Declaración de los trotskistas de LOI-CI- Democracia Obrera
frente a las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias)

Con el circo electoral, los partidos políticos de los banqueros y las transnacionales cuentan los votos para ver después cómo se reparten los negocios
• A los obreros sólo les espera más represión, inflación, miseria y ataque a sus conquistas

¡Basta de maquilas y fábricas cárcel!

¡Fuera de Argentina y de todo el continente los banqueros y transnacionales de Wall Street!

Nuestro llamamiento a un voto por la independencia de clase contra los partidos patronales

La Argentina es el país donde se cobra un impuesto al salario por demás devaluado con la inflación, para mantener a los parásitos capitalistas. Pero no solamente ésto, Argentina es el país de las maquilas y de las fábricas cárceles, con más del 60% de los trabajadores que vive con miserables $3.600.

Ver también:

- NUESTRO LLAMAMIENTO A UN VOTO DE CLASE

- Hay que volver a poner de pie al partido de los obreros trotskistas internacionalistas de Mateo Fossa y la Cuarta Internacional en la Argentina

Argentina es Bangladesh. Allí se derrumban las paredes de las fábricas de las transnacionales  masacrando a las obreras textiles que ganan 2 dólares por día. En Argentina, millones de obreros trabajan como esclavos en talleres clandestinos, en negro, en la recolección de frutas y verduras… Aquí mismo en Pompeya (Buenos Aires), al igual que hace unos años en Túnez, una obrera se inmola a lo bonzo, prendiéndose fuego para ser escuchada, para cobrar su salario y no ser despedida, como sucedió en la fábrica textil ELEMENTOS.
Morimos como perros, cuando vamos a trabajar, en los trenes basura bajo control de los patrones parásitos, que encima contratan matones a sueldo para matar a luchadores como fue con Mariano Ferreira.

Inclusive tenemos que soportar inundaciones-masacres como las de La Plata donde ocultan las decenas y decenas de muertos para aliviar la responsabilidad de los políticos patronales.
Los obreros golondrinas intentan elegir delegados y los patrones asesinos con la policía los matan y hacen desaparecer, como sucedió en Choele Choel, Río Negro, con el compañero Solano. Su familia aún hoy acampa pidiendo justicia y exigiendo que aparezca con vida su hijo.
Cuando se levantan contra el trabajo precario y contra el impuesto al salario les militarizan sus pueblos, los torturan y los meten presos como a los luchadores petroleros de Las Heras.
Cuando los obreros inmigrantes ya no pueden pagar más, con el 50% de su salario, una pieza en una villa con techo de cartón y ocupan un pedazo de tierra, los masacran como en el Parque Indoamericano o Ledesma, y los fusilan en las rutas como Fuentealba en Neuquén.
Miles de jóvenes son condenados, sin futuro ni en la educación ni en el trabajo, con una política de exterminio aplicada con el paco y el gatillo fácil de la policía asesina.
Y encima de todo esto, a los trabajadores en blanco les cobran impuesto al salario. Con éste se subvenciona a las empresas capitalistas a las que se les reducen impuestos en los parques industriales de las transnacionales instaladas en el Mercosur. Se subvenciona para que se roben el dinero, a las empresas de transporte. Pero la deducción de ganancias no es el único impuesto al salario obrero, es que la mayoría del impuesto que pagamos todos los trabajadores con nuestro salario es el IVA, el 21% aplicado al consumo. 350.000 millones de pesos se recauda por año de IVA para mantener a un puñado de parásitos capitalistas y las superutilidades de los banqueros y las transnacionales.

