Benetton, Bon Marche, Joe Fresh entre muchas).
El gobierno de Dilma busca garantizar esas mismas condiciones de superexplotación y saqueo para conseguir las inversiones que le garanticen a la burguesía nativa una tajada de las superganancias. Para ello el ataque va dirigido contra el conjunto de la clase obrera y los explotados, incluso sus capas más altas como es el caso de los trabajadores de GM. Sometimiento de la clase obrera a sus verdugos, a la esclavitud laboral en producción de maquilas, el de la masacre en el campo y la ciudad y la entrega de la nación al imperialismo. ¡Este es el "socialismo de mercado" y el "socialismo del siglo XXI" de los bolivarianos!
¡Este es el verdadero Brasil! El Brasil del "Orden y Progreso" para las transnacionales imperialistas y la patronal esclavista y el de la miseria para los explotados. El Brasil donde sólo se reparten miseria, palos, represión, muerte y cárcel a los luchadores obreros y juveniles. El de la militarización de los morros y favelas; el de 60 millones de obreros sin futuro ni derechos; el Brasil donde solamente el 20% tiene casa y el 80% vive hacinado en favelas, quedando a merced de las bandas parapoliciales de las llamadas "milicias" y las bandas de narcotraficantes; el Brasil de los millones de esclavos que no entran en ningún sindicato, que no tienen salud, educación, ni vivienda ¡Todo lo demás es una farsa!
¡No podemos permitirlo! ¡Vivan los millones de explotados que bajan de los morros y salen de las favelas para luchar por trabajo, por el salario, el boleto gratuito, la educación y salud pública y gratuita, y por la vivienda digna! ¡Con los combates en las calles se comenzó a conseguir lo que siempre la burocracia entregó en la mesa de negociación! ¡No detengamos nuestra lucha!

 

La clase obrera y los explotados deben centralizar sus fuerzas y golpear como un solo puño al gobierno de los explotadores, para aplastar a las transnacionales y echar a los saqueadores de la nación brasilera
¡HAY QUE CONQUISTAR LA HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA!

La burguesía no dejaba de preguntarse "¿qué es lo que quiere esta gente? Si ya se dio marcha atrás con el aumento del transporte, ¿por qué siguen en las calles?" Las masas explotadas han dicho "¡basta!" y han entrado abiertamente en lucha política. Millones de personas en las calles de Brasil, la quema de los locales de la CUT y del PT, los intentos de tomarse las alcaldías y el parlamento, anuncian que en Brasil empieza a ponerse en cuestión al gobierno y al régimen.
A pesar y en contra de sus direcciones, la irrupción de la clase obrera y las masas en lucha política le ponía el pie en el pecho al imperialismo, a la burguesía y al gobierno.
Pero esta lucha, para triunfar, tiene que superar el carácter espontáneo que en un primer momento fue la clave de su fortaleza porque permitió que la clase obrera y las masas explotadas superen el dique de contención de las direcciones sindicales y la izquierda reformista; pero hoy, ese carácter espontáneo constituye su mayor debilidad, porque abre el camino para que la burocracia y la izquierda reformista vuelvan a ocupar su lugar como principal obstáculo para que se pongan en pie los organismos de doble poder de los trabajadores y los explotados para luchar por un gobierno obrero y campesino, apoyado en las organizaciones armadas de la clase obrera y las masas junto a los soldados rasos, que no deje piedra sobre piedra de las instituciones del estado burgués.
Conquistemos consejos populares por la tarifa cero para obreros y estudiantes, y mejores condiciones de trabajo y salario digno para los choferes y todos los trabajadores del transporte. Hay que expropiar sin pago y poner bajo control de los trabajadores todo el transporte.
Hay que poner en pie comités de desocupados que organicen, junto a los comités de fábrica, la lucha por la reducción de la jornada de trabajo, por un turno más en todas las fábricas y trabajo para todos, imponiendo la escala móvil de salarios y de horas de trabajo, conquistando la expropiación sin pago y bajo control obrero de toda la industria.
¡Por comités de obreros, de estudiantes, de trabajadores desocupados, campesinos pobres y de todas las masas en lucha! ¡Comités de fábrica y comandos de huelga como en los ´70! ¡Abajo los de arriba! ¡Que se vayan todos los explotadores y sus políticos corruptos! ¡PONGAMOS EN PIE EL PODER DE LOS EXPLOTADOS! ¡Abajo el gobierno de la burguesía petista socia de los yanquis y los traidores de la burocracia sindical que lo sostienen!
Para eso ¡Hay que atacar la propiedad de los capitalistas y de la patronal esclavista! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las universidades, escuelas y clínicas privadas! ¡Expropiación sin pago, bajo control de los trabajadores, de todas las empresas y fábricas de las transnacionales y de la patronal esclavista! ¡Pongamos en pie el poder de la clase obrera y los explotados!
¡Que vuelva a surgir la República de Quilombo! ¡Que se levanten los esclavos del campo! ¡Hay que aplastar a los pistoleros fascistas de los fazendeiros! ¡Que el MST y todas las organizaciones de campesinos pobres rompan con el gobierno y la burguesía! ¡Expropiación sin pago de la tierra de los terratenientes y de todas las trasnacionales del agro-negocio! ¡La tierra para el que la trabaja! ¡Granjas colectivas bajo control de los comités de obreros agrícolas!
¡Hay que romper con el gobierno de Dilma y las trasnacionales! ¡Hay que refundar al movimiento obrero brasilero de abajo hacia arriba!
¡Con estas direcciones no se puede luchar! Por sindicatos independientes del estado basados en la democracia obrera, que incluyan con plenos derechos a los desocupados, contratados y trabajadores en negro ¡Abajo la burocracia sindical! ¡Abajo las cuotas compulsivas cobradas por la patronal y el estado! ¡Abajo las negociaciones salariales que no incluyen ni transporte, ni salud, ni educación, ni vivienda digna para los trabajadores!
¡Libertad a todos los presos políticos! ¡Desprocesamiento de todos los luchadores obreros y populares de Brasil! Los únicos vándalos son las transnacionales imperialistas y los políticos patronales que saquean la nación y roban al pueblo. ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los asesinos de los obreros y los campesinos pobres!
¡Por la disolución de la policía asesina! ¡Abajo la militarización de los morros y favelas de todo Brasil! ¡Por comités de autodefensa de obreros y de campesinos pobres para enfrentar el ataque de la policía, para garantizar la seguridad en los barrios y en las movilizaciones, contra la policía, los grupos de provocadores pagos por la patronal esclavista y para aplastar a los pistoleros fascistas de los fazendeiros en el campo! En cada barrio y región ¡Comités de vigilancia obreros y comités de soldados rasos!
Hay que coordinar asambleas en las fábricas, en los establecimientos, en los barrios y en todas las escuelas y universidades, para votar delegados con mandato para poner en pie un gran Congreso Nacional de trabajadores en lucha, para unificar todas nuestras demandas, centralizar nuestras filas y avanzar en conquistar la Huelga General Revolucionaria.

