04-03-2014

La verdadera cara del gobierno "socialista" de Wall Street y las transnacionales, de la Bachelet, los "pacos de rojo" del stalinismo chileno y los democristianos golpistas

El de la Bachelet es un gobierno para profundizar las condiciones de miseria y superexplotación de los trabajadores chilenos

Con sus "cortinas de humo"

Vienen a mantener intacto el régimen cívico-militar pinochetista y garantizar las superganancias a las transnacionales del cobre

Ha transcurrido casi un año de la asunción de la Bachelet. Hoy, con este gobierno de los golpistas de la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y el Partido Comunista, la clase obrera y los explotados estamos aún peor que antes, incluso se han impuesto padecimientos peores a los que se sufrían bajo la bota sanguinaria del genocida Pinochet.
El gobierno "socialista" no es más que la continuidad de Piñera, otro soldado con distinto nombre de los generales pinochetistas y las transnacionales imperialistas.

Luego de una enorme ofensiva de masas, que movilizó a centenares de miles de jóvenes y trabajadores por la educación pública y gratuita... luego de enormes combates de la clase obrera, que tendió a unir sus filas para enfrentar al siniestro y antiobrero régimen cívico-militar, al gobierno de Piñera y ya antes, en el 2006, al de la Bachelet... el ataque de los explotadores y los saqueadores de la nación chilena contra los trabajadores no cesa. Se profundiza.
La ofensiva revolucionaria de masas fue contenida en un punto. Es que en 2011, 2012 y 2013 estuvo planteada la huelga general revolucionaria, que era la única que podía abrir el período histórico de demolición del régimen cívico militar y sus políticos de turno, como único camino para comenzar a conquistar las demandas mínimas de las masas, que no son otras que educación, salud, trabajo digno y terminar con el saqueo imperialista de las transnacionales en Chile.
Las direcciones traidoras, desde la burocracia de la CUT al stalinismo, a los anarco-sindicalistas del FEL, a los "ultrarrrrrrrojos" miristas, todos contribuyeron a dividir cada uno de los combates del movimiento obrero y estudiantil, y a colocar estas luchas como un combate de presión para negociar con el régimen cívico militar y sus gobiernos.

DECLARACIONES ANTERIORES

04-03-2015

Se profundiza la trampa de las “reformas” del gobierno la “Nueva Mayoría” para fortalecer el régimen pinochetista al servicio del saqueo imperialista, del TLC y el Trans-pacifico

El proyecto de “reforma laboral”: mantener el Código de Trabajo pinochetista y redoblar la opresión contra el movimiento obrero

¡Fuera las manos del estado burgués de las organizaciones obreras!
¡Los trabajadores nos organizamos como queremos!
¡Abajo el Código del Trabajo de Pinochet y la “reforma laboral” de Bachelet!
¡Abajo las mesas de diálogo!

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Noviembre de 2014

Luego que el imperialismo y los explotadores lograron contener y desviar el combate revolucionario de la clase obrera y los explotados, gracias a la traición de sus direcciones…
Hoy el gobierno de colaboración de clases de la Bachelet, la Democracia Cristiana, el stalinismo y la burocracia de la CUT, agentes de Wall Street, avanza en imponer la trampa de sus “reformas”

SON “REFORMAS COSMÉTICAS” QUE QUIEREN CUBRIR DE “DEMOCRÁTICO” AL RÉGIMEN CÍVICO-MILITAR PINOCHETISTA DEL TLC Y EL TRANSPACÍFICO

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04 de septiembre de 2014
La marcha llamada por la burocracia de la CUT el 4 de septiembre en apoyo a la “reforma laboral” del gobierno de la Bachelet…

Una marcha reaccionaria contra los trabajadores, al servicio del régimen cívico-militar pinochetista
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Todos han demostrado ser enemigos de la centralización y generalización de los combates y de la ofensiva de masas. Corrientes de "ultra izquierda" que se proclaman revolucionarias, que luchan supuestamente por "gobiernos de los trabajadores", fueron los más grandes enemigos de centralizar la ofensiva y combate de las masas, que a cada paso puso a la orden del día un frente único obrero y de masas por la huelga general. Y los que no hicieron esto, como las pequeñas sectas tipo PTR, quedaron colgados a los faldones de una burocracia sindical stalinista de la CUT que no representa ni siquiera a sus familias.

