23/1/2015

Yemen
La revolución da un paso de gigante: las masas toman el palacio presidencial

¡Todo el poder a los Shoras (consejos) de obreros y campesinos pobres!
¡Por un gobierno obrero y campesino!

Corresponsal desde Medio Oriente
24/9/2014

Las masas de Yemen protagonizan combates revolucionarios por el pan y sus demandas

¡LA LLAMA DE LA REVOLUCIÓN
SIGUE VIVA!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN!

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Asistimos hoy en Yemen a una nueva embestida de la revolución del Magreb y Medio Oriente, iniciada en 2011. Por ese entonces las masas de Yemen también se habían puesto de pie, como un eslabón de una única revolución, junto a los explotados de Túnez, Argelia, Libia, Siria, Bahrein, Egipto y toda la región, derrocando al presidente de aquel momento Ali Abdallah Salah y derrotando los aumentos de los precios de combustible, alimentos y otros productos básicos que éste quería imponer.
La respuesta, durante el mismo año, fue una brutal masacre a las masas, incluido el bombardeo con drones norteamericanos a las masas insurrectas justificado tras el viejo pretexto de “lucha contra el terrorismo de Al Qaeda”, organización armada, entrenada y financiada por la CIA, que no fue parte, en ningún momento, de las barricadas de las masas insurrectas.
Sobre la base de esta masacre, todos los partidos burgueses locales de Yemen se reunieron, llevaron a cabo una salida “ordenada” de Salah e impusieron un régimen de la “transición”, expropiando provisoriamente la revolución que se había iniciado, nombrando a Abd er-Raba Mansur al-Hadi como presidente. Este gobierno, desde que asumió oficialmente en el 2012 hasta el 2014 se encargó de continuar la represión sangrienta a la vanguardia revolucionaria que seguía en las calles (que contó también con la ayuda de los drones norteamericanos), mientras cada vez más las burguesías regionales de Yemen se asentaban en sus zonas.

Para mediados de 2014, tras el genocidio en Siria, el retroceso de la revolución en toda la región, especialmente en Yemen, la burguesía local creyó a las masas ya derrotadas y contenidas. Así fue que el gobierno de Hadi comenzó a intentar pasar el ataque que no pudo Salah, y mandó un aumento del 90% del precio de los combustibles que llevó a un encarecimiento de los alimentos y productos básicos, aumentando enormemente la carestía de la vida.

Yemen es un país donde la gente vive con menos de dos dólares al día, donde más de la mitad de la población vive debajo de la línea de la pobreza y aproximadamente un cuarto de la misma tiene problemas de salud por la mala o inexistente alimentación. En estas condiciones, un aumento de estas características hace la vida (ya difícil) literalmente imposible.

Fue entonces que un sector burgués del norte, los llamados “Houthis” (que son chiitas), que venían en disputa por una mayor porción de los negocios, comenzaron a denunciar al gobierno de “corrupto” y el “causante de la insoportable situación de las masas”. Siempre habían posado de opositores tanto al gobierno de Salah como de Hadi, y usaron esa ubicación para intentar utilizar a las masas en su disputa de una porción más grande la torta. Levantaron entonces la demanda de dar marcha atrás con los aumentos de precios y prometieron que si había un gobierno que los incluya a ellos, se conseguiría el tan ansiado pan.

 

Una nueva insurrección de masas conquista la unidad obrero y campesina. Las masas insurreccionadas se arman y toman todos los edificios públicos y comisarias de la capital Sanaa

Bajo esta situación, las masas tomaron la demanda de abajo los enormes aumentos de precios y por el pan, y protagonizaron enormes movilizaciones. Miles y miles en las calles del norte de Yemen, una zona de campesinos pobres y pastores de ganado ovino en su mayoría de religión musulmana chiita, avanzaron hacia la capital (Sanaa), uniéndose con los obreros de la capital, en su mayoría de religión musulmana sunnita, soldando la alianza de obreros y campesinos pobres. Demostraron así que el problema de todo Medio Oriente no son cuestiones religiosas sino que tienen que ver con un problema de clases. Así, entraron a Sanaa a fines de septiembre de 2014.
Los que allí entraron no eran ni un sector burgués Houthi chiita con sus partidarios, ni masas chiitas de la tribu Houthi con sus respectivos “jefes”. Son las masas explotadas hambreadas de Yemen, del norte, de la capital e inclusive también del sur, “chiitas” y “sunnitas”. Si hubieran sido nada más que los Houthis chiitas con algunos seguidores, entonces ¿cómo hizo esta fracción burguesa, que es minoritaria en Yemen, un país donde poco más de la mitad de la población es sunnita, para poder derrotar a las otras fracciones burguesas y llegar a tomar la capital, cuando su peso y su influencia eran casi inexistentes? Es que no son burgueses chiitas los que tomaron Sanaa, son los obreros y campesinos pobres, los oprimidos yemeníes.
Ellos al igual que sus hermanos de clase de libia en febrero del 2011, ganaron las calles, pusieron en pie sus barricadas, chocaron contra la policía que vino a desalojarlos y la derrotaron. Partieron al ejército, con los soldados rasos pasándose del lado de las masas y con los oficiales huyendo como ratas ante el avance de las masas que irrumpían en sus casas y en los cuarteles.
Los explotados se armaron, tomaron la capital y pusieron en pie en ella “shoras”, es decir, consejos, integrados por obreros y campesinos pobres que controlaban calles, edificios públicos, cuarteles del ejército, comisarías y ministerios. Los shoras son un mecanismo de organización en donde se debate y se votan las mejores propuestas para seguir adelante, y en Yemen, estos shoras están armados. Son verdaderos organismos de doble poder de las masas explotadas.