El kirchnerismo y la oposición gorila son los representantes y gerentes de Wall Street en Argentina, de ese 1% de parásitos que, desde Nueva York saquea y hunde al mundo en la miseria, en la barbarie y en las guerras. Ellos deciden el precio del petróleo. Con la oligarquía, la Monsanto, Cargill y las grandes cerealeras definen los precios de los alimentos. Ellos necesitan de obreros esclavos en la Argentina maquila.
Con sus transnacionales armaron el MERCOSUR para evadir impuestos, para aprovechar las ventajas comparativas de cada país, para esclavizar a los obreros, para robarse el gas y el petróleo boliviano, los minerales de la Cordillera… Hicieron el TLC y se llevan todos los minerales de Perú y Chile a sus transnacionales en China. Instalaron maquilas en México para hundir el salario de los trabajadores norteamericanos; como en África y Asia, llenaron América Latina, como en Colombia con bases militares.
En Argentina, para seguir con el prontuario de latrocinio, vemos como las cerealeras como Cargill y Monsanto, los bancos y las multinacionales y la oligarquía nativa como socia menor, se quedan con el 80% de los U$S 40.000 millones de la renta agraria.
A Wall Street se van los dólares de las reservas puesto que con ellos se pagan los bonos de deuda del estado argentino. Este sigue pagando en dólares frescos los bonos con los que se quedaron los bancos en la crisis del 2001 a valor de un peso un dólar mientras se robaban, con una devaluación del 40%, los ahorros del pueblo. Así estafaron al pueblo en más de 50 mil millones de dólares, expropiándoles sus ahorros.
16 mil millones de dólares salen del país en pago de bonos de deuda, y 6.000 millones de dólares en royalties, utilidades y patentes de las transnacionales de Wall Street. A los trabajadores se los quiere contentar con una pequeña netbook para sus hijos y con limosnas, como la asignación universal por hijo, que no alcanza ni en un 30% para cubrir las necesidades de la infancia, mientras a las mujeres obreras se les niega tener guarderías gratuitas y se les paga un salario un 30% menor al de los obreros.

NO HAY SOLUCIÓN PARA LA ARGENTINA NI PARA LOS PUEBLOS OPRIMIDOS DE AMÉRICA LATINA
SI NO ECHAMOS A WALL STREET Y A SU OLIGARQUÍA FINANCIERA INTERNACIONAL.

LOS TRABAJADORES DEBEMOS ROMPER CON LOS TESTAFERROS POLÍTICOS DE LOS BANQUEROS IMPERIALISTAS,
COMO LOS POLÍTICOS DEL GOBIERNO DE LA KIRCHNER Y LA OPOSICIÓN GORILA

En EE.UU. estas bandas de Wall Street han llevado a la ruina a la clase obrera norteamericana haciéndole pagar su crisis. Los banqueros de Europa imperialista asociados a Wall Street en su robo, saqueo y bancarrota hoy están destruyendo todas las conquistas de los trabajadores en ese continente.
Ayer con Bush invadieron y destruyeron Irak y Afganistán para quedarse con el petróleo y las rutas del opio, el insumo de los grandes laboratorios de medicina. Lo de Chevron en Argentina es un negocio más de Wall Street y sus petroleras para saquear la nación.
Saquean al África martirizada y quieren transformar al mundo en una gran Foxconn, una empresa que en China fabrica los IPOD y Hewlett Packard, con 300 mil obreros esclavos en una verdadera fábrica cárcel, con alambrados, rejas y dormitorios en la planta. Eso quieren imponerle al planeta entero.

Cuando los trabajadores nos rebelamos en las minas de la Anglo-American en el África, nos masacran a tiros. Cuando peleamos por el pan, nos provocan un genocidio como en Siria y nos reprimen como en Túnez. En Argentina cuando los obreros se rebelaron, como pasó en Kraft hace unos años, Warren Buffett levantó el teléfono, desde las 8 manzanas de Wall Street y mandó a la policía y a sus lacayos del gobierno de los Kirchner a moler a palos a los trabajadores. Ellos y las petroleras han decidido escarmentar a los obreros petroleros de Las Heras por haber encabezado la lucha contra el impuesto al salario y contra el trabajo precario.

Desde Wall Street,  una oligarquía financiera mundial se ha gastado, consumido y robado lo que el trabajo humano del planeta aún ni siquiera ha producido. Y hoy, le hace pagar a la clase obrera mundial y a los pueblos que oprimen su latrocinio, parasitismo y su bancarrota.
Con una telaraña de inversiones y de control de acciones 1.300 transnacionales son el núcleo de la economía mundial y forman, desde Wall Street, donde se enlazan los bancos imperialistas de Europa y Japón, una superoligarquía financiera que controla con 150 empresas el 50% de la riqueza del planeta. El capital financiero internacional concentrado detenta el 80% de las riquezas del planeta y han dejado a 1.200 millones de habitantes viviendo con menos de U$S 2 por día. Estos parásitos mandan y se han quedado con lo central de la economía, las industrias y las finanzas de Argentina y de toda América Latina, entre otras, en todos los continentes.

