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Editorial

En la actual situación mundial se han profundizado todas las contradicciones del período histórico abierto en el 2007 con el crac del capital financiero internacional. La quiebra del sistema capitalista imperialista brota a cada paso por todos los poros.

La dinámica de la crisis de la economía capitalista, de este sistema moribundo, podríamos decir para graficar, ha tomado la forma de una línea en pendiente hacia abajo con forma de serrucho, con pequeños “respiros” y recurrentes crisis. Los “respiros” son por el parasitismo del capital financiero que intenta recrear ganancias en la especulación, luego de que estos chupasangres, que viven del saqueo y la expoliación del mundo semicolonial y de la esclavitud de la clase obrera mundial, se han gastado más de 90 billones de dólares en beneficios que el trabajo humano no ha producido aún. Pero cada uno de estos “ciclos de expansión” parasitarios termina por hundir más la economía mundial, empujando a superiores ataques contra los explotados y agudizando las disputas interimperialistas. Si la revolución proletaria internacional no lo resuelve, la burguesía lo hará con el fascismo y la guerra

CHINA: ¡Viva las revueltas de la clase obrera
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Corresponsal desde la primera línea de combate en Misarrata (Libia) “...si la derecha llegase a tomar el control, junto a las tropas de la OTAN, cuando termine esta batalla, sería el comienzo de otra..."
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Corresponsal desde la revolución en Túnez y Libia "Si la revolución libia fracasa, nosotros sufriremos más que los libios. Cuando uno pregunta ¿por qué? ellos responden porque Túnez fue la chispa"
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Los enormes combates revolucionarios en el Norte de África, Medio Oriente y los que comienzan a desarrollarse en Gracia y España, se asientan en las condiciones objetivamente revolucionarias abiertas por la bancarrota imperialista. 
El imperialismo concentra sus fuerzas para derrotar la revolución con golpes contrarrevolucionarios, frente popular, desvíos parlamentarios y sincroniza el accionar de las direcciones traidoras del proletariado para impedir el triunfo de los explotados. La burguesía logra por el momento desviar Egipto, intenta contener Túnez, cerca las milicias obreras y populares en Libia, ataca en Siria, pero estalla la “Republica de los Indignados” en España y Grecia le marca el camino de lucha a todo el proletariado Europeo. La revolución no se define en un solo acto. Fascismo y comunismo se verán las caras.
Los explotados han dado muestras de sobra de su enorme predisposición al combate como respuesta a LA crisis imperialista. Pero sus direcciones -las burocracias, aristocracias obreras y los partidos reformistas de todo pelaje- conspiran para sostener la ciudadela del poder. La refundación de la IV Internacional de 1938 para derrotar a las direcciones traidoras de la clase obrera y llevar al triunfo los combates revolucionarios de masas, es una tarea de vida o muerte.

Los estados imperialistas en quiebra, al borde del default… y las transnacionales amasan fortunas

En medio del marasmo de la economía mundial, los monopolios y transnacionales imperialistas continúan acumulando enormes superganancias, en primer lugar como resultado de un terrible ataque contra los explotados del mundo. En segundo lugar, gracias a la ruina y el endeudamiento de todos los estados imperialistas, que están en una abierta quiebra luego de haber destinado todas sus reservas para salvar a los superbancos, utilizando la vieja receta de “nacionalizar las pérdidas y privatizar las ganancias”.

Hoy EE.UU. cuenta con una deuda de 15 billones de dólares, que equivale al 98 % de su PBI. Así el imperialismo yanqui ha quedado al límite de la deuda que puede tener el estado según su Constitución. Ante esto los piratas yanquis vienen devaluando su moneda –y con ello también devaluando su deuda-, favoreciendo sus exportaciones y tirándole toda su crisis al mundo en forma de inflación con millones de dólares en billetes y bonos del tesoro no respaldados en producción real. 
Con esta medida a su vez, EE.UU. garantiza un mayor saqueo del mundo semicolonial. Una parte de la inmensa masa de capitales que no encuentran un lugar en la producción para reproducirse, EE.UU. la otorga como préstamos a las “semicolonias prósperas” como Brasil y la India, profundizando así su endeudamiento.
Como si esto fuera poco, Estados Unidos absorbe los dólares contantes y sonantes de China a cambio de bonos del tesoro norteamericano para cubrir su déficit fiscal y comercial. El capital financiero ha transformado al ex estado obrero en una verdadera maquila de mano de obra barata a la que saquean brutalmente, apoyado en las masacres del ejército contrarrevolucionario de Hu Jintao y los nuevos empresarios “rojos” del PC. 
La charlatanería barata de las direcciones sirvientes de Obama que afirman que “China es imperialista”, no resiste los hechos. A la brutal esclavitud obrera en China, EE.UU con sus bonos del tesoro sin valor, le ha sumado una brutal inflación que hambrea a las masas y que exacerba el camino al crac del “milagro chino”. Pero la clase obrera comienza a entrar en escena con grandiosas revueltas que concentran todas las contradicciones de la situación mundial, creando las condiciones para la tercera revolución china, antes que las potencias imperialistas desangren la nación, inclusive terminando con su partición si es necesario.