 

La burocracia pelega y la izquierda reformista a los pies del gobierno y del régimen.
No permitamos que los que entregaron nuestro salario, nuestra salud, nuestra educación y nuestra dignidad nos expropien la lucha.
¡ELLOS NO NOS REPRESENTAN!

La irrupción revolucionaria de las masas, que se desarrolló como revueltas y jornadas revolucionarias en las calles, amenazó con hacer volar por los aires el pacto social de colaboración de clases de las direcciones traidoras de las organizaciones obreras y estudiantiles con el gobierno y la patronal esclavista. La clase obrera y las masas explotadas consiguieron en pocas semanas de combates en las calles, lo que esas direcciones no consiguieron en décadas de acuerdos y negociaciones: que la patronal retrocediera en el aumento del pasaje y en que se tenga que destinar una parte de la renta petrolera para salud y educación.
Ese es el pacto social que quieren recomponer en la mesa de negociación y de entrega. Pero para eso, antes, las direcciones sindicales y la izquierda reformista deben recuperar cierto prestigio ante la clase obrera y las masas. Es por eso que llamaron a una "jornada nacional de lucha" para el 11 de Julio.
En Brasil, el pacto social, con el que se mantuvo atado de pies y manos a los explotados, no sólo fue impuesto a través de acuerdos y actas con la burocracia y la aristocracia obrera; no sólo con la bendición de la Iglesia y del papa Benedicto XVI antes y ahora de Francisco, que prepara un viaje a Brasil para sostener al gobierno del PT y Dilma; sino también con garrotazos y a punta de pistola, con la militarización de morros y favelas que se ha cobrado la vida de decenas de miles de jóvenes víctimas del gatillo fácil; y con las guardias de los "fazendeiros" (terratenientes), masacrando a los campesinos pobres que luchan por la tierra.
La burocracia pelega de los sindicatos, que representa ínfima minoría de aristocracia obrera, y la izquierda reformista colgada a los faldones del PT, jamás levantaron la demanda de salud, educación y vivienda digna para todos los explotados de Brasil en ningún convenio colectivo.
"No son los métodos de la clase obrera", "La clase obrera no interviene", "No hay condiciones…", "nos echan de las movilizaciones con nuestras banderas rojas", chillan los pelegos y sus consortes de la izquierda reformista. Aparecieron también las corrientes amigas de los bolivarianos (que durante estos últimos años se ubicaron en la trinchera de Khadafy y Al Assad) afirmando que se trataba de movilizaciones reaccionarias. Llegaron a decir que eran movilizaciones organizadas y dirigidas por bandas fascistas a las que había que aplastar. ¡Son unos canallas!
Si aún no se ha conquistado la huelga general revolucionaria que ponga en jaque al gobierno y que abra el camino para avanzar en su derrocamiento revolucionario, es por responsabilidad de las direcciones traidoras, que se juegan segundo a segundo a frenar este combate, a llevarlo a demandas parciales con luchas de presión, a sacarlos de las calles y desviarlo a las próximas elecciones de 2014.
La clase obrera latinoamericana y mundial está pendiente del desarrollo de esta batalla decisiva del proletariado contra sus enemigos de clase. En Estados Unidos, las comunidades brasilera, turca y griega realizan acciones comunes en Nueva York. Los estudiantes chilenos marchan en Santiago con lienzos que dicen "Somos Brasil, Somos Turquía, Somos Rebeldía". Es que Brasil es la primera economía latinoamericana y allí se encuentra el proletariado más concentrado del continente, y por ello su lucha es decisiva para todos los explotados de América Latina.
No podemos permitir que los que entregaron nuestro salario, nuestra salud, nuestra educación, nuestra dignidad y que ahora dicen que los trabajadores no estaban en las calles expropien nuestra lucha. ¡ELLOS NO NOS REPRESENTAN!

