Grecia - 03 de Noviembre de 2013

Hay que aplastar a las bandas fascistas de Amanecer Dorado que armados por los banqueros, la Troika y las transnacionales, quieren provocarle a la clase obrera griega un baño de sangre

¡CON EL FASCISMO NO SE DISCUTE, AL FASCISMO SE LO COMBATE!

DESDE LOS SINDICATOS, LOS COMITÉS DE FÁBRICA Y LAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y DE LA JUVENTUD COMBATIVA HAY QUE PONER EN PIE LOS COMITÉS DE AUTODEFENSA…

¡QUE VUELVAN LOS COMITÉS REVOLUCIONARIOS
DE LOS OBREROS PARTISANOS!


Para aplastar al fascismo hay que derrotar al régimen y al gobierno de los banqueros imperialistas

¡Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero a las transnacionales y al capital financiero, que matan de hambre al pueblo y arman a los fascistas para matar a los obreros!

¡Que la crisis la paguen ellos!

El 18 de septiembre las bandas fascistas de Amanecer Dorado atacaron y mataron a puñaladas a Pavlos Fyssas, reconocido militante anti fascista, cantante de hip hop y obrero metalúrgico, en Keratsini, una barriada obrera de Atenas, cercana al puerto de Pireos.

Si hoy el fascismo puede avanzar en realizar ataques de este tipo a la juventud y a los obreros es gracias a las condiciones que le pavimentan las direcciones que se han montado sobre las organizaciones obreras.

Éstas sacaron a las masas de la lucha revolucionaria en las calles. En combates y huelgas generales revolucionarias fueron derrotados Karamanlis y Papandreu, en 2008 y 2011.

Stalinistas, socialdemócratas, neo-anarquistas y pseudo-trotskistas le expropiaron la victoria a la clase obrera. Esta no era otra que ir hasta el final, poniendo en pie los consejos obreros, las milicias de partisanos y los comités de soldados para que comience la revolución y “la chispa de Atenas incendie Europa”. Por eso combatían los obreros españoles, ingleses, portugueses, franceses y de todo el continente.

En Grecia, el imperialismo concentró todas sus fuerzas y disciplinó a todos sus agentes reformistas para que la revolución no se pusiera de pie. Estas direcciones le cerraron el camino a las masas, que en decenas de huelgas y luchas en las calles amenazaban con derrotar el régimen de la Troika, su parlamento fantoche y a su presidente bonapartista y, como ya dijimos, poner en pie la revolución. Era el momento.
En 2011 comenzaba la cadena de revoluciones del Magreb y Medio Oriente. En Grecia había que impedir también, que la revolución del mundo semicolonial no explote y comience en las metrópolis imperialistas.
Grecia era el eslabón más débil de la cadena de dominio imperialista en Europa. Y las direcciones reformistas, todas, jugaron el rol de que ese eslabón no se dislocara de esa cadena de dominio.

El stalinismo, desde la dirección de los sindicatos, le cerró a las masas el camino a la lucha por poner en pie la revolución de los consejos obreros griegos. Cuando en el 2008 las masas combatían en las barricadas contra Karamanlis, el PC acusaba a los obreros y estudiantes de ser agentes de la CIA.

Las corrientes anarquistas, que bramaban un lenguaje revolucionario, junto a socialdemócratas y “eurocomunistas”, llevaron el enorme descontento de los explotados a recambios burgueses en el régimen de la Troika, para que Papandreu del Pasok venga a continuar el plan de brutal ataque a las conquistas de la clase obrera y los explotados de Grecia.

Para esta gente, en todos estos años, nunca hubo condiciones para torcer el curso de la historia. Cuando en octubre de 2011, con enormes huelgas generales revolucionarias, los explotados comenzaron a levantar la demanda de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” y amenazaban con expropiar a los expropiadores y derrotar a la cueva de bandidos de los piratas imperialistas del Parlamento griego, nuevamente, inclusive con el stalinismo a los palazos, dispersaron y disgregaron esta ofensiva de masas.