 

La burguesía houthi, montándose sobre la insurrección de masas intenta nuevamente expropiar la revolución aceptando un nuevo intento de gobierno de “unidad nacional” con Hadi
Mientras… Al Qa-CIA ataca los edificios públicos tomados por las masas

Detrás de las masas llegó corriendo la burguesía Houthi a jugar el rol de intentar contener el levantamiento y a la vez negociar una mayor inclusión en los negocios (mediante ocupar puestos en el estado). Inmediatamente intentaron montarse por encima y figurar como los dirigentes del proceso. Se reunieron con el presidente Hadi y firmaron un pacto de “gobierno de unidad nacional” bajo el manto de la ONU, que lo presentaron ante las masas como “la solución a la corrupción” puesto que ellos pasarían a formar parte del gobierno y desde allí podrían cumplir las demandas.
Las masas no aceptaron promesas vacías ni acataron la disciplina de los Houthis. Desde entonces, las masas insurrectas han intentado avanzar en el control del país, a pesar y en contra de un enorme esfuerzo de las diferentes burguesías y los enviados de la ONU que intentan día a día sacarlas de las calles, desarmarlas y disolver sus organismos.
Sobre esto, los explotados también han tenido que soportar los incesantes ataques del brazo de Al Qaeda en Yemen, quien constantemente ha enviado autos explosivos, atentados con bombas y asaltos a los shoras para atacar a las masas y, usando la bandera de la “guerra santa”, intenta dividir la unidad que las masas conquistaron, para hacer enfrentar a “sunnitas” contra “chiitas”.
Inclusive, la burguesía sunnita del sur de Yemen comenzó a levantar banderas de la separación, planteando volver a hacer un estado “Yemen del sur” (como era antes de 1991). Fue así que puso en pie sus bandas paramilitares de mercenarios, las cuales fueron derrotadas por las masas armadas.

La burguesía de conjunto de Yemen continuaba con sus intentos de disolver y desarmar los organismos que las masas pusieron en pie y sacarlas de la capital Sanaa. Dieron concesiones, como el retroceso en las medidas que llevaron a los aumentos de precios. Intentaron poner nuevos primeros ministros (manteniendo al presidente), un nuevo gabinete (incluyendo a la burguesía Houthi), y una nueva constitución. Pero las masas rechazaron todas estas trampas y engaños que sólo buscaban disolver el doble poder de las masas y devolverle el control a Hadi.

La burguesía Houthi y la ONU insistían una y otra vez en imponer un gobierno conjunto de Hadi, la burguesía sunnita del sur y los Houthis, y desalojar la capital. Pero los explotados respondieron avanzando más aún. Sucedió entonces que desde el lunes 19/1 cercaron las casas del primer ministro y del presidente, para luego marchar a tomarse el palacio presidencial, derrotando los pocos guardias que aún quedaban bajo control del gobierno.
Ante esto, la burguesía Houthi declaró que no querían un “golpe de estado” ni “derrocar al presidente”, sino más participación para ellos en el gobierno. La ONU declaró a Hadi como el presidente legítimo, e instó a ambas partes a resolver la situación. Hadi aceptó el acuerdo de hacer un gobierno conjunto, y a partir del mismo, los Houthis llamaron a las masas a abandonar el palacio presidencial y se retiraran de las calles para dar lugar a este “nuevo gobierno”.
Pero es al día de hoy que las masas se resisten a dejar lo que conquistaron y no se retiran de sus puestos ni desorganizan sus Shoras. Han identificado que la demanda de pan sólo se consigue si su lucha y sus organismos siguen en pie. La burguesía intenta trampas para que las masas no se hagan del poder y poder perpetuarse en el gobierno, para seguir hambreando a las masas y sumiéndolas en la extrema miseria.

