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3-2-2012


A un año del derrocamiento revolucionario de la autocracia de Ben Alí 
Túnez: a pesar de los desvíos parlamentarios y trampas, la revolución resiste e intenta mantenerse de pie en la unidad de los obreros ocupados y desocupados


La crisis de la economía mundial ha golpeado muy duramente a Túnez, país que hace un año se transformó en la chispa que incendió el levantamiento revolucionario en todo el Norte de África y Medio Oriente. 
Los diarios anuncian que “la economía y la política hablan de estancamiento y de incógnitas, algo que para los posibilistas es normal en un contexto revolucionario y post-revolucionario pero que, de perdurar e incluso agravarse, no invita al optimismo” (…) “Con una economía muy dependiente del sector exterior, tanto en términos de exportaciones como de emigración y de actividad turística, Túnez ha perdido más de un 30% de turistas con respecto a 2010 estancándose en 4,5 millones de viajeros en 2011, y ello es duro para un país en el que el turismo ha venido representando el 7% del PIB. La contracción del comercio exterior también ha afectado a la economía tunecina pues sus principales clientes y abastecedores pasan dificultades, tanto los europeos - Francia, Italia, Alemania y España - como, en el Magreb, Libia. De este último han regresado además, en el contexto de la guerra civil y de las incertidumbres posteriores, muchos tunecinos que allí se ganaban la vida desde antiguo. En un año las reservas de divisas han caído un 20% y, volviendo a las huelgas, es ilustrativo que la emblemática "Fosfatos de Gafsa" lleve paralizada un año” (…) “Las huelgas son cada vez más frecuentes y el incremento de los precios imparable, lo que provoca una cada vez mayor “agitación social”.

Justamente esta “problemática” comenzó a tratarse la semana pasada en las cesiones de la “Asamblea Constituyente” fraudulenta (donde el partido Enahda ganó las elecciones con el 41% de los votos, un dato estimativo que no puede confirmarse ya que el ejército aun –¡cuatro meses después!- mantiene bajo custodia las urnas, ¿qué estarán escociendo?).
El punto que más les preocupa al gobierno de Marsuki y al presidente de la “Asamblea Constituyente” fraudulenta, Yafaar, como al conjunto de los “diputados electos”, es como “resolver” el problema de la desocupación y la terrible crisis economía en la que está sumergido el país. “Resolver” en el sentido de ver como aplastan la revolución y derrotan físicamente a los cientos de miles de trabajadores desocupados, que en unión con los trabajadores ocupados siguen tomando fábricas, cortando rutas y paralizando la producción en vastas regiones del país.
 