La última década de esta democracia para ricos en Argentina fue un paraíso para las automotrices,
los sojeros, la Cargill, la Monsanto, la Chevron, el FMI y los parásitos de Wall Street, y un infierno
para los trabajadores y el pueblo pobre

Los socialistas revolucionarios le vamos a decir la verdad a los trabajadores: no se puede enfrentar y derrotar el ataque que hoy sufrimos en Argentina, del saqueo al salario, del trabajo esclavo, y del latrocinio de la nación desde una banca parlamentaria. Llamamos a no creer esto. No podemos dejarnos engañar más. Estamos enfrentando a un enemigo que controla la política y la economía mundial y ha reclutado a centenares de agentes pagos, de burócratas y dirigentes para defenderlo de la lucha revolucionaria de las masas.
Los trabajadores necesitamos en el terreno del enemigo, que es este parlamento (una verdadera escribanía de Wall Street), una banca valiente antiimperialista. Necesitamos parlamentarios obreros y revolucionarios que les digan a los trabajadores que semejante poder económico, político y militar que controla el planeta, que nos oprime, que explota a la clase obrera (incluso igual o peor que a nosotros en Europa y EEUU) se lo derrota, se lo frena, luchando en las calles, organizándonos, sacándonos de encima a la burocracia sindical (paga con las monedas que se caen de la explotación de la clase obrera).
A Wall Street y a sus políticos patronales los enfrentamos luchando junto a nuestros hermanos de Brasil como lucha y combate la juventud chilena, como lo hicieron los obreros de la Lonmin en África con piquetes y comités de huelga. Con insurrecciones y levantamientos por el pan y contra el hambre como en Túnez, Libia, Egipto y como resisten contra el genocidio de Wall Street las masas explotadas de Siria y las martirizadas masas palestinas, hoy masacradas y encarceladas por el estado sionista fascista de Israel… que es el brazo armado de Wall Street en Medio Oriente.
A Wall Street y a sus transnacionales se las derrota y se las enfrenta, como lo hicimos siempre: luchando y defendiendo nuestras conquistas en las calles. Así terminamos con los Menem, con los asesinos como De la Rúa y Duhalde y así luchamos contra este gobierno de cipayos travestidos que no se cansan de reprimir al pueblo y entregar la nación al imperialismo. Tan es así, que hasta se someten a los tribunales de Nueva York.

Para terminar con el impuesto al salario, el trabajo en negro y la desocupación, por un salario mínimo de $9.000 para todos, con el índice de precio del bolsillo del obrero y no del sinvergüenza de Moreno, el único camino es:
¡Hay que pelear como en Libia, Túnez, Egipto y Brasil! ¡Resistir como en Siria y luchar con los piquetes obreros como en las minas de Marikana en Sudáfrica y con el método de la huelga general como ayer en Grecia!

Hay que decir la verdad: a la cueva de bandidos de Wall Street, que son los verdaderos dueños de la Argentina se la derrota luchando con la clase obrera internacional y con la revolución socialista.
¡Hay que echarlos a todos como lo hicimos en el 2001… esta vez para que no vuelvan nunca más!