Contra la burguesía y la ONU, hay que resolver la crisis revolucionaria abierta a favor de los explotados:

¡Todo el poder a los Shoras (consejos) de obreros y campesinos pobres armados!
¡Ni Houthis, ni Hadi, ni políticos representantes de la burguesía sunita y su gobierno pro imperialista de “unidad nacional”!
¡Por la alianza obrera y campesina! ¡Paso a las masas insurrectas!
Para salir de la miseria: ¡Hay que romper con el imperialismo!
¡Fuera la ONU!
¡Por la expropiación sin pago y bajo control obrero de la propiedad de los capitalistas, los grandes tenedores de tierra y los banqueros!
¡Abajo los partidos burgueses que intentan dividir a las masas, contener y estrangular su lucha!

Yemen es hoy un bastión de la revolución del Magreb y Medio Oriente, junto a la resistencia palestina. Allí las masas se han atalonado y marcan el camino para todos los explotados de la región. En Yemen hoy vemos que la revolución en toda la región aún resiste.
Es por ello que el imperialismo y sus laderos de izquierda propician hoy, como ayer lo hicieran con las insurreccionadas masas de libia, tantas calumnias contra las masas yemenies, diciendo que son “atrasadas”, “bárbaras”, “terroristas”, “religiosas chiitas que quieren desestabilizar a los sunnitas”. Inclusive dicen que el levantamiento no es tal, que se trata de una “disputa inter-étnica” o “inter-tribus”, donde llegan a decir el levantamiento actual está coordinado por Salah para volver a gobernar.
Esta situación recuerda a Francia en 1936, cuando comienza la revolución. En ese momento Trotsky escribía: “Según una leyenda histórica, a la pregunta de Luis XVI ‘¿pero esto es una revuelta?’, uno de sus cortesanos respondió ‘no, sire, es una revolución’. Actualmente a la pregunta de la burguesía ‘¿es una revuelta?’ sus cortesanos responden ‘no, no son más que huelgas gremiales’”. Y hoy, los cortesanos del imperialismo dicen “son golpes de estados chiitas”, “una contrarrevolución de Salah”, o “disputas entre chiitas y sunnitas, comandados por atrás por intereses de Irán contra Arabia Saudita”.
Nada de eso. Es la revolución de los oprimidos. Son las masas explotadas del país árabe más pobre luchando por el pan. La burguesía Houthi sólo quiso negociar una mayor participación en los puestos del gobierno y del estado, y desalojar a los explotados. En Yemen existen organismos de doble poder de las masas armadas y son un ejemplo para toda la clase obrera de la región y mundial.
Tanto cerco de silencio en el mundo sobre los acontecimientos de Yemen –especialmente por parte de las organizaciones del Foro Social Mundial- y tanta calumnia sobre las masas yemeníes y su lucha por parte de las direcciones del proletariado de la región y en todo el planeta intentan dividir y aislar estos combates.
Luego de los atentados hechos a la medida de Francia utilizando a la revista Charlie Hebdo, esta potencia imperialista ha acusado a “Al Qaeda en Yemen”, es decir, utiliza hoy el mismo pretexto que ayer usaron los yanquis cuando bombardearon a los explotados yemeníes sublevados.

Esta nueva ofensiva de masas revolucionaria en Yemen viene en socorro de la heroica resistencia de las  masas que en Siria enfrenta dos frentes, el de la masacre de Al Assad y los tiros por la espalda del ESL y el ISIS. La insurrección de masas obrera y campesina de Yemen, pese a las traiciones, engaños y masacres, es un indicio de que la heroica revolución iniciada en 2011 aún no ha escrito sus últimos capítulos de revolución y contrarrevolución.
En Yemen hoy se escriben capítulos decisivos de la lucha del proletariado mundial ¡La lucha de Yemen no puede ser aislada del proletariado de la región ni mundial!
Como ayer por Palestina, ¡hay que ganar las calles del mundo en apoyo a las masas de Yemen!
¡Hay que retomar el camino de la revolución del Magreb y Medio Oriente de 2011 y la unidad internacional del proletariado que amenazó con abrir la revolución en EEUU y Europa! Hoy se pone de pie la clase obrera negra de EEUU, en el corazón de la bestia imperialista. Grecia y los mineros del Donbass (Ucrania) están de pie. ¡Ellos son los mejores aliados de las masas del Magreb y Medio Oriente!
¡Viva la unidad internacional de la clase obrera!

Abu Muad
Abu Muhajer