Más allá del desvío parlamentario que le impusieron a la revolución, y como lo anuncia la prensa y los analistas burgueses, en toda la zona industrial del Túnez profundo, es decir el interior, el corazón caliente de la revolución, aún se mantienen en una lucha unificada los obreros ocupados y desocupados, sosteniendo una férrea alianza al interior del movimiento obrero que es un claro ejemplo de unidad que debe ser tomado en sus manos por el proletariado mundial. 
El proletariado, bajo la amenaza de su propia desintegración, no puede permitir la transformación de un sector creciente de obreros en desempleados crónicos, en indigentes viviendo de los desechos de una sociedad que se desmorona. El derecho al empleo es el único derecho serio dejado a los obreros en una sociedad basada en la explotación. Hoy este derecho les está siendo recortado a cada paso. Es el momento de levantar contra el desempleo, tanto “estructural” como “coyuntural”, junto con la consigna de trabajos públicos, la de escala móvil de horas de trabajo. Los sindicatos y otras organizaciones de masas deben vincular a los que trabajan y a los desempleados con lazos solidarios de responsabilidad reciproca. Sobre esta base, todo el trabajo disponible se dividiría entre todos los obreros de acuerdo con la forma en que se determine la duración de la semana laboral. El salario medio del obrero sigue siendo el mismo que con la vieja semana laboral. Los salarios, con un mínimo estrictamente garantizado, seguirá el movimiento de los precios. No se puede aceptar ningún otro programa para el catastrófico periodo actual” (…) “La cuestión está en preservar al proletariado del deterioro, la desmoralización y la ruina. Se trata de una cuestión de vida o muerte para la única clase creadora y progresiva, y, por ello, garantizadora del futuro de la humanidad” (“Programa de Transición”). Estas palabras que hoy son de suma importancia para el futuro de la revolución tunecina, fueron escritas en el año 1938 por los militantes revolucionarios trotskistas que fundaban la IV Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista, para luchar por que la clase obrera tome el poder. 
Por el contrario, la izquierda reformista, el Foro Social Mundial, los partidos socialimperialistas de Europa y los renegados del trotskismo de todo el mundo fueron a Túnez a plantear que la salida era una asamblea constituyente. Ahí la tienen. Al igual que Ben Ali, ésta no da ni el pan, ni la independencia nacional, ni la tierra.
¿Qué dice este rejunte de reformistas, amigos y aliados del gran capital? ¿Que hay que disolverla, y poner en pie organismos de la clase obrera y las masas en lucha para tomarse el poder? Jamás. Ellos llamaron a la Asamblea Constituyente para expropiar la revolución y disolver los organismos de autodeterminación y democracia directa que las masas pusieron en pie para la lucha revolucionaria.  
La burocracia de la UGTT, sostenida por los traidores del stalinismo y los renegados del trotskismo, sigue reconociendo a esa asamblea constituyente amañada y fraudulenta, contra los trabajadores y el pueblo. ¡Hay que romper con la burguesía, su asamblea constituyente y su gobierno asesino y hambreador, lacayo del imperialismo, continuador de la autocracia de Ben Ali! ¡Ese es el único camino para continuar la lucha por la revolución socialista y por el pan en Túnez y todo el Norte de África y Medio Oriente!
Es claro que el gobierno no tiene ningún interés en dar trabajo a sus esclavos. No hay un solo peso destinado a la inversión en la producción. La plata prometida por las grandes potencias imperialistas –hoy con sus estados financieramente arruinados-, como así también por la ONU y la Unión Europea, fue pura demagogia barata y un engaño para meter a las masas en la trampa electoral. Engaño para el cual se prestaron los partidos de la izquierda tunecina, como el PCOT, sostenidos por el NPA de Francia y demás grupos “anticapitalistas”, quienes se dedicaron a recorrer en plena campaña electoral los barrios proletarios para “propagandizar” la mentira de las “mieles” de la “democracia burguesa”; en momentos que el 85% de los tunecinos les daba la espalda a las elecciones constituyentes (se llevaron a cabo en octubre del 2011).
Volvemos a repetir no hay un solo “dinar” destinado a la producción. La industria alimenticia tunecina se encuentra en rojo, ya que gran parte de su producción era destinada a la exportación a Libia, país donde justamente el CNT y la OTAN chantajean a las milicias y las masas revolucionarias con el alimento en medio de un mar de hambruna y miseria. En ese sentido, nunca más justa la definición marxista de que estamos ante eslabones de una misma cadena de revoluciones que triunfará como una sola y única revolución en todo el Norte de África y Medio Oriente.

 

En la división mundial de trabajo Túnez se encuentra como una plaza turística a orillas del Mediterráneo. Las costas tunecinas por historia y por ubicación geográfica gozan de una belleza inmaculada, que es la panacea de toda la burguesía. El capital es cobarde y va solo a donde da ganancias. El Ministro de Turismo, Fakhfakh, junto con Alain Juppé, ministro francés de Asuntos Exteriores, ya están “acordando” rápidas inversiones en el turismo que le permitan conseguir inmediatas ganancias, tanto a los piratas imperialistas como a la burguesía tunecina, ya sea laica o islámica. ¿“Y lo demás”? “¡Que se hunda!”, responden.

Pero el imperialismo y sus agentes saben que la indomable clase obrera tunecina no va a dar marcha atrás. Por eso, ni bien asumido el gobierno de Marsuki, extendió el Estado de emergencia  hasta el 30 de marzo. El ejército está desplegado en el 70% del territorio del país, donde gozan de plenos poderes para reprimir cualquier movilización y protesta de los explotados.