Dirigente de Amanecer Dorado, Nikolaos Michaloliakos

Mientras los indignados cercaban Wall Street en EEUU, ardía el Magreb y Medio Oriente, la clase obrera del Estado español se ponía de pie… en Grecia se contenía y se dispersaba una enorme ofensiva revolucionaria de la clase obrera española, portuguesa, rumana, del este europeo.

La crisis económica, la catástrofe y los padecimientos de la clase obrera y los explotados se volvían cada vez más inauditos. Los trabajadores fueron nuevamente llevados a una salida parlamentaria, con su lucha en las calles ya expropiada. Más de 20 huelgas generales conmovieron a Grecia. Estas planteaban quién era “el dueño de casa”: si los banqueros imperialistas o la clase obrera.
Las direcciones traidoras pusieron todas sus fuerzas para que las pandillas imperialistas se mantuvieran en el poder…La barbarie y la catástrofe cayó sobre las masas: pérdida de jubilaciones, de salarios, de planes de salud y seguridad social,  de puestos de trabajo.
La clase obrera no se hizo del poder, lo mantuvo la burguesía y descargó toda su crisis sobre los explotados.

Los cantos de sirena de Syriza, prometiendo que con la paz y las elecciones se llegaba al “socialismo”, sometieron al proletariado a la burguesía y a su régimen, nuevamente, en las últimas elecciones. El PC y el Pasok de Papandreu, se disgregaron, jugaron todo su rol como lacayos del capital. Le llegó el turno a Syriza y, en menor medida, a Antarsya, para meter a las masas en una nueva trampa electoral y sacarla de las calles.


Movilización en protesta por el asesinato de Pavlos Fyssas

Nuevamente las masas y su revolución fueron llevadas a la vía muerta del parlamentarismo, con nuevos agentes y viejas traiciones.

Con las manos atadas, el proletariado y la juventud vieron liquidarse una a una sus conquistas. Las clases medias arruinadas, por la expropiación que impone el gran capital, fueron utilizadas en su desesperación por éste que armó las bandas fascistas. El proletariado no pudo ser una salida a la clase media arruinada en el combate, se lo impidió su dirección. La alianza obrera y popular se sostenía con la expropiación del banquero, con la condonación de todos los créditos usurarios a los pequeños productores, con la imposición de impuesto a las grandes fortunas y la expropiación sin pago de las transnacionales, terminando con los impuestos al pueblo.

Las direcciones del proletariado europeo, desde la socialdemocracia y el stalinismo a los renegados del trotskismo, autollamados muchos de ellos “anticapitalistas”, proclamaban su lucha por una “Maastricht más social”, como si se pudiera socializar la Maastricht de las potencias europeas y sus pandillas imperialistas.
Sometiendo a la clase obrera a su burguesía en cada país, corrientes socialimperialistas y las burocracias sindicales cerraron el camino a la unidad de la clase obrera europea, desde el Portugal de la sublevación obrera a las estepas rusas.
Con la sublevación griega cercada, y con el proletariado sometido nuevamente al pacifismo y al régimen burgués, como expresión de las clases medias desesperadas, creció rápidamente el movimiento fascista de Amanecer Dorado.

El agente fascista del capital financiero, no se anduvo con chiquitas. Con su cachiporra y sus pistolas, puso en pie una alternativa creíble y en las calles, para los sectores medios arruinados y desesperados. Con el fascismo, el gran capital busca, apoyándose en las clases medias desesperadas, echarle la culpa de la crisis al proletariado y azuzarlas, con métodos de guerra civil, para que aplaste y discipline a la clase obrera. “El obrero huelguista tiene la culpa de nuestra crisis”; “Por los inmigrantes no hay trabajo”; “Hay que disciplinarlos”.
El fascismo levanta cabeza. El movimiento obrero no responde… espera a las próximas elecciones, maniatado por su dirección. Los inmigrantes caen a palos y no pueden salir de sus casas. Golpean a los obreros huelguistas y, ahora, matan a lo mejor de la juventud que combate en Grecia, como Pavlos Fissas.

