Nuevamente en Francia se enfrentan dos teorías y dos programas:
los del reformismo, de colaboración con la burguesía, y los del trotskismo, la teoría-programa de la Revolución Permanente para la revolución socialista
Francia - 06/12/2018
En las barricadas se comienza a poner en pie el poder de los de abajo, el poder de los explotados, el único legítimo y que representa a la mayoría de toda Francia
Hoy en las barricadas funcionan una “Asamblea Nacional” y un “Parlamento” dónde está representada la amplia mayoría de Francia, los trabajadores y los sectores de todas las clases empobrecidas, explotadas y oprimidas de la sociedad. Este es el Parlamento de los de abajo, donde comienza a surgir su poder. A este hay que fortalecerlo, coordinarlo y centralizarlo. Allí hay que enviar delegados de los estudiantes, las empresas, los sindicatos en lucha, los inmigrantes, la juventud rebelde. Ese Parlamento de los explotados necesita, como en la Comuna de París, a su Guardia Nacional. Hay que derrotar a las tropas de “Versalles” que no son más que la policía y la oficialidad del ejército asesino y colonialista de la V República francesa.
Para conquistar el salario, el trabajo, la vida digna: ¡Hay que tomarse la Bastilla! ¡Hay que conquistar la Comuna! ¡Hay que expropiar a los expropiadores del pueblo! ¡Hay que derrotar a las tropas colonialistas de la Legión Extranjera de las transnacionales francesas y los banqueros imperialistas!
Los combates de Francia ya son un eslabón fundamental de lucha de toda la clase obrera europea.
¡Que la chispa de París incendie Maastricht! ¡Que vuelva a Europa la revolución socialista!
¡Abajo el Maastricht imperialista! ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Carlos Munzer
06/12/2018
Mientras las masas pugnan por abrirse el camino a la revolución y la Comuna…
La izquierda reformista solo busca edulcorar a la V República imperialista
La izquierda reformista llama a tirar a Macron, apoyándose en la Asamblea Nacional de las pandillas imperialistas francesas. Ellos quieren “democratizar” al régimen imperialista, para darle una salida elegante y que se mantenga la V República, esta vez más edulcorada, ante el odio de las masas. Eso no es “democracia generosa”. Eso es una trampa para expropiar la revolución proletaria.
Melenchón clama por adelantar las elecciones. El PTS propone una Asamblea Única, unificando el poder legislativo y ejecutivo. En cambio, los obreros avanzados de Francia ya plantean, con un gran instinto de clase, que para derrotar a Macron y frenar futuras intentonas fascistas y a Le Pen debe triunfar hoy la revolución.
Esa es la tarea del momento. Y el primer paso para ello es el derrocamiento de Macron por la acción directa de las masas, lo que abriría una enorme crisis revolucionaria en Francia puesto que para echarlo hay que derrotar a su policía en las calles y armar al pueblo. Multiplicar por mil las barricadas. Poner en pie organismos de doble poder de las masas en lucha. Este sería un paso decisivo para abrir el camino a la victoria de la Comuna.
La caída de Macron significaría el comienzo de la revolución y una brutal crisis del estado burgués. En la Francia de hoy lo que está en cuestión es la caída de la V República imperialista. No está planteado en lo inmediato el triunfo de un golpe fascista. Si este se llegase a plantear, está claro que, como afirmaba Trotsky en los ’30 para Francia, los tristes despojos de la democracia solo se podrán defender con la milicia obrera y aplastando a toda fuerza fascista.
“Asamblea Única” y “adelantamiento de las elecciones” no son más que recetas presentadas por el reformismo a la burguesía imperialista francesa para salvarla del avance de una revolución. El reformismo, de espaldas a la Comuna, a los faldones de los traidores de la burocracia sindical y de rodillas ante la “democracia” imperialista, la más feroz dictadura del capital.
El reformismo ya ni siquiera pelea con el método de lucha de la revolución burguesa de 1793. Han escondido la guillotina y no llaman a poner en pie un Comité de Salud Pública para hacer justicia con la casta de oficiales asesina y colonialista del imperialismo francés. Silencian y callan las peores atrocidades que realiza la nobleza francesa, que hoy son la Renault, la Total, el banco Paribas, la Société Générale y demás parásitos imperialistas. Según el reformismo, para ellos no debe haber guillotina, sino una Asamblea Nacional para que continúen escondidos, en la trastienda, robándole al pueblo.