Así es que todo punto de devaluación de EE.UU. y toda refinanciación de su deuda significan la ruina de todo país que tenga bonos del tesoro norteamericano, es decir de una gran parte del planeta. De esta forma es cómo Estados Unidos hace pesar su status de potencia dominante.

De esta manera es cómo hoy el capital financiero de Wall Street realiza fabulosas superganancias, luego de saquear al estado norteamericano. Primero se pusieron en los bolsillos 700 mil millones de dólares con el rescate de los bancos. A su vez utilizaron 1 billón de dólares de la reserva federal emitiendo dólares como crédito barato para reactivar el consumo, al mismo tiempo que el estado pagaba todos los gastos armamentísticos de sus aventuras militares. Mientras, hundieron a las masas norteamericanas en la peor de las crisis, con el quite de conquistas, una terrible carestía de la vida, una histórica desocupación, con el recorte de los presupuestos para “ayudas sociales” y una brutal persecución contra los obreros inmigrantes que incluye deportaciones, cárcel, represión y masacres a manos de los Sheriffs fascistas.

El imperialismo yanqui le tiró toda su crisis al mundo para que la paguen las masas y sus competidores imperialistas. Esto creó una enorme tensión sobre la Europa imperialista con el acuerdo de Maastricht en franca desintegración. La crisis dejó al desnudo la ficción de una moneda común de la mayoría de los países de Europa, que en realidad era sostenida por EE.UU. Los bancos yanquis eran los que le prestaban de forma secreta miles de millones de dólares a las potencias imperialistas menores de Europa para que puedan mantenerse en la “zona euro”. El crac de Wall Street hizo imposible mantener esos préstamos, a lo que se sumó la quiebra de los estados europeos que eran sacudidos a su vez por fuertes movilizaciones de masas. 
El caso más agudo es el estado griego, cuya deuda equivale a un 150% de su PBI. Esto también sucede con Inglaterra, Italia, Portugal, España, todos estados quebrados por el capital financiero. Alemania y Francia sobreviven sobre la base de la ruina y la decadencia de la Europa imperialista, y sobre el sometimiento y saqueo de todo el Este europeo hasta las estepas rusas, donde el FMI también ha metido sus garras endeudando y quebrando esos estados.

Grecia: el eslabón más débil de la cadena de dominio imperialista en Europa
Se profundiza el crac y las disputas interimperialistas