 

Hablando en nombre del Trotskismo, la CSP-Conlutas y el PSTU a los pies del gobierno de Dilma y el PT y las transnacionales imperialistas

La dirección de la CSP-Conlutas, que viene de firmar el acta de la rendición en la GM de San José dos Campos, que garantiza las ganancias de la transnacional aceptando despidos, reducción salarial y aumento de la jornada de trabajo (mientras le pedía de rodillas a Dilma que hiciera una ley que impida los despidos), mantiene su lógica de que "no hay condiciones" para una Huelga General.
Esta misma dirección de CSP-Conlutas ahora, para mantener una buena relación con el PT, le manda una carta a Dilma donde le "solicita" que "cambie de rumbo". Así cierra su carta de peticiones enviada a la asesina y anti-obrera Dilma: "En las calles continuaremos hasta que sean realizados los cambios que precisamos en Brasil. Para que el pueblo trabajador brasilero pueda, en fin, tener una vida digna. Y nuestra juventud un futuro prometedor, en una sociedad justa e igualitaria." (cspconlutas.com.br, 26-06-2013) ¡Una vergüenza!
Estas direcciones sólo reconocen a la clase obrera cuando lucha dentro de los marcos de la paz social, de las conciliaciones en el Ministerio de Trabajo. Estas direcciones sindicales ahora buscan reubicarse para poder poner bajo su control a las masas que se levantan en todo el país, las mismas masas que históricamente ellos se negaron a organizar.
¡Y después lamentan que los jóvenes y obreros sublevados no permitan que sus banderas "rojas" flameen en las protestas!
Contra las direcciones que no reconocen a la clase obrera cuando combate por fuera de los aparatos que ellas dirigen, el programa del trotskismo lucha por canalizar la espontaneidad de las masas en organismos aptos para la lucha política: "No titubeando, si es preciso, ni siquiera ante la ruptura abierta con los aparatos conservadores de los sindicatos. Si es criminal volver la espalda a las organizaciones de masas para alimentar tinglados sectarios, no lo es menos tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucionario de masas al control de camarillas burocráticas abiertamente reaccionarias, o disimuladamente conservadoras (progresistas). Los sindicatos no son fines en sí, no son sino más que medios en el camino de la revolución proletaria." (Programa de Transición)
La única forma de conquistar nuestras demandas es tomando la lucha en nuestras propias manos; en las manos firmes de los trabajadores que a pesar y en contra de las direcciones pelegas de los sindicatos demostraron una gran disposición al combate en la jornada del 11 de julio, luchando por conquistar organismos a la altura de los combates que tenemos planteados. Hay que poner en pie comités de fábrica, de desocupados, de campesinos pobres y de estudiantes combativos.
Pongamos en pie comités de abastecimiento en los barrios, comités de control de precios, para que los trabajadores tengamos una alimentación digna y que los precios de los alimentos no los decidan los parásitos imperialistas de la "Bolsa de Chicago" que lucran a costa del hambre del pueblo. Hay que expropiar a todos los latifundios e industrias alimenticias sin pago y bajo control de los trabajadores. ¡Basta de que en el país que es el principal productor de alimentos del mundo, la clase obrera y los explotados se mueran de hambre!
Las corrientes de la izquierda reformista y los renegados del trotskismo como el PSTU, PSOL, LER, PCO, etc. han demostrado no ser la dirección que el proletariado brasilero necesita y se merece para triunfar.
Hay que volver a poner en pie el partido de León Trotsky y Mario Pedroza. El partido de los organizadores internacionales del proletariado que en la década del ’40 puso en pie al movimiento minero boliviano, alrededor de las Tesis de Pulacayo. El partido que organice al proletariado y a sus sectores más explotados bajo las banderas del internacionalismo proletario y de la revolución socialista internacional: La IV Internacional refundada, bajo su legado teórico y programático de 1938.

FLTI-Colectivo por la IV Internacional