El torrente revolucionario fue siendo desviado, tal cual un río que se deshace en decenas de afluentes antes de llegar al mar, es decir, antes de ponerse de pie la segunda revolución chilena. El punto máximo de la ofensiva de masas estuvo planteado en 2013. Coincidió la enorme lucha de los trabajadores portuarios, la lucha de los mineros y una enorme ofensiva del movimiento estudiantil, de los trabajadores de correos, forestales y un largo etcétera.
De los más rojos a los más amarillos, la izquierda reformista chilena se negó a poner sus fuerzas para coordinar a los que luchan, centralizar sus combates y garantizar una acción de masas contundente en las calles: una gran barricada nacional, la huelga general revolucionaria, que era la única que podía abrir el camino a la victoria.
Dejaron cada lucha aislada y dividida. Llevaron a los estudiantes a luchar por demandas mínimas en los colegios, abandonando la lucha por la educación pública y gratuita, que es una demanda de toda la clase obrera chilena, inclusive de las clases medias arruinadas. Es el único programa que puede provocar enormes acciones de masas en Chile, uniendo a todos los explotados. Esto aterroriza a la izquierda de Obama, sostenedores del saqueo imperialista de Chile.
Ellos saben que esa política de masas lleva a la lucha por la expropiación del cobre y las transnacionales. La demagogia de la Bachelet de hoy, de "ley de reforma educativa", no es más que una "cortina de humo" para que el pueblo siga pagando la educación de sus hijos y que el dinero del cobre sea para las transnacionales, los generales pinochetistas y los hijos del burgués.

En el 2013 quedó demostrado que la burguesía y las transnacionales no ceden ni están dispuestas a ceder nada, sin una verdadera lucha revolucionaria que amenace toda su propiedad. Así sucedió luego de 18 días de huelga portuaria y de paralizarse todos los puertos de Chile, cuando la burguesía se vio obligada a otorgar la media hora de colación para evitar así que confluyera esta lucha en un mismo combate con el paro minero y las movilizaciones estudiantiles que volvían a sacudir Chile. Es que eso hubiera significado la Huelga General Revolucionaria. Este plan se garantizó gracias a la burocracia sindical y estudiantil, y la izquierda reformista.
Pero el reclamo de la colación de los portuarios continuaba inconcluso, por el pago del retroactivo. Los portuarios tuvieron que volver al combate a fines de ese año, pero ya aislados y divididos del movimiento estudiantil y todos los trabajadores, en momentos en que había comenzado un reflujo de las luchas. Así fueron sometidos a duras y crueles derrotas parciales como en Mejillones. Y aún esa demanda sigue inconclusa, con decenas de trabajadores perseguidos, despedidos y en listas negras.

En el Chile de las transnacionales sufre, se martiriza y se esclaviza a una de las clases obreras más explotadas del mundo. Mientras caen los precios de los minerales, hay que explotar a los mineros, hay que convertir a Chile en una maquila, hay que ponerlo a producir barato para el Pacto del Transpacífico que, bajo el mando de EEUU, busca ya esclavizar abiertamente China y toda la región.

La izquierda de Obama puso sobre sus hombros a la Nueva Mayoría, esta vez, con los "pacos de rojo" adentro. Éstos sostienen al régimen de los generales pinochetistas, que tienen el sable para cortar cabezas y defender las ganancias de las transnacionales del cobre. Todos se sostienen porque tienen sus escuderos: una supuesta "izquierda revolucionaria" que salvaron a esta santa alianza de conspiradores secuaces de Wall Street contra la nación chilena.
Y ahora, cuando el gobierno llama a reformas fantoches, todos buscan no quedar afuera del engaño, la mentira y las puñaladas por la espalda y a los padecimientos inauditos que éstas significan para la inmensa mayoría de los trabajadores y la juventud chilena.

