Argentina -17 de mayo de 2018
La bicicleta de las Lebacs y el parasitismo del capital financiero internacional
La burguesía y la izquierda reformista se han empecinado en ocultar el verdadero carácter de la reciente crisis de las Lebacs, que devela la podredumbre que corroe a los parásitos del 1% de Wall Street que saquean el mundo.
Después del crac mundial de 2008, el capital, que es cobarde, no encuentra lugar en la producción y se reproduce de forma parasitaria con burbujas y timba financiera en todo el mundo. La bicicleta de las Lebacs en Argentina es una de esas burbujas.
El fenómeno a nivel mundial es de tal magnitud que si en 2008 había contabilizados US$ 90 billones sin respaldo en bienes materiales creados por el trabajo humano, hoy esa cifra se triplicó y llega a US$ 272 billones.
La sobrevaluación de las acciones que cotizan en las Bolsas, que estalló en febrero de este año, es un ejemplo de esto. Los parásitos de Wall Street habían tomado dólares a tasa cero de la Reserva Federal desde 2015 a 2017. Registraron esos créditos como ganancias en sus balances y repartieron dividendos entre los accionistas para hacer subir artificialmente el precio de las acciones.
Quedaron empresas quebradas sacando créditos para pagar sus deudas. Esa es la verdadera cara de los capitalistas, una banda de ladrones.
¿Cómo se expresa esto en Argentina?
Las Lebacs (Letras del Banco Central) que pagaban un interés del 28% anual -la segunda tasa de ganancia más alta del mundo en 2017-, fueron uno de los nichos de valorización ficticia que encontró el capital financiero.
JP Morgan, el Citigroup, Goldman Sachs, tomaron dólares a tasa cero de la Reserva Federal y los prestaron en los países semicoloniales al 7 u 8% de interés. Aquí llegaron los capitales de bancos como los que nombramos, fondos de inversión BlackRock o Templeton, aprovechando las enormes facilidades y ventajas que les dio el gobierno de Macri, para reproducirse por fuera del proceso productivo y retirarse con enormes ganancias.
Así es como el Banco Central dirigido por Sturzenegger, un hombre de JP Morgan, armó una burbuja de Lebacs por un valor superior a US$ 60 mil millones, ¡más del total de las reservas del Tesoro!
¿Por qué una burbuja?
Porque los pesos que el Banco Central entregó a cambio de esos dólares no tenían ningún respaldo en bienes reales. Las Lebacs eran papeles sin valor respaldados solo por los dólares que entraban para la especulación financiera. Lo único que mantenía esa bicicleta era el flujo de dólares baratos desde Wall Street. Así funcionó hasta hace poco el ciclo de rapiña de los parásitos de las finanzas imperialistas.
Cuando en abril la Reserva Federal subió la tasa de interés, ese flujo de dólares se cortó. El Tesoro norteamericano se convirtió en una aspiradora de dólares que hizo temblar al mundo semicolonial. En Argentina, los fondos de inversión administrados por JP Morgan retiraron US$ 4,5 mil millones en un solo acto.
Pero la tasa de la Reserva yanqui no es el problema. El tema es que el dinero circulante, tanto en moneda como en activos financieros, etc. no tenía bienes ni riqueza alguna que lo respalden, que todo era ficticio, una burbuja inflada artificialmente. Como decía Trotsky, allí donde el trabajo humano no ha creado ningún valor, ni el mismo Rockfeller puede crearlo.
Por eso la huida de dólares provocó una brutal devaluación del 20% del peso en pocos días.
Pero inclusive en medio del temblor, los parásitos como BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, y Templeton, otro enorme fondo, hicieron enormes negocios. Estos fondos, relacionados con el Ministro de Finanzas Caputo, habían vendido sus Lebacs por dólares cuando el dólar estaba a $ 20. El martes 8 de mayo, día del megavencimiento de la mitad de las Lebacs, BlackRock llegó con los dólares, que ahora estaban a $ 25, y compró bonos… ¡ganando un 20% en el acto, solo por vender y comprar en el momento justo! Ese es el parasitismo al cuadrado denunciado por Lenin.
BlackRock y Templeton no produjeron ninguna nueva riqueza. Su ganancia será pagada por el trabajo de los explotados de la nación, que ahora es más pobre.
En los últimos días, el capital financiero internacional sometió a la nación a un enorme chantaje: “páguenme más o me voy”. ¿Qué hizo Sturzenegger? Subió la tasa de interés de las Lebacs al 40% para que no se vayan. Como dijo Mario Blejer, el creador de las Lebacs en 2002, en plena la revolución, se trata lograr la codicia supere al pánico y los capitales se queden.
El gobierno de Macri puso US$ 10 mil millones de la reservas para mantener la bicicleta en medio de la tormenta. Ahora viene el FMI con US$ 20 ó 30 mil millones como garantía para que los capitales se queden un año más en la timba.
El mecanismo del imperialismo es perverso: el gobierno toma deuda para garantizar que el capital especulativo y parasitario no se vaya. Y cuando se van (porque finalmente se van a ir), rescatan su plata y le dejan la deuda al pueblo.
Para los bancos internacionales, como Santander, JP Morgan, Citigroup, HSBC, Mizuho, etc. el negocio es doble. No solo ganan con la timba financiera, sino también como intermediarios en la negociación de nueva deuda para pagar la vieja deuda de las Lebacs. ¡Es una calesita con doble vuelta!
¿Quién paga esta fiesta? Los explotados, con más inflación y un dólar a $ 25, con despidos, cierre de hospitales, de profesorados, empleados públicos, salario, carestía de la vida y la burguesía sosteniendo a Macri con planes de miseria para los hambrientos.
Macri no es una víctima de toda esta especulación. Él mismo tiene negocios financieros, al igual que todos sus ministros, muchos de ellos ex-gerentes y CEO’s de los grandes bancos. Este es un gobierno directo de JP Morgan y el imperialismo yanqui. Como decía la III Internacional, para que la clase obrera viva, el imperialismo debe morir.
Federico Esponisa y Juan