La crisis desatada en 2007 deja en manifiesto que sobran potencias imperialistas. En la disputa por las zonas de influencia y los mercados, habrá potencias vencedoras y potencias vencidas. 
Van a vivir los imperialismos que más derroten a su clase obrera y logren hundir a sus competidores imperialistas para quedarse con nuevos mercados, es decir el saqueo de las colonias y semicolonias para que éstas paguen la crisis y bancarrota capitalista.
Esto es lo que está en juego ante el crac de Grecia que ha devenido en el eslabón más débil de la cadena de dominio imperialista ¿Quién paga la crisis?.
Semanas atrás, esta disputa se cobraba la cabeza de Strauus-Kahn, titular del FMI y pre-candidato a presidente de Francia por el Partido Socialista, quien fue encarcelado acusado de violador. Días antes de su arresto, Strauss Kahn estaba a punto de cerrar con Alemania un plan de default ordenado de Grecia, para evitar que su economía estalle arrastrando con ella a Portugal, Irlanda y otros países. Sin embargo también el mismo Kahn negociaba secretamente una fórmula para reciclar la millonaria deuda de EE.UU. con fondos secretos del FMI (lo que significaba que el FMI reconozca como “aporte” la deuda norteamericana).
El acuerdo del FMI con Alemania perjudicaba a Estados Unidos, quien no podía cobrar la deuda que el estado griego mantiene con ellos. EE.UU. no podía permitirlo y respondió deteniendo a la autoridad máxima del FMI por una causa que le cabe a cualquier capitalista: todos ellos son explotadores, violadores, estafadores, asesinos.
De esta manera EE.UU. rompió este plan y obligó de hecho a Alemania y al conjunto de la Unión Europea a imponer un nuevo ajuste de la economía griega empujando a un nuevo ataque contra las masas. 
Hoy la situación de la economía griega se ha agudizado. La deuda del estado se ha tornado insostenible y ya no hay crédito ni salvataje que impida el inevitable default. Parece ser que el resto de las potencias imperialistas le han soltado la mano para que se hunda. 
Ante esto el primer ministro Papandreu, expresando la desesperación del conjunto de la burguesía, ha ofrecido su dimisión, mientras que con una nueva huelga general el 15 de junio, las masas nuevamente empiezan a responder al ataque para que la crisis la paguen los capitalistas. 
Los estados mayores del capital financiero de las distintas potencias imperialistas barajan posibles alternativas para la economía griega. Una es que Grecia salga de los acuerdos de Maastrich y que devalúe su moneda y por lo tanto hunda el salario del conjunto de la clase obrera; otra es ir a un default controlado pero dentro de los acuerdos de Maastrich y el euro con un brutal plan de privatizaciones que se profundizara con miles de despidos; y otro es que la burguesía con ataques fascistas y contrarrevolucionarios aplaste a las masas y esta sería la garantía para nuevos empréstitos del FMI. Cualquiera de estas alternativas sería el infierno para la clase obrera y el hundimiento y colonización de Grecia. Revolución y contrarrevolución ya se ven la cara; la burguesía alista sus bandas fascistas y prepara a la casta de oficiales de los Coroneles asesinos, pero también la clase obrera presenta batalla peleando como en el Magreb y Medio Oriente. Este es el carácter de los actuales combates de clase.

Así de “fuerte” está el régimen capitalista imperialista: todos contra todos, se meten presos, se disputan los mercados, no pueden impedir nuevas irrupciones de masas. Y frente a esta debacle, cuando es el momento de aplastar a los capitalistas, las direcciones de la clase obrera quieren poner a los explotados a la defensiva, a los pies de los regimenes burgueses y sus instituciones. ¡Basta! ¡Es el momento de golpear al imperialismo generalizando el combate del Magreb a toda Europa! ¡Es el momento de responder a la bancarrota imperialista con la revolución socialista! ¡Hay que expropiar a los expropiadores!

El parasitismo del capital financiero exacerba el crac, la revolución y la contrarrevolución

En medio de esta situación y ante la debacle del sistema capitalista mundial, el parasitismo se exacerba a grados extremos. Por momentos, parecería ser que las enormes ganancias de las transnacionales imperialistas hacen de “locomotora” de la economía mundial o que los pequeños nichos de “crecimiento”, que son tendencias contrarrestantes a la crisis como China o India, pueden ofrecer alguna perspectiva al capitalismo agonizante. Es un verdadero espejismo. La tendencia a la caída de la tasa de ganancia hace que el capital cobarde no vaya a invertir al proceso productivo, sino a la especulación parasitaria. 
EE.UU., en el momento de su más grave crisis de recesión, desempleo y deuda, desarrolla nuevas ramas de producción tecnológicas, que en realidad generan nuevas burbujas y sobreprecios. Ahí esta el ejemplo de Facebook que dicen vale 7.500 millones de dólares, cuando sólo cuenta con una oficina, una computadora y un par de programas. ¡Una verdadera farsa!
Con la crisis de 2007 estallaba primero la burbuja inmobiliaria norteamericana y millones de obreros se quedaban sin casa. Ese estallido produjo el derrumbe de todas las bolsas del mundo; Europa se hundió porque todos sus bancos estaban comprometidos en Wall Street. 
El capital financiero no terminaba de licuar sus pérdidas con la plata que recibía de los estados imperialistas, que huía a refugiarse en las comoddities. Hicieron subir artificialmente sus precios acopiando soja, trigo y maíz, y así provocaron una terrible carestía de la vida y hambruna para los explotados del planeta. ¡Cada ciclo parasitario está basado en un puñado que se llenan los bolsillos sobre la base de destrucción de fuerzas productivas, de puestos de trabajo, de hambre y miseria para las masas!
La crisis mundial a cada momento hace estallar las burbujas especulativas, anunciando que el sistema capitalista no logra reconstituir la tasa de ganancia. El parasitismo actual del capital financiero está alertando que la lucha por los mercados no hará más que agudizarse. Es que éstos se achican y se contraen cada vez más. Esto empuja a una mayor disputa interimperialista por el reparto del mundo y por ver qué potencia imperialista se cae del planeta y también paga la crisis.

