Artículo del Organizador Obrero Internacional Nueva Época N°1 Parte 1

 

Frente a un nuevo asesinato de un dirigente de la izquierda tunecina, las masas embisten con jornadas revolucionarias de lucha, huelgas generales políticas y combates callejeros contra la policía y las bandas fascistas enviadas por el Enahda (partido en el gobierno)

¡En las ciudades de Gafsa, Sidi Bouzid, Kairouan y Monastir: los explotados echan a las gobernaciones regionales y ponen a su frente “Consejos Populares”!

El jueves 25 de julio asesinaron de 11 balazos a Mohamed Brahmi  (diputado por Sidi Bouzid, ciudad cuna de la revolución), un político de tendencia panarabista-nasserista, muy reconocido entre las masas populares de la nación, que era con su fuerza política uno de los integrantes del llamado “Frente Popular” el cual agrupa a la izquierda tunecina como el Partido Obrero (ex PCOT) y la Liga de la Izquierda Obrera entre otras.

Los responsables de este asesinato son el gobierno del Enahda, los servicios de inteligencia, las bandas salafistas y la “Liga de Protección de la Revolución” (LPR), quienes de conjunto no se han cansado de reprimir y actuar contra las luchas obreras y las protestas de los explotados.

El fusilamiento de Brahmi es el segundo asesinato contra un dirigente que es referente y querido entre las filas de los trabajadores y los explotados. En febrero, estas mismas bandas fascistas, ya habían matado de 4 tiros a Belaid (otro dirigente del Frente Popular); donde la respuesta de las masas fue una contundente y fenomenal huelga política de masas que hizo renunciar al primer ministro de ese entonces, Jebali, y puso con la cola entre las patas al conjunto de la burguesía.
No obstante, si las masas no pudieron avanzar por ese camino de lucha política y de intento de aplastamiento de las bandas fascistas surgidas de las filas de los salafistas y de los grupos de choques del gobierno, fue por el carácter colaboracionista de la dirección de la UGTT (que actúa como el verdadero organismo de poder tras las sombras que mantiene el dominio de la burguesía sobre los explotados), que lejos de romper con la burguesía y de llamar a que los trabajadores conquisten su independencia política, poniendo en pie sus organismos de autodeterminación, armamento y democracia directa, llamó a todas las fuerzas políticas de la burguesía y de la clase obrera a un “dialogo nacional” para garantizar la paz y la defensa de la democracia. Hoy los resultados de esta política están a la vista. 6 meses después del asesinato de Belaid y del encarcelamiento de cientos jóvenes revolucionarios, cae en las calles del Túnez revolucionario el dirigente populista Brahmi.

Estos asesinatos contra dirigentes de la vanguardia combativa corresponden a un plan de escarmiento y terror sobre las masas, para que éstas acepten y se subordinen a la “democracia”, con la cual la burguesía y el imperialismo expropiaron la lucha revolucionaria que el 14 de enero de 2011derrocó la autocracia de Ben Alí y puso en pie a las masas revolucionarias de Libia, Egipto, Siria y de todo el Magreb.

Sin embargo, justamente este accionar contrarrevolucionaria puede llevarse a cabo, producto de esa misma política conciliadora (frentepopulista) de las direcciones de las organizaciones obreras –como la UGTT- y de las organizaciones de las masas en lucha que viene garantizando que la burguesía mantenga su poder y su propiedad privada. 
Esto es así, ya que más se esclaviza a las masas a los desvíos parlamentarios, a los fraudes de las “Asambleas Nacionales” (fraudes que los ahora opositores avalaron y defendieron, presentando sus candidatos a elecciones y teniendo diputados en el parlamento); más se adormece a los explotados con frases dulzonas y engaños, más se les quita confianza en sus propias fuerzas y se los arrodilla frente a las “nuevas” instituciones burguesas (surgidas durante la revolución para perpetrar el aborto de la misma): más la burguesía va preparando a su agente fascista propinándole golpes selectivos a la vanguardia para garantizar su domesticación y su posterior sometimiento al régimen expropiador de la revolución.

Mientras con discursos y políticas conciliadores y colaboracionistas, se buscaba sacar a las masas de escena, el gobierno del Enahda (partido también de la Hermandad Musulmana de Egipto), aprovechó su tiempo en el poder para ir blindado el régimen; por eso no es casualidad, que horas previas al asesinato de Brahmi, haya extendido el estado de sitio policial por 6 meses más. Pues en Túnez hay movilizaciones, paros, huelgas, piquetes, ocupaciones de fábricas y establecimientos, cortes de rutas, enfrentamiento con la policía, todos los días.

Es que la situación de las masas no ha mejorado nada. “La primavera árabe”, como en Egipto, Siria, Libia y toda la región, es un infierno. La desocupación se multiplica y la inflación ya es de un 200% desde la caída de Ben Alí. No hay trabajo, y la reactivación de la industria del turismo –en manos de las transnacionales y las cadenas hoteleras de los piratas imperialistas- es tan solo una limosna que se guarda en los bolsillos la burguesía de la costa.
Además se ha descubierto que Túnez puede llegar a tener gas y petróleo superior al que contienen Libia y Argelia juntas. Es por eso que han ingresado al país más de 20 petroleras y compañías de perforación imperialistas. Los pozos de exploración se encuentran alejados de las grandes ciudades en el medio del desierto. La mayoría de los 40.000 hombres del pequeño ejército tunecino se hallan escoltando estos yacimientos. Todo se intenta mantener en un manto de secreto. Francia se relame y quiere volver a recuperar terreno perdido en lo que fuera su colonia. La Total (empresa petrolera francesa) está de fiesta, mientras los yanquis también le disputan este botín, tan atesorado y ocultado por decenas de años.