Las corrientes de izquierda en Argentina, que hoy se presentan a estas elecciones quieren ocultar esto, nos están diciendo que votando y con una banca en el parlamento se resolverán nuestros problemas, sus diputados se han cansado de presentar leyes a favor de los trabajadores y sólo pueden presentar testimonio de lo que este parlamento, la casa de los capitalistas, le entrega  a los explotados: nada. Siempre todo lo hemos conseguido con la lucha o como un subproducto de ésta.
Hay que decir la verdad: no se puede los primeros de mayo hablar de la unidad internacional de los trabajadores y cuando se tiene acceso a la televisión, esconder la “unidad internacional” bajo la alfombra, silenciar que hay un genocidio en Siria y silenciar que las masas palestinas están siendo masacradas. No se puede hablar de las masas en lucha de Brasil sin llamar a los trabajadores argentinos que debemos luchar junto y como ellos.
En Brasil hoy se enfrenta a la izquierda parlamentaria que por centenares inundó el parlamento de ese país y hoy se levantan millones de explotados manifestando que han tenido que tomar en sus manos la resolución de sus problemas, porque esa izquierda reformista del PT de Lula y todos los que lo apoyaron estos años desde las centrales sindicales, eran todos lacayos de Wall Street y los capitalistas. Hay que decirle a los trabajadores la verdad, que aún luchando millones en las calles durante 20 días lograron reducir de 3,20 a 3 reales el pasaje. Lo que demuestra que solamente luchando por todo y en durísimos combates se puede conseguir lo más mínimo. Entonces, ¿cómo se le va a hacer creer a los trabajadores argentinos que con leyes se pueden resolver sus problemas, recreando ilusiones en esta podrida democracia para ricos?
Se reivindica la lucha de las masas de Brasil, pero no se le dice a los obreros de las transnacionales automotrices y autopartistas, de la alimentación, de las cementeras, que están de uno y otro lado de las fronteras, que hay que organizarse en sindicatos comunes, en coordinadoras de lucha común, como lo hacen y se organizan los capitalistas para hacer sus negocios y centralizar su ataque contra los trabajadores en San Pablo y Buenos Aires, en Mina Gerais y en Córdoba, en Rosario y Porto Allegre.
Desde el FIT, de algunos de sus spots semi ocultos, se dice que hay que pelear como en Egipto. Algunos de los dirigentes de la izquierda lo manifiestan. Pero en Egipto se lucha y se enfrenta, como en Túnez y en Libia, a esta podrida democracia para ricos que le expropió la lucha por el pan a las heroicas revoluciones de los pueblos oprimidos del Norte de África y Medio Oriente.
El Frente de Izquierda no puede hablar de vez en cuando del  clasismo y los ‘70 y ponerle esos pomposos nombres a sus agrupaciones sindicales y no decirle a la clase obrera argentina en estas elecciones, que para derrotar a los explotadores y terminar con el impuesto al salario, ni hablar de la desocupación y el trabajo en negro, hay que pelear como en el Cordobazo. Que hay que seguir el camino de la huelga general como en el Rodrigazo. Que hay que tomarse las fábricas como en el Villazo y poner en pie coordinadoras obreras como las de los ’70, sacándose de encima a la burocracia y ganar las calles como en el 2001, con la huelga general y los piquetes.
Sólo así conseguimos algunas conquistas que aún perduran, aunque de forma totalmente degradada. Así conseguimos, no nos olvidemos, las seis horas en el Subte, mantener fábricas controladas por los trabajadores y aún los miserables planes trabajar actuales fueron un subproducto de heroicas luchas que dejaron en las calles a los mártires Aníbal Verón, Kostequi, Santillán, Teresa Rodríguez, etc.
Hoy los trabajadores estamos peor porque en la revolución que iniciamos en el 2001 no nos hicimos del poder y… “volvieron todos”: los chupasangres de los políticos patronales, sus jueces y milicos asesinos, y los burócratas sindicales. Todos ellos, cuando ganábamos las calles no podían dar la cara ante las masas sublevadas. Eso es lo que se merecen nuevamente los que llevan diez años expropiando nuestra revolución, enriqueciéndose y matando de hambre al pueblo.
Los políticos patronales sólo engañan con la trampa electoral para desorganizar a los trabajadores, para que éstos dejen de creer en sus propias fuerzas y en su lucha, para preparar futuros y superiores ataques contra sus conquistas. Mientras la televisión se llena de caras de los políticos de la izquierda argentina, en ninguno de sus spots aparecen los rostros de los obreros que están presos en Corral de Bustos o Bariloche, o sometidos a tribunales de la venganza como lo están los petroleros de Las Heras.
La izquierda lleva a los trabajadores en sus listas, pero no se dice que tenemos rehenes en las cárceles y en los juzgados de los capitalistas, que han decidido que no les temblará el pulso para encarcelar a miles de obreros que luchemos como en Las Heras, como en Tierra del Fuego, como en el Garrahan, como en Kraft, como en la Línea 60 y en centenares de combates en todo el país.