En el momento actual se preanuncia que sin nuevas guerras el capital financiero no podrá reconstituir su tasa de ganancia. Por ello, ante el estallido de cada burbuja, mayores inversiones van a la industria de guerra. Esta será la rama de producción más importante que se desarrollará, si el proletariado no lo impide con el triunfo de la revolución socialista.

Contra el ataque de los piratas imperialistas, hay que preparar una contraofensiva revolucionaria de masas a nivel mundial

Desde enero hasta nuestros días, en apenas casi 5 meses, se sucedieron mini-cracks recurrentes y procesos de revoluciones en cadena como el abierto en el Norte de África y Medio Oriente. Con su heroísmo y abnegación, los explotados demuestran que ya han comprendido que para comer hay que derrotar a los gobiernos y regímenes contrarrevolucionarios.

Chispa en Túnez, comienza el incendio en Europa

Hoy la cadena revolucionaria del Norte de África y Medio Oriente comienza a penetrar en las calles de la Europa imperialista. El proletariado griego se ha puesto de nuevo de pie como vanguardia de la clase obrera del continente. El 15/6 las masas vienen de protagonizar una nueva Huelga General, con 20.000 explotados en las calles, centralizando a los “indignados” con la clase obrera, combatiendo con sus barricadas contra la policía asesina, paralizando la producción y rodeando el Parlamento de los explotadores. 
Luego que las direcciones traidoras le arrebataron a la clase obrera de Grecia su combate de más de 8 huelgas generales que entre 2009 y 2010 protagonizaron los explotados para derrotar el ataque de los capitalistas, ¡hoy las masas griegas, conquistando la unidad de los que luchan en las calles, empiezan a pelear como en el Magreb y Medio Oriente al grito de “Revolución Europea”!

En España el ejemplo de la Plaza de El Cairo es imitado por millones de explotados que ocupan las principales plazas al grito de “nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo”. La carnera burocracia sindical de la UGT y las CC.OO conspira contra los “Indignados” impidiendo que estalle la Huelga general que es la tarea inmediata para enfrentar el ataque de Zapatero y ponerle el pie en el pecho a la monarquía asesina del Rey Juan Carlos y la dinastía de los Borbones imperialistas. Para que la “República de los Indignados” triunfe: ¡hay que seguir el camino de la clase obrera griega! ¡Por comités de fábrica en toda España que voten delegados que se coordinen con las plazas de los “Indignados” para imponer la unidad de las filas obreras y la Huelga General contra Zapatero, la monarquía y las transnacionales!

Así la clase obrera europea, empujada por el combate de los explotados al otro lado del Mediterráneo, y con Grecia y España como su vanguardia, está a las puertas de iniciar una ofensiva revolucionaria. El telón de fondo que empuja a esta situación es la fenomenal crisis del capitalismo en Europa. Hay que responder al ataque de los capitalistas en un solo combate de la clase obrera de todo el continente: ¡Huelga General revolucionaria ya en todo Europa para derrotar a los gobiernos y regímenes imperialistas!

La tarea central del imperialismo y las burguesías nativas es impedir que el combate de la clase obrera y las masas del Magreb y Medio Oriente penetre en la Europa imperialista, como ya comienza a suceder con la “República de los Indignados” de España y la Huelga General griega.
Por eso en el momento actual estamos presenciando la respuesta del imperialismo y sus agentes (las direcciones traidoras) ante la ofensiva de masas en el Norte de África, Medio Oriente y Europa.

Su objetivo contrarrevolucionario es dislocar los distintos eslabones de esta única cadena de combates revolucionarios. Muestra de ello son los golpes contrarrevolucionarios sangrientos contra las masas, como en Siria, Yemen, Bahréin o Marruecos. También lo es la política de frente popular de sometimiento de las masas revolucionarias a nuevos gobiernos pseudo-democráticos proimperialistas como en Túnez y Egipto, que intentan desorganizar a las masas y supeditarlas a la burguesía. Por esa vía el imperialismo busca ganar tiempo para reconstituir los regímenes y estados que quedaron descalabrados y en crisis por la lucha revolucionaria de las masas, como en Túnez y Egipto.