 

En el Chile de la Bachelet la clase obrera se mata de hambre y es esclavizada, como en el Chile de Piñera y ayer de Pinochet

Luego del desvío de esta nueva revolución chilena que amenazaba con ponerse de pie desde el 2006, ha quedado la clase obrera con decenas de miles trabajadores que fueron despedidos por luchar y hoy están en “listas negras”, imposibilitados de volver a entrar a una mina, fábrica o un puerto. El trabajo golondrina entonces se ha multiplicado, con trabajadores que por ejemplo eran de Mejillones y deben viajar al norte o al sur del país a trabajar, dejando a sus familias solas durante semanas y semanas.
La amplia mayoría de los trabajadores continúa produciendo como subcontratado, haciendo el mismo trabajo que un obrero de planta y ganando cinco veces menos.
La absoluta mayoría del movimiento obrero y los explotados chilenos continúa ganando el salario mínimo que fuera acordado nuevamente entre cuatro paredes el año pasado entre la burocracia de la CUT, el gobierno y la patronal que apenas llegará a $250.000 recién este año, mientras aumenta día a día la carestía de la vida, el precio de los alimentos, del transporte público, etc. El 50% de los trabajadores chilenos sólo gana en líquido el salario mínimo.
Una enorme franja de trabajadores tiene un salario constituido por el salario mínimo más bonos (de producción, de asistencia, de puntualidad) con lo que logra hacerse de un mayor salario, pero éstos bonos no se contabilizan para la liquidación de jubilación por lo que se calcula que el obrero jubilado gana el 38% del salario que percibía mientras trabajaba y la obrera jubilada gana tan sólo el 28%, todo esto gracias también a la estafa y el robo de las AFP. Esta situación arrastra a los trabajadores a seguir trabajando, desgastando sus músculos y su sangre, aun después de haberse jubilado.

Un obrero chileno además debe trabajar un mínimo de 45 hs semanales para percibir el salario mínimo por lo que las jornadas de trabajo se cargan de extensísimas horas extras para llegar a fin de mes, de préstamos que mes a mes carcomen el salario obrero.
Los ritmos de trabajo extenuantes, sumados a las pésimas condiciones de trabajo han vuelto la vida del obrero un siniestro juego de supervivencia: no hay semana en que un obrero no se accidente o muera en las minas, puertos, obras de construcción, fábricas.

Enfermarse para un trabajador en Chile, aunque tan sólo sea un resfrío es un verdadero suplicio. No sólo por la fortuna que significa costear la atención médica u optar por las eternas esperas de la salud pública, sino porque las mayorías de las licencias –en el caso de ser un “privilegiado” que posee trabajo- son pagadas luego de largos meses, sino porque muchas veces son rebotadas por la patronal en parte o en su totalidad y eso conlleva además el descuento de los innumerables bonos que constituyen una amplia parte del salario.

En cuanto al transporte la situación no es mejor, mientras las alzas al pasaje no cesan y se elevan hasta el cielo la calidad que ofrece este sistema está por el suelo.

Lejos de haber conseguido concesiones el movimiento obrero, lo único que ha obtenido de mano de este gobierno son condiciones de trabajo extenuantes, dejando en claro que no es una excepción en el Chile profundo por ejemplo lo ocurrido con Marco Cuadra, el dirigente del Transantiago que fuera llevado a la desesperación de inmolarse producto de las terribles condiciones laborales impuestas por el imperialismo, la patronal y el gobierno.

En el movimiento estudiantil miles de jóvenes tuvieron que repetir sus años de cursada. La mayoría de ellos por este motivo a su vez ha quedado imposibilitado de ingresar a la universidad, cuestión que cada vez más es una odisea en este país de la “educación primero y siempre al hijo del burgués”, a lo que se suma que los que siguen estudiando con enorme esfuerzo deben endeudarse hasta el cuello con los créditos universitarios. Por tan solo nombrar un ejemplo reciente, en el proceso de admisión 2015 a las universidades, 283.080 estudiantes postularon a las universidades, de los cuales tan solo 97.620 fueron seleccionados en el mismo y pudieron ingresar, reflejo de que la PSU no es más que un filtro de clase para volver imposible la educación a los hijos de la clase obrera. Pero esto sólo es una visión de la realidad de la juventud, porque la amplia mayoría de los estudiantes ni siquiera sueña con postular para ingresar a la universidad, sino que desde el día uno que dejan de cursar en los colegios técnico-profesionales (donde fundamentalmente estudian los hijos de la clase obrera y la burguesía forma a su mano de obra) deben realizar prácticas gratuitas (o por un sueldo muy por debajo del común que reciben trabajadores del mismo rubro) para las transnacionales y la patronal negrera para poder recibirse de la enseñanza media y después inmediatamente continuar trabajando.