Para los socialistas el aprovechamiento de la tribuna electoral es para decirle la verdad a los trabajadores y al pueblo, no para crearle más ilusiones y engaños de los que les crean los políticos patronales. Es que como decimos los socialistas revolucionarios:
LA LIBERACIÓN DE LOS TRABAJADORES SERÁ OBRA DE LOS TRABAJADORES MISMOS.

El FIT ha abandonado esta cuestión porque opina que todo se resolverá sin lucha, sin una brutal guerra de los capitalistas y sus estados contra los trabajadores.
Porque en Argentina, colonia de Wall Street, sin grandes combates de clase no habrá lugar para comenzar a recuperar el salario, ni terminar con el impuesto al salario, ni para conseguir trabajo digno ni para impedir que los piratas imperialistas saqueen nuestra nación.
Los socialistas revolucionarios no nos creemos el verso de la revolución Bolivariana que es una verdadera impostura de revolución. En el 2003 vinieron los hermanos Castro, Chávez y Morales a decir que había que apoyar a los Kirchner. Hoy ellos entregan la Cuba socialista al imperialismo con 500.000 trabajadores despedidos, con hoteles de lujo para la burguesía mundial, y entregando a los hijos de los burócratas el derecho de herencia para hacerse de la propiedad. Los Morales y los Maduro reprimen a los obreros y atacan con inflación y devaluación a los trabajadores. En la Argentina de los Kirchner se reprime y mata obreros con jueces todopoderosos, bancados por los banqueros para encarcelar y reprimir a los obreros.

Hay que decir basta: ¡Basta de Wall Street! ¡Basta de Argentina maquila! ¡Hay que expropiar sin pago a las transnacionales y expulsar al imperialismo para poder comer y vivir dignamente!
Contra los que dicen “patria sí, colonia no” y sostienen al gobierno de los Kirchner, lacayo del imperialismo, los socialistas revolucionarios afirmamos que:
ARGENTINA SERÁ SOCIALISTA O SERÁ COLONIA

Parece mentira pero la izquierda del sistema ha renunciado a toda lucha antiimperialista consecuente porque ha dejado de lado hace rato la lucha por la revolución socialista como una tarea inmediata e impostergable de los explotados. Tan es así que ni siquiera denuncian a la base de la OTAN en Malvinas, que comandan los piratas ingleses.
Como ha planteado siempre el socialismo revolucionario, en los procesos electorales las masas se plantean, aún en el terreno del enemigo y de forma distorsionada, el problema del poder. La izquierda del sistema, sólo ha llegado a plantear que ellos están por una alternativa de izquierda para los trabajadores y por llenar muchas bancas con diputados de la izquierda para ayudar a las luchas obreras. ¿Y el poder? ¿Llaman a la clase obrera a tomar el poder, a hacer una revolución para derribar a este régimen burgués y a esta brutal dictadura del capital envuelta bajo formas parlamentarias?
La izquierda ha proscripto la lucha por la revolución obrera y socialista en las elecciones del 2013.

¡Hay que decir basta y pelear junto a los indignados que en Estados Unidos cercan Wall Street al grito de “hay que expropiar al 1% de los parásitos que saquea el planeta”, pelear junto a los que en Madrid gritan “nuestros sueños no caben en vuestras urnas”! Hay que volver a levantar el grito de lucha de nuestra revolución del 2001: ¡QUE SE VAYAN TODOS Y NO QUEDE NI UNO SOLO!
Para terminar con el impuesto al salario, el trabajo en negro y la desocupación, por un salario mínimo de $9.000 para todos, con el índice de precios del bolsillo del obrero y no del sinverguenza de Moreno, el único camino es:
¡Hay que pelear como en Libia, Túnez, Egipto y Brasil! ¡Resistir como en Siria y luchar con los piquetes obreros como en las minas de Marikana en Sudáfrica y con el método de la huelga general como ayer en Grecia!

Detrás de la cortina de humo de la campaña electoral, las pandillas capitalistas se disputan sus negocios.
¡Basta de democracia para ricos! ¡Abajo la archi-reaccionaria Constitución de 1853 –1994!

