15-10-13
MISRRATA: AYER, UN BASTIÓN DE LA REVOLUCIÓN CONTRA KHADAFY Y HOY,
DE RESISTENCIA CONTRA EL CNL
Luego del ajusticiamiento a manos de las masas del Dictador Muamar al-Qaddafy, las masas de Misrata comenzaron a organizarse entre ellas para poder llevar adelante la que, hasta el día de
hoy, sería la ciudad mejor organizada en favor de las masas de toda Libia.
Como primer medida, y pese a una enorme crisis de dirección con burócratas y burgueses totalmente colaboracionistas, crearon una organización a la que llamaron “al-Tihad al-Thwar” (La unión de los rebeldes, o revolucionarios). Este organismo fue creado fundamentalmente para la satisfacción de necesidades básicas de todo aquel que hubiese combatido en la revolución.
Por otro lado, como una estrategia más en la política del desarme de las masas por parte de las direcciones burguesas que intentan expropiar la revolución, se crearon los “Jahfal” (campos militares de almacenamiento de armas y entrenamiento) con un enorme aparato administrativo, con la excusa de unir a los rebeldes al “nuevo ejército”. Esta estrategia no tuvo el efecto deseado en Misrata, ya que eran los milicianos quienes designaban a sus propios representantes en el “Jahfal” y lo sacaban cuando veían que no funcionaba, e impedían que esos lugares sean ocupados por generales Qadafistas pintados de revolucionarios.
De esa manera, obteniendo “papeles legalizados” del Jahfal, que dieran constancia que uno había participado en el frente de batalla en la revolución, y presentándolos en el Tihad al-Twar uno obtenía prioridad en cuanto a cualquier puesto de trabajo en cualquiera de las fábricas que comenzaban a producir nuevamente.
La puesta en marcha de la producción en Misrata comenzó con asambleas obreras para revocar a los viejos capataces colaboradores del régimen de la dictadura y designar nuevos. Las burguesías intentaron montarse en este proceso y, aunque lograron meter a sus burócratas, fue siempre bajo un fuertísimo control de la base de los obreros, que hasta el día de hoy siguen teniendo sus fusiles y armas pesadas en sus casas.
Las asambleas de obreros milicianos organizándose aterrorizaban a la burguesía que inmediatamente cedió a las demandas de aumentos de salarios que como mínimo llegaron a ser del 70% y en algunos casos superaron el 100%.
Una de las medidas tomadas por los milicianos de la ciudad fue crear literalmente una “Frontera” en las afueras de la ciudad, como medida de prevención para frenar la entrada a los qadafistas que intentaban volver después de la guerra y, de alguna manera para evitar la llegada masiva de burgueses y burócratas que intenten expropiar la revolución, algo que fue muy evidente en la ciudad de Bangazi y por supuesto en la capital del país.
Tal es el sentimiento revolucionario en Misrata que hoy más que nunca se ven pintadas en las paredes con la consigna “La lilaydun” que significa “No a los que vuelven”, pues los acusan de cobardes por haber huido en plena insurrección y de volver ahora que las cosas comienzan a marchar. El rechazo a los “aydunes” se expresa de forma popular y se entiende como odio de clase, pues los “ayudan” pertenecen a la clase media alta.
Como sucediera con los generales nazis a la salida de la Segunda Guerra Mundial, a los oficiales qadafistas las masas fueron a buscarlos allí donde se encontraban, los asesinos de sus maridos, sus hermanos, sus mujeres y sus hijos. Terminada la revolución los milicianos crearon también un organismo llamado “Habitación de operaciones”. El objetivo de ésta era realizar operaciones de inteligencia y terminar de capturar a los qadafistas que quedaban en toda Libia. Comenzaron a operar y a tener un gran éxito, capturando familiares del dictador exiliados en el sur del país, e incluso en Túnez y Egipto. El nuevo gobierno de burgueses logro montarse sobre esto, el organismo pasó a denominarse “Habitación de operaciones compartidas” e impuso que esas operaciones debían ser “compartidas” con el centro de mando de operaciones que se encuentra en Trípoli, como una estrategia para centralizar el poder sobre esas “acciones”.
Pero aún así hoy el gobierno no puede lograr recapturar al hijo de Qaddafy que está en poder de las milicias en el interior de Libia. Estas saben que si lo entregan el CNL le dará impunidad a nivel internacional entregándoselo a la ONU, que lo pondrá entre algodones, todo lo contrario a los que hace la CIA cuando captura a Abu Anan.
En cuanto a las acciones llevadas adelante por la burguesía para lograr el desarme de las masas, tanto en Misrata como en Bengasi, se trató de obligar a los milicianos a unirse a las “Fuerzas Armadas” del estado como “fuerzas de reserva”, poniéndose bajo una institución llamada “al-Deraa” (el escudo). Aun así las milicias que se unían no respondían a las cadenas de mando de los "generales qadafistas del nuevo régimen" y continuaban controlando casi en su totalidad las ciudades. Fue así que luego de varios intentos por parte de los burgueses pro-imperialistas en Bengasi, luego de trampas, engaños y marchas reaccionarias, lograron disolver las milicias. Sin embargo en Misrata no tuvieron la misma suerte.
Es que aquí, los milicianos no dejaron de levantar siempre las consignas y los reclamos de las masas. Fueron los que encabezaron la protesta en la que, con sus autos, ametralladoras antiaéreas y fusiles, rodearon el edificio donde se realiza el CNL exigiendo la retirada de los "ex-qadafistas". Incluso las protestas iban más allá, exigiendo que se también se retiren quienes habían vivido en épocas de Qaddafy refugiados en EEUU y Europa considerándolos cobardes.
Ante esto las burguesías intentan sembrar odio entre los milicianos de las diferentes ciudades para poder continuar con las guerras fratricidas diciendo que “Misrata siempre está del lado de sus ciudadanos y no por el bienestar del país” o que “en Misrata son todos racistas y egoístas y piensan sólo en ellos mismos”, etc.
Es que los intentos por desarmar a las milicias de Misrata, la ciudad con más potencial bélico en manos de las masas en toda Libia, fracasaron rotundamente. Pues la experiencia que realizaron sus milicianos fue acelerada y pudieron darse cuenta a tiempo de que entrar en guerra con ciudades vecinas era sólo parte de la política de desarme de las masas que lleva adelante el rejunte de burgueses que intentan hoy expropiar de una vez por todas la revolución de los oprimidos iniciada en febrero del 2011.
Todos estos datos demuestran que a pesar y en contra de las direcciones burguesas, proimperialistas y colaboradoras, la organización obrera es la que más lejos ha llegado en todos los aspectos en esta revolución que, principalmente en Misrata, y en menor grado en otros puntos del país, sigue hoy más viva que nunca. De lo que hoy se trata es de poner en pie una dirección revolucionaria que marque con claridad quienes son los amigos y quienes los enemigos de la revolución, y abra el camino para la toma del poder por la clase obrera.
Desde Misrata
Corresponsal |