Libia: un combate decisivo del proletariado mundial

Estas políticas de contrarrevolución, frente popular e intervención imperialista directa, se han concentrado en Libia. El objetivo es contener, desgastar y expropiar el ímpetu revolucionario de una cadena de insurrecciones locales que amenazaba con triunfar en Trípoli, con terminar de descalabrar al estado y desarmar al ejército en la ciudadela del poder, poniendo a la clase obrera y los explotados a las puertas de la toma del poder.

Hoy la situación en Libia ha entrado en un impasse. Para romperlo a su favor, los explotados deben unir su combate con el de Medio Oriente, el Norte de África y, fundamentalmente con Europa, para que la llama de Misarrata incendie todo el Mediterráneo.
Por su parte, el imperialismo busca romper este impasse y avanzar en derrotar la revolución, utilizando a todos sus agentes: al “fascista” Khadafy y al “democrático” Consejo Nacional de Transición.
El “trabajo sucio” de intentar aplastar a las masas se lo asignaron al chacal Khadafy. Sin embargo, si los “generales democráticos” del CNT asumen el poder en Libia su primera tarea será desarmar a las masas y masacrar a quien se oponga. Su rol y el de la OTAN es hacer que las masas se rindan y no ataquen la propiedad de las trasnacionales. Mientras, las direcciones reformistas de las masas en la región y fundamentalmente de Europa, intentan cercar a las milicias obreras y populares que combaten sin cuartel.
El imperialismo ha definido dos planes para derrotar la revolución en Libia y redoblar su dominio y saqueo sobre la nación. Uno es establecer un gobierno y régimen de protectorado, con la burguesía khadafysta y del CNT bajo las órdenes directas de los generales de la OTAN, tal cual hicieron en Irak. El otro plan es la partición de Libia, para repartirla entre las pandillas imperialistas. Si la revolución es derrotada, cualquiera sea el plan que se imponga, en Libia no vendrá más democracia, sino dobles y triples cadenas de sometimiento al imperialismo.

Para triunfar, las masas deben poner en pie un gobierno provisional revolucionario en toda Libia de trabajadores, comités de soldados y las milicias revolucionarias, que expropie a la burguesía y al imperialismo en cada región que controle. Este es el único camino para que vuelvan a irrumpir los explotados de Trípoli que están bajo la bota de Khadafy, para unificar nuevamente el combate de las masas de toda Libia. Un gobierno así es el que puede derrotar las tropas del chacal Khadafy, enfrentar a la OTAN y desconocer al CNT burgués, rompiendo todos sus acuerdos con el imperialismo. ¡Fuera los oficiales khadafystas de las milicias y los comités de soldados! Los combatientes deben elegir a sus jefes en el campo de batalla y renovarlos por votación directa. Los comités de consumidores, de soldados y de vigilancia de Bengasi deben coordinarse y centralizar las requisas de toda la industria alimenticia y metalúrgica para ponerla al servicio de la guerra civil.

Para esta tarea, los únicos aliados de las masas insurrectas libias son los obreros del Norte de África, Medio Oriente, Europa y todo el mundo. ¡Hay que generalizar el combate de las milicias obreras y populares de Misarrata a toda la región y que cruce el Mediterráneo a Europa! ¡Brigadas obreras internacionales de todas las organizaciones obreras de Europa, de Túnez y Egipto para combatir en Misarrata y todo Libia!

Siria: ofensiva de masas, resquebrajamiento del ejército y sangriento ataque contrarrevolucionario