El ejército, en un pacto con la burguesía islámica y el conjunto de la burguesía tunecina (todos favorecidos por 24 años de dictadura del derrocado Ben Alí y su RDC), es el que hoy custodia todos los edificios y bancos importantes. Como así también escoltan toda la producción y las grandes cosechas de trigo, dátiles y aceitunas para que las hambrientas masas (con un 30% de desocupados) no vayan a buscar su alimento donde éste se encuentra.
Sin embargo, Los reportes del ejército dando cuenta de decenas de luchas, paros, ocupaciones y piquetes, alarman a la burguesía. Es que a pesar de que el ejército reemplace a la derrotada y humillada policía de Túnez, los explotados resisten. En ciudades emblemáticas siguen volviendo loca a la burguesía y la patronal. En Sidi Buzid (centro del país) se encuentra bloqueado todo el transporte de fosfato. En Gabes (sureste de la capital) están paralizadas decenas de fábricas, incluida la poderosa fábrica del Grupo Químico Tunecino. En Gafsa (cuenca minera) está paralizada hace un año la producción.
El Túnez profundo continúa de pie. El Túnez obrero y del pueblo pobre es el que tiene que triunfar uniendo sus destino a las masas de Libia, Egipto y Siria. Todos estos países por múltiples de lazos económicos se encuentran totalmente imbricados. El imperialismo y las burguesías cipayas utilizan esta estratificación para sus negocios y beneficios, los explotados y la clase obrera debe utilizarlas para soldar sus filas y avanzar por las tareas inconclusas y pendientes que tiene la revolución.
En la industria alimenticia  tunecina, esta la solución para resolver el hambre de los explotados de Túnez y Libia. En el armamento de las masas Libias y sus milicias están las fuerzas para en Túnez partir al ejército, aplastar a la casta de oficiales y derrotar al gobierno pro imperialista de Marsuki y Yafaar. 
La clase obrera europea debe redoblar su combate. Debe pelear como las masas del Norte de África y Medio Oriente si quiere frenar el ataque de los Sarkozy, los Rajoy, la Merkel y demás piratas imperialistas. Llevando la revolución al interior de la Europa imperialista será un camino seguro para la victoria de la revolución en el Norte de África y Medio Oriente.
Días atrás, la siderúrgica más importante que había en Libia -que estaba cerrada- fue reabierta por los milicianos y los trabajadores, quienes la tienen bajo su control en Misarrata. Para hacerla funcionar son necesarios ingenieros. Éstos están en Túnez, donde se inmolaban porque ni siquiera les dejaban vender verduras en un puesto en el mercado central de ese país.
En la alta cultura de los trabajadores tunecinos, en el combate aguerrido de sus obreros, en las ofensivas y choques de la revolución en Egipto, están las fuerzas y los obreros para poner a funcionar a Libia, sus industrias petroleras, de alimentación y siderúrgica, bajo control de sus trabajadores y sus milicias.
¡Se acabó la época de las revoluciones nacionales! ¡En el Norte de África es una sola revolución obrera y socialista la que debe triunfar!
La clase obrera europea debe impedir que sus direcciones socialimperialistas sigan yendo al Norte de África y Medio Oriente a tirare agua al fuego de la revolución. ¡Hay que poner en pie comités obreros y de todas las organizaciones de lucha de la clase obrera europea y norteamericana para garantizar que lleguen armas, alimentos para los trabajadores de Siria, Túnez, Egipto, Libia, Yemen y las martirizadas masas palestinas! ¡Hay que paralizar el envío de armas y suministros a los ejércitos de ocupación asesinos de las burguesías nativas, a cuenta de las potencias imperialistas!

El primero de mayo, la clase obrera de Oakland está llamando a un paro general en EEUU. La clase obrera europea, y su avanzada los trabajadores de Grecia, Italia, España, y los obreros de Rusia que están saliendo al combate, deben transformarlo en su propia demanda y su propia lucha. ¡Para que la clase obrera en las potencias imperialistas y en el mundo colonial y semicolonial viva, el imperialismo debe morir!
¡Fuera las asambleas constituyentes de la OTAN, Obama, Sarkozy y demás carniceros imperialistas!

En Túnez, ¡POR UN CONGRESO NACIONAL DE DELEGADOS DE LOS COMITÉS DE FÁBRICA, LOS COMITÉS DE DESOCUPADOS, LOS COMITÉS DE SOLDADOS RASOS Y LOS SINDICATOS ARRANCADOS DE LAS MANOS DE LA BUROCRACIA!
 

Las masas en Túnez confraternizan con los soldados rasos

¡Abajo la burocracia de la UGTT! ¡Fuera las direcciones colaboracionistas de las organizaciones de las masas en lucha!
¡Por una dirección revolucionaria de la UGTT para coordinar con los comités de fábrica y los comités de desocupados! ¡Una sola lucha con sus hermanos de Libia, Egipto, Yemen, Siria y todo Medio Oriente!
Para conquistar el pan, el trabajo y la independencia nacional: ¡Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero todas las fábricas, bancos y propiedades del imperialismo y la burguesía cipaya! ¡Hay que aplastar a la casta de oficiales, hacerse del poder y expropiar al imperialismo y a la burguesía cipaya! ¡Hay que preparar una insurrección triunfante para imponer un gobierno revolucionario de la clase obrera y de las masas en lucha, basado en los organismos de autodeterminación, democracia directa y armamento de los explotados!
¡Hay que pelear como en Libia y unir a todos los explotados de la región! 
¡Por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel! 
¡Por una sola y única revolución a ambos lados del Mediterráneo! 
¡Por una Federación de Repúblicas Obreras y Socialistas del Norte de África y Medio Oriente!

Julián Juárez del CEI de la FLTI




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