Y mientras tanto, este régimen asesino y su gobierno profundizan su brutal represión contra todo aquel que salen a la lucha, como contra los campesinos pobres de origen étnico mapuche, y adiestrando una “mejorada” ley antiterrorista, que pueda ser aplicada contra todo sector que no se discipline a las mesas de negociación, a los proyectos de leyes ni a las instituciones del régimen cívico-militar. A la vez que con su justicia patronal garantizan la más absoluta impunidad para todos los asesinos de los mártires obreros y populares, como acaba de suceder con el compañero Juan Pablo Jiménez, cuestión que es la norma porque continúan libres los masacradores de los compañeros asesinados durante la dictadura pinochetista, de Matías Catrileo, Alex Lemún, Rodrigo Cisterna, Manuel Gutiérrez y tantos otros luchadores obreros y populares asesinados, mientras las cárceles se pueblan de decenas de compañeros presos por luchar y la lista de trabajadores y estudiantes formalizados y perseguidos por la justicia pinochetista aumenta día a día.

Mientras el verdadero Chile, el de los explotados y la clase obrera que produce todas las riquezas de la nación sufren estos padecimientos inauditos, por su parte las transnacionales del cobre siguen cosechando fabulosas ganancias en base al saqueo de la nación garantizado por este régimen infame pinochetista.

Chile es el mayor productor de cobre del mundo. De las 19, 8 millones de toneladas que cobre que se producen anualmente en el planeta, Chile extrae cada año 5,7 millones de toneladas del mineral (cercano a un tercio de la producción mundial), constituyendo el cobre el 52% de las exportaciones chilenas. La minera estatal CODELCO produce 1,8 millones de toneladas anuales. La Barrick Gold, la Angloamerican, la BHP Billiton entre otras son las grandes mineras transnacionales que se apoderan de la inmensa mayoría del cobre chileno. Las estadísticas indican que aproximadamente el 30% de la producción del cobre se concentra en CODELCO, mientras el 70% restante lo acaparan las empresas transnacionales.
La principal riqueza de Chile ha sido brutalmente saqueada por las grandes transnacionales mineras. Chile perdió por privatizar, por no refinar, por no industrializar solo desde 1990 hasta hoy aproximadamente más de 130.000 millones de dólares. ¿Cuántas generaciones de hijos de la clase obrera y del campesinado pobre hubieran podido estudiar gratis? ¿Cuántos centenares de escuelas y hospitales modernos y de última generación y viviendas obreras, se hubieran construido con esos recursos? ¿Y con los 4.000 millones de dólares de las ganancias de CODELCO, que le entregó la Bachelet a las FF.AA. genocidas, en su primer mandato?

Es decir que un puñado de parásitos se lleva el 70% del cobre, robándose casi 40.000 millones de dólares al año, y los genocidas de la casta de oficiales pinochetista gracias a la Ley Reservada del Cobre continúan recibiendo el 10% anual de las ganancias. Es que ellos son los encargados de velar con sus sables para que este saqueo brutal de la nación se mantenga, y que si los explotados osan cuestionarlo no dudarán en bañar en sangre nuevamente a la clase obrera como lo hicieran en el 73, si el triunfo de la revolución proletaria no lo impide.

Lo que viene a garantizar este gobierno de colaboración de clases de la “Nueva Mayoria” es la continuidad del saqueo del cobre, y encubrirlo. La Bachelet es la “socialista” de los generales pinochetistas y el imperialismo.

No nos extraña que la izquierda chilena sea amiga de los yanquis y Obama, puesto que es la misma izquierda, desde los stalinistas, pasando por los destructores del trotskismo y las "alas izquierdas" del MIR, que apoyan la restauración capitalista en Cuba entregada por los hermanos Castro. Allí, con los yanquis plantando su bandera en La Habana con la Coca Cola y la Cargill, los obreros van a quedar en peores condiciones aún que las que padecemos en Chile.


El Cordonazo
vocero del Partido Obrero Internacionalista-Cuarta Internacional (POI-CI)

Integrante de la FLTI – Colectivo por la Refundación de la IV Internacional