El gran capital agrupó a sectores desesperados de las clases medias en bandas armadas, en las trastiendas, por la policía y la oficialidad del ejército con fondos de las transnacionales.

Por delante, el capital financiero sabe que no tiene ninguna concesión para darle a las masas. Lo que prepara es que éstas, con brutal explotación, pérdida de conquistas e impuestazos paguen la crisis y sus pérdidas. En su estrategia utiliza a su agente reformista para adormecer al proletariado con el pacifismo de Syriza y los cantos de sirena de que, en las próximas elecciones podrá conquistar el “socialismo”,  mejorar la situación de los explotados y que para ello hay que mantener la “paz social”.
El reformismo adormece y el fascismo mata. La estrategia del gran capital es venderles humo a los trabajadores. Syriza, en su último congreso desorganizó y disolvió a toda corriente obrera militante que decidiera mantenerse dentro de ese partido. Syriza ha devenido en un nuevo Pasok, como el de Papandreu. Syriza es una estafa. Mientras, Antarsya busca ser un nuevo Syriza.


Syriza

Los renegados del trotskismo cubrieron por izquierda esta farsa del reformismo, en todas sus variantes. Lo hicieron en todo el mundo, con Obama, con la burguesía bolivariana, con el castrismo, con Al Assad, con Khadafy, y lo hicieron en Europa donde -hablando de la revolución y las primaveras de los pueblos, muy lejos de sus metrópolis y sin mover un dedo por ellas- se dedicaban a luchar por “morigerar el ajuste”, a luchar por una Maastricht social.
Pero lo que vino en EEUU, Japón y Europa fue una brutal guerra de clases. Hay que hablar claro. Ninguna variante de los “anticapitalistas” superó los límites de un plan keynesiano dentro de la Europa de Maastricht como programa y propuesta de salida a la crisis. Y Grecia no fue la excepción.


Las bandas fascistas de Amanecer Dorado

El reformismo pedía así piedad, para que el estado de los que le roban al pueblo los ayude, cuando el capital le arruina su vida. Una farsa. El keynesianismo es una política de corta duración para los países imperialistas ricos y no para las potencias imperialistas vencidas en la guerra económica.
La alternativa fue y es de hierro: o la clase obrera toma el poder o el fascismo le romperá la cabeza. Para ello, el proletariado debe romper con el reformismo y por eso necesita un partido revolucionario a su frente. O Europa avanza a los Estados Unidos Socialistas de Europa o la “Maastricht social” se lleva cargados a los trabajadores, tanto de las metrópolis como de los pueblos que éstas oprimen. 
La catástrofe de Grecia, como la masacre en Siria ya están aquí. La traición de las direcciones la pagan las masas. El capitalismo no cae solo, como sueñan algunos de los imbéciles que lo sostienen.