El país está lleno de riquezas, solo que van para las manos de los buitres imperialistas y de las burguesías cipayas. El pueblo no aguanta más esta situación. No luchó durante más de dos años para seguir sobreviviendo en este calvario. No derrocó a Ben Alí y a otros dos gobiernos “transicionales” para morir de hambre y seguir soportando al régimen policial del antiguo RCD hoy encarnado por los políticos y funcionarios del Enahda. El pueblo y su vanguardia proletaria comienza a darse cuenta que hay “oro negro” bajo sus pies, y no acepta seguir condenado a la miseria y la desocupación crónica. Las clases medias están cada vez más pauperizadas y de a poco van rompiendo con esa afición “democrática” que tenían al comienzo de la revolución.

¿Pero ante esta delicada situación, qué hicieron los que se hacen llamar “revolucionarios”? El PO (ex PCOT) de Hammami y sus amigos del NPA francés de Besancenot, con su “Frente Popular” -y con la venia de la burocracia de la UGTT-, le han propuesto nada más ni nada menos que al ¡Nida Túnez (partido de los políticos del ex RCD, la fuerza de Ben Alí)! hacer un “Frente” que defienda la democracia burguesa; claro que no con el método de la revolución proletaria. Así es que propusieronun "programa de emergencia" a todas las “fuerzas políticas y asociativas democráticas” que plantea luchar “contra la violencia y el terrorismo” y “una constitución democrática” y “fecha para elecciones libres”.

¿Qué más decir? Sobran las palabras. Con su política, el NPA no hace otra cosa que terminar defendiendo las inversiones de 500 millones de euros que el presidente de Francia, Hollande, dijo que va a realizar próximamente en Túnez (el PTS de Argentina, que se encuentra dentro del NPA con su Tendencia Claire se ha llamado a silencio al respecto).

Mientras tanto, el Enahda buscaba frenar la rebeldía del pueblo tunecino con más represión y asesinatos. Mandando no solo a la policía, sino principalmente a las bandas salafista (de las cual siempre intenta “despegarse” en declaraciones a la prensa, pero que arma y pertrecha por atrás con sus servicios de inteligencia) y a su fuerza de choque contrarrevolucionaria de la LPR.

Pero no tuvo en cuenta que frente al asesinato de Brahmi, las masas iban a arremeter con todo. Éstas le impusieron una huelga general a la burocracia de la UGTT (que tuvo que llamarla para no caer). Las manifestaciones de miles y miles ganaban las calles en todo el país al grito de “el pueblo quiere la caída del régimen y el gobierno” y “disolución de la Constituyente”. Se quemaban los locales del partido gobernante, se enfrentaba a la policía y se incendiaba las comisarías. Nuevos mártires de la revolución han caído en batalla.
Esta vez las masas avanzaron más que en sus acciones de febrero. En Gafsa, Sidi Bouzid, Kairouan y Monastir, las gobernaciones caían en manos de las masas, que ponían a su frente a “Consejos Populares”, estableciendo un embrionario doble poder territorial.

Ante esta nueva jornada revolucionaria de masas, todas las fuerzas políticas se vieron obligadas a llamar a “desconocer la Constituyente”, pero lo hacen para llamar a nuevas elecciones y mantener aunque sea con un delgado hilo la gobernabilidad de la burguesía. Para ello, Abassi, de la burocracia de la UGTT, y Hammami, dirigente del PO (ex PCOT), desde el funeral de Brahmi han llamado a los trabajadores, al pueblo y a todas las “fuerzas democráticas” a constituir un “gobierno de salvación nacional”, incluyendo hasta al mismo Enahda.
El único gobierno "de salvación nacional" para las masas es el gobierno de los trabajadores, el pueblo y los soldados rasos. Este es el único gobierno capaz de romper con el imperialismo para conquistar la independencia nacional, e incluso garantizar una Asamblea Constituyente realmente libre y soberana.
Las masas para alcanzar este objetivo deben romper con la política colaboracionista de las direcciones que tiene a su frente.

Para que no hayan más muertes hay que aplastar a las bandas salafistas, a la LPR, a la casta de oficiales del ejército y disolver a la sangrienta policía. ¡Por comités de fábrica, de desocupados y de soldados rasos para unir a todos los explotados contra el gobierno y los asesinos del pueblo! ¡Milicias obreras y populares!

Ya mismo hay que llamar a poner en pie un CONGRESO NACIONAL DE BASE de la UGTT y de todos los organismos de las masas en lucha, incluyendo los “Consejos populares” sin representantes de la burguesía. Allí hay que expulsar a la burocracia colaboracionista.

¡Hay que imponer la ruptura de las organizaciones obreras y de las masas con la burguesía, para preparar la lucha por su derrocamiento revolucionario y la toma del poder por parte de los explotados! ¡Abajo el gobierno y la Asamblea Nacional fraudulenta, de los piratas imperialistas y los continuadores del régimen de Ben Alí!

Para conseguir el pan, el trabajo y la libertad nacional: la clase obrera debe expropiar a los expropiadores y tomar el poder en sus manos. ¡Por un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones obreras y de las masas en lucha, basado en los organismos de autodeterminación, democracia directa y armamento de los explotados!

Corresponsal