Reeditamos a continuación un extracto del artículo “A 20 años de la restauración capitalista… Vuelven al combate las masas explotadas del Este de Europa y la ex-URSS”, que fuera publicado originalmente en Dossier Especial del Organizador Obrero Internacional Nº 12, Año IV, Parte II, Mayo del 2009, por quienes en ese momentos conformábamos la Fracción Leninista Trotskista (FLT). Éste fue reeditado en el libro “1989: La burocracia stalinista entregó los Estados Obreros a Wall Street y al capitalismo mundial” (Carlos Munzer, Editorial Socialista Rudolph Klement) en enero de 2013. Las definiciones que aquí se encuentran tienen plena actualidad y vigencia.

 

EL IMPERIALISMO ES REACCIÓN EN TODA LA LÍNEA
SE CONFIRMA LA DEFINICIÓN DE LOS TROTSKISTAS PRINCIPISTAS: LOS EX-ESTADOS OBREROS SON ESTADOS CAPITALISTAS TRANSITORIOS CUYO DESTINO DEFINITIVO SE RESOLVERÁ EN EL TERRENO DE LA LUCHA DE CLASES MUNDIAL

A 20 años de 1989 se está confirmando así la ley de hierro definida ya por Lenin en 1917: el imperialismo es reacción en toda la línea. Ello significa, en primer lugar, que no hay más lugar para que surjan nuevas potencias imperialistas: es más, la brutal crisis de la economía mundial capitalista imperialista que estamos presenciando marca claramente que sobren potencias imperialistas en el planeta, y que en la exacerbada disputa entre las mismas –hoy en el terreno económico y político, y mañana en el militar- habrá ganadores y perdedores.
Por esa razón, la crisis termina de tirar al basurero de la historia las “teorías” revisionistas que afirmaban que China y Rusia se estarían transformando en nuevas potencias imperialistas.
Nada más lejos de la realidad: la cloaca desbordada del capitalismo imperialista putrefacto hoy muestra que Rusia y China nada tienen de “potencias imperialistas” y que, si el proletariado no lo impide, su destino es el de ser colonias, semicolonias o protectorados de tal cual o cual potencia imperialista.
Es que si en esta época imperialista de reacción en toda la línea no hay lugar para que surjan potencias imperialistas, menos lo hay para la existencia de países capitalistas independientes –ni imperialistas ni semicoloniaes o coloniales-, utopía reaccionaria con la que sueñan las nuevas burguesías gran rusa y china.
La crisis económica mundial marca con claridad que ya no queda lugar para países captalistas semiindependientes, status que pudieron mantener transitoriamente Rusia y China en las últimas dos décadas. Esto, sumado a la bancarrota en dominó de los países del este de Europa y de la ex-URSS, significa que ha comenzado el tramo final de la carrera por definir de qué potencia imperialista serán colonias, semicolonias o protectorados directos, esos estados capitalistas transitorios que son aún los ex-estados obreros en los que el capitalismo fue restaurado.
Es que esta cuestión –es decir, la ubicación definitiva de dichos estados en la división mundial del trabajo quedó indefinida en 1989. Decíamos los trotskistas internacionalistas en 1999: “¿Cuál fue el resultado del aborto de la revolución política en 1989; de la imposición en los estados obreros deformados y degenerados, de gobiernos y regímenes burgueses restauracionistas que impusieron la liquidación del monopolio del comercio exterior, de la propiedad colectiva de los medios de producción y de la economía planificada?: la interrupción de la transición del capitalismo al socialismo, del régimen de transición, es decir, de la dictadura del proletariado (…) Pero hay que denominar a estos países capitalistas transitorios, porque no está definida su ubicación definitiva como semicolonias del imperialismo (…) sostenemos que este triunfo imperialista no está definido porque el imperialismo no ha logrado resolver a su favor el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución a nivel mundial (…) Por eso, porque ese enfrentamiento no está resuelto, nuestra definición es provisoria: son estados capitalistas transitorios o ex-estados obreros en liquidación.”
Y terminamos planteando que, como no estaba resuelto el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución a escala mundial, el destino histórico de esos estado “… Sólo puede estar determinado por el resultado de la lucha de clases internacional: O el proletariado, y en él, sus batallones más concentrados, las clases obreras de los países imperialistas, avanza en el camino de la revolución proletaria, dando impulso no ya a una revolución ´complementaria´ (es decir, a una revolución política. N. de R.) sino a una revolución social en los ex-estados obreros en liquidación que restaura la dictadura del proletariado de carácter revolucionario, que vuelva a expropiar a los nuevos ricos y a las propiedades imperialistas, así como a los bancos, que reimponga el monopolio estatal del comercio exterior, la economía planificada y una genuina democracia soviética; o la contrarrevolución triunfante, mediante cracs, guerras, aplastamientos, y derrotas históricas del proletariado internacional, etc., termina de incorporar a esos estados a la división mundial del trabajo como semicolonias, colonias o protectorados directos.” (“Los acontecimientos de 1989. La actualización del programa de los revolucionarios y los combates de la clase obrera mundial a fines del siglo XX”).
Hoy, los trotskistas internacionalistas afirmamos que esta definición y este pronóstico se ven confirmados por los crudos y testarudos hechos, por la bancarrota y los convulsivos acontecimientos que atraviesa el este de Europa, los países de la ex-URSS, y las propias Rusia y China.
Como definimos desde la FLT y como explicamos en artículos aparte, estamos ante “LA” crisis, porque se combina una crisis cíclica de caída de la tasa de ganancia, con un agotamiento de los mercados –todo el mundo, una vez más, ya está conquistado-, y una crisis del régimen de dominio imperialista del planeta que EE.UU. había impuesto a partir de 1989.
Esto significa que se acabó la época en que había negocios para repartir entre todos en los ex-estados obreros en los que el capitalismo fue restaurado. Por el contrario, en el nuevo período de convulsiones históricas que se ha iniciado estamos presenciando los primeros pasos de la carrera final entre las potencias imperialistas por definir históricamente el carácter de dichos estados, es decir, una feroz disputa interimperialista –por ahora, económica y política, y en el futuro también militar- para definir de cuál de ellas serán colonias o semicolonias directas Rusia, los países del este europeo y de la ex-URSS, y China.

Pero al inicio de este período, estamos presenciando también los primeros combates del proletariado internacional y de los estados capitalistas transitorios que ponen a la orden del día que sólo avances decisivos de la revolución mundial y nuevas revoluciones de Octubre que restauren la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en esos países, podrán evitar ese futuro de expoliación, sumisión, guerra y esclavitud para la clase obrera y los explotados que supieron en el siglo XX, expropiar a la burguesía en un tercio del planeta.