Hoy España, Portugal e inclusive Grecia vuelven a ser regiones de nuevas “inversiones”. El capital se ha depreciado. El salario vale lo mismo que el de un obrero chino o de Bangladesh. Las potencias imperialistas vencidas del sur de Europa se someten y acuerdan negocios a futuro con las vencedoras, que buscan quedarse, por monedas, con el capital instalado… El capitalismo no cae si no lo derrota una revolución proletaria.
Syriza viene a apagar la chispa. El reformismo moja la pradera de la revolución europea… el fascismo levanta cabeza. Si pasa en Grecia, el gran capital le depara un futuro de barbarie al proletariado de todo el continente.
La “democracia” burguesa, que solo encubre el bonapartismo de las potencias imperialistas, es una excrecencia, como el fascismo, de la decadencia capitalista. La ruptura con el pacifismo, con la política de colaboración de clases, es inseparable del combate por el armamento del proletariado, de la puesta en pie de sus consejos y sus comités de soldados para aplastar al fascismo. Ahí anidan las condiciones para que vuelva a encenderse la chispa de Atenas.
Es que con el fascismo no se discute, se lo combate. La alianza con el parlamentarismo burgués que propone el reformismo, separa al proletariado de las clases medias arruinadas, debilita sus fuerzas, rompe la alianza de las clases explotadas contra el 1% de parásitos que sacrifica a la clase obrera griega.
El fascismo habla el lenguaje de la crisis. Por eso se fortalece. El proletariado no puede hacerlo por la dirección reformista que le ata las manos. Hay que hablar claro. En Grecia se prepara un movimiento como el de Mussolini. En la Italia del Partido Socialista 15.000 lúmpenes, hijos de las clases medias, bajo el mando del gran capital, masacraron del sur al norte a lo mejor del proletariado italiano mientras sus dirigentes “socialistas” se rendían reclamando “paz y libertad”.
De no pararse a tiempo, Grecia deberá mirarse a los ojos de la masacre y el genocidio en Siria. ¡Ay del proletariado europeo, si no ve desde esta perspectiva su situación actual!

Los obreros que siguen a Syriza, buscan una alternativa política a su catástrofe actual, cuando ya han sido sacados de las calles. Pero, de aquí a las próximas elecciones el fascismo no va a permitírselo. Este se vuelve cada vez más agresivo. Tan agresivo, como agresivo es el ataque de los capitalistas al bolsillo de los obreros. ¡No podemos esperar!
Hay que volver a hablar el lenguaje de la crisis y de la revolución. La justicia burguesa no va a parar al fascismo. Esos jueces son de la Troika, saben perfectamente qué transnacionales y qué generales arman las bandas fascistas. Ellos los protegen. La única salida es desarmar a las bandas fascistas. El gran capital vería que si les da armas a los fascistas, y los obreros aplastan a los fascistas sin misericordia y les sacan sus armas, esto sería armar a los obreros.

Jóvenes llenos de odio y deseosos de venganza hicieron justicia, por sí mismos, como respuesta al brutal asesinato de Pavlos Fissas. Saldaron cuentas con miembros de la guardia pretoriana de Amanecer Dorado en una acción individual. Mientras tanto, toda la izquierda reformista, Syriza y todo su abanico, insistía en que con la “justicia” y la “democracia” se resolvían los ataques de esos asesinos de Amanecer Dorado. Muy lejos estamos del lenguaje pacifista del reformismo. Comprendemos, aunque no compartimos las acciones de terrorismo individual, el sentimiento de venganza y justicia de los ejecutores de esta acción.
La tarea de las direcciones traidoras del proletariado consiste en calmar el deseo insatisfecho de venganza de los explotados. Pero, afirmamos que ninguna acción individual resuelve ni salda cuentas con el sistema capitalista y una de sus excrecencias como es el fascismo.
Estamos ante un acción llevada a cabo aislada de las masas, que no resuelve la cuestión, puesto que, como sucede con los atentados del terrorismo individual, dejan fuera de circulación a dos fascistas contrarrevolucionarios que luego pueden ser renovados fácilmente por decenas más, pagados por el gran capital. Afirmamos que el mismo, no sólo no resuelve el problema sino que aleja a la gran mayoría de la clase obrera y los explotados de la posibilidad de resolverlo, puesto que las masas confiarán no en sus fuerzas sino en “salvadores” que le resolverán el problema. Delegarán la tarea, justamente cuando lo que se necesita es a millones de explotados terminando, no solo con el fascismo, sino con la inmundicia del sistema capitalista del cual este surge. Esa es una tarea de toda la clase obrera y sus organizaciones de lucha.