La izquierda reformista no lucha siquiera con el programa de la burguesía revolucionaria contra la nobleza y el feudalismo, que llamaba a tomarse la Bastilla bajo la consigna de “cada hombre, un fusil”.
La izquierda y sus secuaces reformistas saben perfectamente que llamar a eso hoy significaría el armamento generalizado de la clase obrera y del pueblo pobre, que pasaría a degüello a la nobleza de hoy que es este sistema capitalista imperialista putrefacto y todas sus instituciones de dominio.
El reformismo está muy lejos del artículo 35 de la revolución burguesa de 1793. Están muy lejos de ser los Comuneros de París. Ni siquiera son jacobinos de Robespierre. Son continuadores bastardos de los girondinos y la reacción, que en este sistema capitalista y en esta época imperialista significa retomar la política del menchevismo, la socialdemocracia y el stalinismo, los estranguladores de la revolución proletaria.
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1793
Artículo 35: “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada parte del pueblo, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”
Los renegados del trotskismo de ayer y socialdemócratas de hoy se han juramentado nunca más una Comuna en París, una revolución obrera en Europa. Todos luchan por “democratizar” la Europa de Maastricht.
La vieja burocracia stalinista entregó la URSS en el ’89. Ya antes, en los ’30 y luego de la Segunda Guerra Mundial, se encargó muy bien de que nunca más triunfara una revolución de consejos de obreros y soldados en Europa.
En este siglo XXI, a partir de 2008, el reformismo ahogó y traicionó todos los levantamientos revolucionarios de las masas. Con el Podemos e Izquierda Unida sostuvieron a la monarquía de los Borbones que estaba a punto de caer por las masas indignadas del Estado Español. Llevaron a la impotencia a la revolución griega, poniendo en pie un gobierno de colaboración de clases de Syriza que fue el que mejor aplicó los planes de hambre de la Banca Morgan.
Desde la Europa imperialista, sostuvieron cada una de las invasiones y de las tropelías contrarrevolucionarias que hicieron las potencias imperialistas en el mundo colonial y semicolonial. Los traidores de la izquierda reformista francesa declararon que “el enemigo era el ISIS” en todo Medio Oriente y apoyaron las peores ofensivas contrarrevolucionaria de Al Assad y los ayatollahs iraníes en Siria y las invasiones directas del imperialismo francés en Malí y el Chad, como así también sostienen la esclavitud de las colonias francesas como es el caso de la Isla de la Reunión, de Martinica y Guadalupe. Esto resultó ser fatal para la clase obrera francesa, puesto que un imperialismo fortalecido le pudo arrancar la conquista de la semana laboral de 35 horas y le impuso la más feroz flexibilización laboral.
En EEUU hoy toda la izquierda reformista sostiene a Sanders y al fraude y la estafa contra la clase obrera norteamericana de diputados inmigrantes y mujeres que fueron electos para el Parlamento y que con sus figuras solo avalan al partido contrarrevolucionario de los Demócratas imperialistas yanquis.
Son fuerzas girondinas que llevaron a la restauración monárquica en el siglo XIX y a la restauración capitalista en los ex estados obreros en el siglo XX. Y que hoy intentan hacer aparecer al carnicero Putin en Europa del Este como un “aliado de los pueblos oprimidos”.
Pero a cada paso, la clase obrera europea y francesa en particular, busca abrirse camino a la Comuna. Las enormes franjas de las masas que entran al combate saben muy bien, por su experiencia histórica, que la Comuna es el camino a la victoria. Por ello son clave hoy los combates de París. Estas direcciones prometen “democracia real”. Las burocracias sindicales contrarrevolucionarias ahora intentan ponerse a la cabeza de la movilización para que la burguesía francesa y su gobierno tengan con quien negociar y así expropiar este enorme combate de masas. Pero todos persiguen un gran objetivo: que nunca más surjan los Comuneros que atacan la propiedad y al estado de los capitalistas. La sombra de la Comuna rodea al París incendiado y nuevamente recorre Europa. Su avance no dejará piedra sobre piedra de los traidores de la clase obrera francesa, europea y mundial.
Como planteaba Trotsky en la revolución de los ’30 en Francia, la clase obrera francesa habla el lenguaje de las barricadas. Ese es su método de lucha y su organización fundamental. Lo fue en la Comuna, lo fue en los levantamiento de los ’30, en el Mayo francés y lo empieza a ser hoy.
¡Paso a la Comuna para tomarse la Bastilla! ¡Coordinar las barricadas! ¡Coordinar el poder obrero y popular! ¡Coordinar la revolución!
Carlos Munzer