En Siria vemos heroicas acciones revolucionarias de masas contra el régimen asesino de Al Assad, verdadero bastión del imperialismo en la región sosteniendo al gobierno pro imperialista de Siniora en el Líbano, que contiene a las masas palestinas para que no destruyan al estado sionista fascista de Israel. 
Con su lucha, los explotados sirios empujaron a miles de soldados (a los obreros y las clases medias arruinadas del campo y la ciudad bajo armas), a desconocer las órdenes de sus oficiales contrarrevolucionarios que los llamaban a reprimir a las masas. Así sucedió el 7/6, cuando los oficiales ordenaron reprimir los funerales de los mártires asesinados por el gobierno, y los soldados se negaron, ajusticiaron a 120 policías y se unieron a las filas de los explotados.
Con miles de muertos en las calles, las masas comienzan a resquebrajar al ejército contrarrevolucionario. ¡Abajo el régimen genocida de Al Assad, sostenido por Obama y todas las potencias imperialistas! 
Este nuevo jalón revolucionario de las masas sirias es una bofetada en la cara de todos los “bolivarianos”, estalinistas y renegados del trotskismo que hablan de “revoluciones democráticas”, que “la burguesía democrática arma a las masas”, de que “no hay condiciones para la revolución socialista”, de que “las masas carecen de conciencia”. Las masas revolucionarias de la región demuestran que su heroísmo y perspicacia son mil veces más poderosos que la estrategia y el programa reformistas de las direcciones del Foro Social Mundial.

Estos procesos revolucionarios en el Magreb y Medio Oriente han puesto nuevamente de pie a las masas palestinas, quienes desde los campos de refugiados entran al combate contra el estado de Israel, principal dispositivo contrarrevolucionario del imperialismo en la región. De esta manera enfrentan el pacto de Hamas y Al Fatah que reconoce la existencia de Israel bajo el plan imperialista de los “Dos Estados”.

Los burócratas traidores y los partidos reformistas conspiran para impedir que el combate de Misarrata triunfe en Madrid, Atenas, Londres, Roma y Moscú como revolución socialista. Sin embargo, las condiciones para una contraofensiva generalizada de masas ya están aquí. Para sincronizarla y pelear por su triunfo derrotando a las direcciones traidoras, hay que conquistar una Conferencia Internacional de las Organizaciones Obreras Revolucionarias y el Trotskismo principista.

“La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria”
Hay que derrotar a las burocracias sindicales y partidos reformistas que sostienen al imperialismo agonizante

El principal escollo que hoy tienen las masas son las direcciones reformistas que tienen a su frente. Todas las burocracias sindicales, las aristocracias obreras y las corrientes estalinistas y de los renegados del trotskismo son una verdadera “Santa Alianza” para sostener al capitalismo en crisis. 
Estas direcciones traidoras del Foro Social Mundial y la V Internacional se concentran en separar los combates del proletariado país por país y en destruir los organismos de autoorganización, democracia directa y armamento que las masas ponen en pie, como en el Magreb y Medio Oriente. Así quieren impedir que surjan los soviets de obreros y campesinos, y de las clases medias y sectores populares arruinados. Y cuando éstos surgen, buscan someterlos a la burguesía con una política de colaboración de clases, para, con frases dulzonas y cantos de sirena, echar agua al fuego de la revolución. De esta forma le dan tiempo a la burguesía de preparar sus bandas fascistas y golpes bonapartistas para aplastar las revoluciones que están en curso. 
Esta pérfida política de colaboración de clases es centralizada a nivel mundial, como hicieron recientemente en el Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos realizado en Atenas que reunió a toda la burocracia de las centrales europeas, agente de su propia burguesía imperialista, con el objetivo de cercar el combate de los explotados españoles y su “República de los Indignados”. Al mismo tiempo, como meses atrás lo hiciera el Foro Social Mundial en Dakar, los así llamados “Partidos Anticapitalistas”, junto a corrientes estalinistas de Medio Oriente, vienen de reunirse en Marsella (Francia) para impedir un golpe sincronizado del proletariado del Norte de África y Medio Oriente con sus hermanos de clase de todo Europa.
¡Ellos son los responsables de desincronizar a las heroicas masas libias y a su milicia en Misarrata y Bengasi, del heroico proletariado de Túnez y Egipto y de la clase obrera de Europa que hoy se pone de pie! ¡Fuera las manos del reformismo del combate revolucionario de las masas!

Allí están, por ejemplo, las corrientes “anticapitalistas” como el NPA francés y el SWP Inglés que, junto a sus satélites o variantes a nivel mundial de renegados del trotskismo, cuando estallan revoluciones proletarias que descalabran los regímenes capitalistas dicen que “se trata de la lucha por la democracia” o de “una nueva primavera de los pueblos”.
Son los mismos que sostienen a Maastricht planteándole a las masas que hay que “luchar por una Europa social”, mientras cínicamente se dedican desde sus cómodos sillones a criticar los “límites” del combate de los explotados como en España… cuando ellos son enemigos de enfrentar a los gobiernos y regímenes para derrotar el ataque de los capitalistas como demostraron en los combates de la clase obrera griega. Hoy en España se niegan a pelear en contra de la monarquía asesina, la máxima representante del capital financiero español. ¿Anticapitalistas?, no. ¡Enfermeros del capitalismo agonizante!