Para derrotar al fascismo que recluta en locales públicos bandas armadas, abiertamente, bastaría con medidas sencillas. Contra el ataque de los fascistas hay que poner en pie comités de autodefensa y una guardia de seguridad o milicia de todos los sindicatos, organizaciones obreras y estudiantiles. Cada una de ellas puede poner a disposición 500 o 1000 de los más valerosos y combativos obreros y jóvenes para conquistar en cada ciudad y centralizados a nivel nacional una cadena de comités de autodefensa. De esta manera, la existencia de Amanecer Dorado sería una cuestión de días. No solamente por su derrota en las calles sino porque las clases medias verían que el proletariado está dispuesto a ir hasta el final para luchar contra los expropiadores del pueblo.

La tarea de los comités de autodefensa sería desarmar rápidamente a las bandas fascistas armándose de esta manera a sí mismos. El gran capital se plantearía entonces la siguiente cuestión: si le dan armas y dinero a los fascistas las armas terminarán cayendo a manos de los obreros. Por ello la puesta en pie de una guardia obrera nacional de defensa -de los inmigrantes, la juventud y la clase obrera en lucha- es el camino más corto, veloz y económico en vidas, para resolver esa excrecencia del capitalismo en bancarrota, Amanecer Dorado y el fascismo en Grecia, que amenaza con llevar a un baño de sangre al proletariado.

En este camino, la situación griega cambiaría radicalmente. Se crearían las mejores condiciones para parar el ataque de los capitalistas y recuperar cada una de las conquistas. Inclusive, si la mayoría de los obreros decide votar a Syriza lo harían en las mejores condiciones, sin poner en riesgo su vida. Los revolucionarios les insistiremos en que solo luchando por la revolución socialista, poniendo en pie los consejos obreros y de soldados rasos, poniendo en pie un movimiento de obreros partisanos se podrá derrotar al régimen de la Troika, aliados de Wall Street y del Bundesbank. Así podrá el proletariado griego volver a colocarse como avanzada de la revolución proletaria del continente europeo.

Los ojos del proletariado mundial que hoy miran la masacre en Siria del asesino Al Assad, no puede ser indiferente, y mucho menos la clase obrera europea, a los acontecimientos de Grecia.
Es que todos somos Pavlos Fissas. Los que morimos en las fábricas-cárceles de Bangladesh, de México, o de hambre en el África ensangrentada, o en las calles de París o como los inmigrantes en Lampedusa.
Todos somos Pavlos Fissas, cuando somos sometidos a feroces torturas, que harían palidecer a los generales nazis, en las cárceles de Guantánamo o en las cárceles de la CIA esparcidas por el mundo.

La historia vuelve a insistir en que el proletariado griego y su revolución sean la chispa que incendie Europa. De no hacerlo, de la “Europa social” que prometen los reformistas, saldrán decenas de Amanecer Dorado, o bien, con la clase obrera sacada de escena, vendrán los gobiernos “anti-austeridad” que, como el de Hollande en Francia, demuestran ser tan o más antiobreros que la derecha griega.

El futuro de la clase obrera europea no puede ser la podredumbre de un Maastricht decadente. Este la ha llevado a peores condiciones que las de la salida de las dos guerras mundiales del siglo XX.
La lucha más inmediata es por la revolución socialista. No hay otro camino. Todo lo demás es una mentira. Un engaño. La clase obrera griega ha presentado grandes batallas. Sus fuerzas han sido parcialmente desgastadas y desviadas, por ahora. Pero esto es relativo. El proletariado griego y su juventud rebelde han demostrado enormes energías y predisposición al combate. En estos días una huelga general, contra la comisión de austeridad de los banqueros imperialistas paralizó todo el transporte de Grecia. Quedan energías. Nuevamente la cuestión no está en las masas sino en lo que hacen los señores dirigentes.
Su revolución no puede seguir cercada. Del combate de la clase obrera internacional depende, en gran medida, que la clase obrera griega vuelva a ponerse de pie y lo hará solamente rompiendo todo sometimiento a las pandillas imperialistas que proclaman la anti-austeridad, para explotar mejor a los trabajadores. Esto no es más que demagogia, como hace la V República imperialista francesa, para que las capas altas del proletariado la acompañen en sus aventuras militares.
Es el plan de la Merkel para los obreros alemanes… por ahora (parecería ser que el proletariado alemán no fue golpeado gravemente),  porque no bien se den las condiciones de productividad y tasa de ganancia, las transnacionales alemanas, en su espacio vital que es Europa, darán un salto en su relocalización en los países imperialistas vencidos, donde producir y comprar bienes instalados es una verdadera feria de remates.