Las corrientes de la izquierda Argentina como el FIT y el MAS que coinciden en su programa, han decidido seguir tras los pasos de la izquierda brasilera, de asimilarse al régimen de los opresores y hacerle creer a los trabajadores que sus demandas serán conseguidas con leyes en el parlamento de los verdugos. En cada lucha no han dudado ni dudan en llevar los conflictos al callejón sin salida de las conciliaciones obligatorias de los Ministerios de Trabajo, que no es más que un directorio de recursos humanos de todos los patrones contra los trabajadores.
Ellos han despertado ilusiones no solamente en que con la banca de diputados de izquierda en los parlamentos “se come, se cura y se educa” como decía Alfonsín en los ’80, sino que le han dicho a los trabajadores que puede haber jueces que hacen fallos progresivos, democráticos e históricos a favor de los trabajadores, cuando éstos defienden siempre la propiedad privada de los capitalistas y sólo hacen alguna concesión cuando les sirve a los capitalistas para defenderse del ataque de los oprimidos.
El juicio y castigo a todos los genocidas y milicos asesinos ha desaparecido del programa del FIT, su único enemigo y represor en vida parecería ser el genocida Milani. El Papa argentino Bergoglio parecería ser que los ha bendecido y la expropiación de los bienes de la Iglesia, la separación de ésta del estado y la denuncia de Bergoglio como colaborador de la dictadura militar, no figura en ninguno de los spots centrales comunes del FIT.
El CEPRODH (como lo ha escrito en el folleto de presentación de su plenario en Córdoba) ha llegado a plantear la brutalidad, defendiendo a la suprema corte de justicia, de que la política del gobierno anti obrero de la Kirchner  de llamar a votar a los miembros del consejo de la magistratura que eligen los pliegos de los jueces “es un ataque bonapartista”. Esto es un delirio constitucionalista cuando la suprema corte es la  institución más bonapartista del estado burgués que está por encima de todas las instituciones del estado y es la garantía, junto a los milicos, cuando fallan todos los fusibles de la democracia para ricos. Otro sector de la izquierda mira con simpatía a los políticos kirchneristas que se cuidan muy bien de respetar a una casta vitalicia de jueces y sólo discute, tal cual lo hace la oposición gorila, con cuántos jueces cuenta cada uno para repartirse los negocios de la Argentina.
No hay institución de esta democracia para ricos y de la archi-reaccionaria Constitución del ’53 donde los dirigentes de esta izquierda no se hayan rendido.
Los trotskistas de Democracia Obrera afirmamos:
¡Basta de democracia para ricos! ¡Abajo la archi-reaccionaria Constitución del ’53 –’94!
¡Disolución de la casta de jueces, los verdaderos jefes de la policía y los servicios de inteligencia, que sólo están para dar órdenes de represión y masacre contra los trabajadores y el pueblo pobre!
¡Disolución de la casta de oficiales genocidas de las Fuerzas Armadas!
¡Disolución de la maldita policía asesina, la gendarmería y todas las fuerzas represivas del estado! ¡Por comités de vigilancia obreros y populares: los únicos que podemos garantizar nuestra seguridad somos los trabajadores! ¡Juicio y castigo a todos los milicos genocidas y a todos los patrones asesinos de ayer y de hoy! ¡Tribunales obreros y populares!
¡Fuera el Ministerio de Trabajo y sus conciliaciones obligatorias! ¡Fuera la ley de Asociaciones Profesionales con las que el estado reglamenta la vida de los trabajadores y los sindicatos!
Centenares de miles de luchadores y aguerridos jóvenes combativos de Argentina van al FIT en momentos en que éste ha dado un enorme salto hacia la derecha.
El FIT ha decidido maquillar y vestir de seda a esta podrida democracia para ricos. Decir que la clase obrera puede triunfar sin una lucha revolucionaria, sin preparar y organizar una huelga general derrotando a los traidores de la burocracia sindical, es llamar a los trabajadores a entregarse atados de pies y manos a los capitalistas que utilizan esta democracia para ricos para envolver la más feroz dictadura del capital, encubriendo el brutal saqueo de Wall Street.