Estas son las mismas direcciones que en el continente americano sometieron a la clase obrera norteamericana a Obama. Apoyan y sostienen a los gobiernos “bolivarianos” que garantizan el saqueo de las transnacionales imperialistas y atacan sin piedad a la clase obrera. En Perú, por ejemplo, la LIT llamó a votar por Humala “contra Fujimori”, como ayer hicieron con Evo Morales los renegados del trotskismo como el Partido Obrero de Argentina. Son sirvientes de la estafa de la “Revolución Bolivariana” de Chávez y Castro, que hoy sostienen al chacal Khadafy y se aprestan a restaurar el capitalismo en Cuba. 
Pero en Latinoamérica también están a 180° de las acciones de las masas, que pujan por volver a entrar en maniobras de revolución contra estos gobiernos y regímenes, como sucede con la huelga de los combativos mineros de El Teniente en Chile, junto al combate de la juventud estudiantil; con los obreros petroleros y los trabajadores docentes en Santa Cruz - Argentina, que luchan contra el gobierno de Kirchner, el régimen del Pacto Social y los monopolios imperialistas; con los explotados peruanos de Arequipa y Puno que protagonizan una fenomenal lucha contra el saqueo imperialista; con los mineros, fabriles y estudiantes que en Bolivia rompen con la dirección colaboracionista de la COB y el frente popular de Morales poniéndose nuevamente a la vanguardia del combate en el continente americano.

Estas direcciones afirman que no hay condiciones “maduras” para el triunfo de la revolución proletaria, o que el requisito económico para la revolución no “ha llegado aún”. Estas son las tesis reformistas con las cuales estas direcciones le echan la culpa a las masas de sus propias traiciones. 
Contra estos traidores del proletariado, el programa de la IV Internacional plantea lo que las condiciones actuales reafirman: “el requisito económico previo para la revolución proletaria ha alcanzado ya, en términos generales, el más alto grado de madurez que pueda lograrse bajo el capitalismo (…) las crisis coyunturales, en las condiciones de la crisis social del sistema capitalista en su conjunto, infligen a las masas en su conjunto privaciones cada vez mayores. El desempleo creciente, a su vez, profundiza la crisis financiera del estado (…) la burguesía misma ya no ve ninguna salida.”
Contra todos los sinvergüenzas reformistas, desde la FLTI afirmamos junto con el Programa de Transición: “el obstáculo principal en el camino de transformación del estado prerrevolucionario en estado revolucionario ES EL CARÁCTER OPORTUNISTA DE LA DIRECCIÓN PROLETARIA: SU COBARDÍA PEQUEÑOBURGUESA ANTE LA GRAN BURGUESÍA Y SU TRAIDORA ASOCIACIÓN CON ELLA, AÚN EN SU AGONÍA.”

El nuevo período abierto con la crisis mundial de 2007, de crisis, guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, no dejará vivir en paz a los reformistas
¡Por un Comité Internacional refundador de la IV Internacional!

La crisis mundial del sistema capitalista desatada en 2007 ha abierto un período de “contrarreformismo”. Los partidos reformistas no tienen firme el suelo bajo sus pies porque los capitalistas ya no pueden concederle a la clase obrera pequeñas limosnas que ellos hagan pasar como reformas o conquistas del proletariado. 
Los partidos reformistas quedan al desnudo ante los ojos de la vanguardia obrera mundial. Mientras más juegan su rol, los aparatos reformistas más se debilitan. Su estallido es inminente. La burguesía los utiliza como a limones exprimidos. Hoy los renegados del trotskismo han quedado reducidos a sectas que nada tienen que ver con los verdaderos procesos de radicalización de masas, con las revoluciones que están en curso. Es que ninguno de los estados mayores han llamado a ninguna de las revoluciones e insurrecciones de masas. Por el contrario su programa siempre fue el de “presionar” a la burguesía en todas sus variantes, demócratas, musulmanas, bolivarianas, etc.