Es una obligación de todas las organizaciones obreras que se dicen “anticapitalistas”, “antiimperialistas”, “antifascistas” y “socialistas” en Europa, solidarizarse y organizarse junto a sus hermanos de clase, los obreros de Grecia, para aplastar al fascismo. Hay que defender a los obreros inmigrantes que son nuestros hermanos del Este, usados en maquilas dentro y fuera de la Europa imperialista, como lo son nuestros hermanos del África y Medio Oriente, martirizados, que trabajan en las metrópolis, en las peores condiciones de esclavitud. En la Europa capitalista ¡todos somos inmigrantes! Una sola clase, una sola lucha.
A igual trabajo igual salario. Basta de amenazar y perseguir a los obreros inmigrantes en Lampedusa y con Amanecer Dorado en Grecia.

Ayer, la Grecia sublevada era el eslabón más débil del dominio imperialista, hoy con el fascismo y la derecha de la Troika, las pandillas imperialistas intentarán que Grecia sea el eslabón más firme para sostener la cadena que estrangula al proletariado europeo y mundial. No lo podemos permitir.
¡Hay que poner en pie en Grecia un movimiento obrero partisano con sus comités de autodefensa! Los jueces de las transnacionales asesinas que masacran en Siria, en Egipto, en el Congo, en China y en todo el planeta, no van a derrotar y pararle la mano al fascismo. Basta ya de tanta mentira y engaño.

¡Libertad a todos los presos por luchar! ¡Por tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a todos los asesinos de la clase obrera y el pueblo!
Si las transnacionales, la policía y los oficiales asesinos del ejército griego arman a los fascistas, que los hijos de los obreros, los soldados, se organicen junto a los trabajadores para defenderlos. ¡Hay que poner en pie las milicias obreras y aplastar a las bandas fascistas y preparar el choque inevitable con la soldadesca y los oficiales asesinos del ejército!
¡Una sola clase! ¡Todos somos inmigrantes! ¡Todos somos Pavlos Fissas!
Que la crisis la paguen los banqueros: hay que expropiar sin pago a todos ellos y a las transnacionales bajo control obrero y a eso hay que conseguirlo ya y para eso hay que organizarnos para luchar. Ese es el camino para sacar el crédito del usurero con el que se oprime al pequeño productor del campo y la ciudad.
Hay que culminar la lucha que quedó inconclusa. Hay que recuperar el camino a la victoria que nos expropiaron. Que se vayan todos, que no quede ni uno solo.
Basta de promesas de futuras victorias mientras nos matan de hambre los capitalistas y a tiros los fascistas.
El único camino es la revolución socialista ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Que la chispa de Atenas se transforme en la llamarada de la revolución proletaria.
Por el gobierno de los consejos obreros y de soldados, para que la revolución griega se convierta en el fuego que incendie al capitalismo y abra el camino a la revolución europea
Grecia será revolucionaria y socialista o será del fascismo y la babarie capitalista
Hay que refundar al trotskismo griego, el que surgió combatiendo en la noche negra de la contrarrevolución europea en los ´30 y contra el stalinismo y que puso a sus mejores hombres para aplastar al fascismo.
Paso a los que luchan. Paso a los obreros partisanos. Paso a la IV Internacional

Fracción Leninista Trotskista Internacional
Colectivo por la IV Internacional