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El programa del trotskismo para independizar a las organizaciones obreras del Partido Laborista sirviente de la Corona imperialista

Ante los agudos acontecimientos que hoy sacuden a Inglaterra y toda Europa, el legado teórico y programático de los fundadores de la IV Internacional mantiene su completa vigencia.

Cuando la clase obrera inglesa funda desde las Trade Union el Partido Laborista en la década del ’20, el marxismo revolucionario defendió el derecho del proletariado a tener su partido, ya que se trataba de defender el principio elemental de la democracia obrera en contra de la ideología burguesa y sus partidos patronales.
Pero esto no significaba de ninguna manera apoyar a la dirección de ese partido, sostenida por la burocracia de la TUC, que había demostrado ser tan pro-imperialista como la de cualquier partido patronal. Así lo planteaba Trotsky desde la “Oposición de Izquierda” de la III Internacional –en ese entonces ya bajo el mando de la camarilla stalinista:

“No hay salida ninguna (para el proletariado) del lado de los paliativos y de las medias medidas. La gangrena del capitalismo inglés arrastra inevitablemente consigo la impotencia de las Trade Union. Sólo la revolución puede salvar a la clase obrera inglesa, y con ella a sus organizaciones. Para tomar el poder el proletariado ha de tener a su cabeza un partido revolucionario. Para conseguir que las Trade Union puedan cumplir su papel ulterior, se necesita librarlas de los funcionarios conservadores, cretinos supersticiosos que esperan no se sabe qué milagros “pacíficos”, y pura y simplemente, en fin, de los agentes del gran capital, renegados como Thomas. Un partido obrero, reformista y liberal no servirá más que para extenuar a las Trade Unions, paralizando la actividad de las masas. El partido obrero revolucionario, apoyado en las Trade Union, será el poderoso instrumento de su saneamiento y de su vigoroso desarrollo.” (¿Adonde va Inglaterra?, 1926)

Los renegados del trotskismo, no dejando piedra sobre piedra de estas lecciones revolucionarias, en nombre de “defender el derecho del proletariado a tener un partido obrero”, no hicieron más que someterse a la dirección social-imperialista del Partido Laborista.
Los usurpadores del trotskismo lejos de pelear por echar a esa dirección agente del capital financiero inglés y la Corona británica y terminar con su influencia en las organizaciones obreras, durante años, se dedicaron a hacerle “entrismo” o se ubicaron a la izquierda del Partido Laborista, para de esta manera contener todo proceso de la clase obrera que tienda a romper con esa dirección antiobrera.

Hoy es de vida o muerte para el proletariado y la juventud inglesa comprender estas lecciones ya que sólo podrá avanzar en su combate si logra sacarse de encima al Partido Laborista y la burocracia de la TUC, tal como plantea el programa del trotskismo. ¡Fuera las manos del Partido Laborista de la TUC y las organizaciones obreras! ¡Abajo la burocracia de la TUC! 
Para este combate, la clase obrera necesita de una dirección revolucionaria que pueda marcarle las condiciones para que su combate triunfe, un partido que como diría Trotsky en su obra ¿Adonde va Inglaterra?: “...obre con el aplomo revolucionario que Cromwell inculcaba a la joven burguesía inglesa. Ya conocemos el lenguaje que Cromwell empleaba con sus soldados puritanos: ‘No quiero engañaros con ayuda de las expresiones equivocas empleadas en mis instrucciones, en las que se habla de combatir por el rey y por el parlamento. Si llegar a ocurrir que el rey se encontrara en las filas del enemigo, yo descargaría contra él mi pistola, como contra cualquiera, y si vuestra conciencia os impide hacer otro tanto, os aconsejo que no os alistéis bajo mis órdenes’.”