La tarea del movimiento revolucionario internacional, es decir, de los combatientes por la IV Internacional, es impedir que los aparatos conservadores y traidores del pasado sigan manipulando, desmoralizando, cercando a los procesos revolucionarios que están en curso. 
Esa es la primera obligación internacionalista de los que queremos llegar a tiempo a construir un partido revolucionario en el Norte de África y en Europa, ante el fragor del combate que ya ha comenzado. 
Aún perdura por el momento, desde la crisis económica mundial del 2007, el peso de los aparatos reformistas del pasado que entregaron la IV Internacional (como hicieron los renegados del trotskismo) y los estados obreros (como hizo el stalinismo) a la burguesía y al imperialismo mundial.
Pero las masas nos dan a los revolucionarios mil y una oportunidades para que, en el combate mismo, lleguemos a tiempo a poner en pie un Comité por la Refundación de la IV Internacional que le imponga derrotas al reformismo, sin lo que será imposible construir partidos revolucionarios capaces de llevar al proletariado a la victoria y a la toma del poder.
Estamos presenciando los primeros actos de un proceso revolucionario mundial. No estamos al final. La emergencia de procesos de radicalización ya está aquí. Las condiciones para que resurja y madure el bolchevismo están en marcha.
A diferencia de la revolución de octubre en Rusia en 1917, donde existía un partido revolucionario y cuadros formados en el período previo, en el proceso actual –como en los procesos revolucionarios de los ’30 como España o Francia- el partido revolucionario debe ponerse en pie cuando la revolución ya ha comenzado.
El marxismo revolucionario en España y en Francia en los ’30 tuvo nueve años para poner en pie una dirección revolucionaria antes que venga la guerra. Las débiles fuerzas del movimiento revolucionario, en momentos de retroceso del proletariado mundial encabezado por la degeneración de la URSS y el stalinismo, no pudieron impedir el camino a la derrota y a la guerra. Pero el proletariado y su vanguardia más avanzada sí pudieron poner en pie la IV Internacional, como un nuevo Kienthal y Zimmerwald frente a la Segunda Guerra Mundial, y prepararse para construir partidos revolucionarios durante y a la salida de ésta.
Eso estuvo planteado. Cuánta razón tenía Trotsky y los fundadores de la IV Internacional, que, contra las alas pequeñoburguesas y desesperadas del mismo movimiento, afirmaban que no se trata de una sola revolución, sino de todo un período de guerras y revoluciones. Este carácter de la época le dará al movimiento revolucionario mil y una oportunidades de fusionarse con las masas, a condición de no traicionar; de no degenerar en el nacionalismo; de aprender de cada revolución, para sacar lecciones para las que vienen, formando en ellas a los cuadros que dirigirán los futuros triunfos decisivos del proletariado mundial.
El programa y la estrategia de la IV Internacional pasaron la prueba de la historia, los que hablaban en nombre del trotskismo no. A la salida de la Segunda Guerra Mundial el movimiento trotskista degeneró porque sus dirigentes disolvieron el centro internacional formado por el camarada Trotsky, con lo que sus secciones nacionales quedaron sometidas al “frente democrático” imperialista como en Francia y en la posguerra terminaron por adaptarse completamente al estalinismo. La IV Internacional, entonces, fue un intento fallido por culpa del oportunismo y los usurpadores del trotskismo. Pero los trotskistas volveremos a intentarlo una y mil veces. 
Las condiciones objetivas para que resurja el bolchevismo, es decir, la fracción internacionalista del proletariado mundial, ya están presentes y se están desarrollando. Ante los acontecimientos del Magreb y Medio Oriente que comienzan a penetrar en Europa, se ha puesto a la orden del día un reagrupamiento internacional ofensivo de las fuerzas del trotskismo principista y de las organizaciones obreras revolucionarias. Los dirigentes de un estado mayor de la revolución socialista ya están combatiendo: son la joven generación del proletariado que encabeza las milicias en Libia, que luchan en Túnez y Egipto, que cruzan los muros y alambrados del estado sionista fascista de Israel para combatir contra el ocupante; que enfrentan a las bandas fascistas en Grecia, que rompen con el gobierno de Evo Morales en Bolivia y luchan contra la burocracia de la COB, que se sublevan contra las transnacionales en Perú y Chile; que protagonizan la valiente “República de los Indignados”. 
Desde la FLTI llamamos poner en pie un Comité Internacional por la refundación de la IV Internacional, para devolverle al proletariado mundial la dirección revolucionaria que necesita para triunfar.

Comité Redactor