12/7/2015

La burguesía kurda entregó a su propio pueblo, estabilizó sus negocios, liquidó la cuestión nacional y sostiene a las fuerzas contrarrevolucionarias que oprimen a todos los explotados en la región

Cuando estalla la revolución en el 2011en el Magreb y Medio Oriente, en territorio sirio se levantan todos los explotados, así fueran sirios o kurdos. Era una grandiosa revolución de los explotados, que avanzaban contra Bashar al Assad poniendo en pie sus propios organismos de autoorganización armados. Así surgieron los comités de coordinación, los comités de soldados rasos –al ir quebrándose el ejército-, y en territorio kurdo, las masas se metieron dentro de las YPG, el brazo armado del PYD (Partido Demócrata de la burguesía kurda).
Ni bien comenzó a pasar esto, la burguesía kurda vio peligrar sus negocios y su propiedad. Rápidamente hizo con Al Assad un “pacto de no agresión”, comprometiéndose a que en las zonas kurdas no se metieran las masas insurreccionadas y que allí sea la burguesía kurda la que imponga el control. Para ello, utilizó el discurso de que conseguirían “zonas autónomas kurdas en camino a conseguir el Kurdistán” para manipular al pueblo explotado kurdo dentro de las YPG. Pero esas “zonas autónomas” resultaron ser una estafa, ya que son zonas donde se coopera con Al Assad contra las masas insurrectas, y se mantiene a los kurdos explotados inclusive peor que antes de comenzada la revolución. Fue un enorme tiro por la espalda a la revolución –que dividió sus filas- y a la lucha de los explotados kurdos en particular.
No fue esta la primera vez que la burguesía kurda lo hace, ya que por más que pose de luchadora por un Kurdistán, es la más grande enemiga de luchar por el derecho a la autodeterminación de la nación kurda.
Así lo vimos en Irak, donde pactaron con el genocida Bush en la invasión del 2003 para actuar conjuntamente con la invasión y la imposición de ese protectorado yanqui. El imperialismo los premió con una “zona autónoma” -donde administran el 15% del petróleo del tercer mayor exportador de la OPEP- y con un puesto en el gobierno de su protectorado, el denominado Vocero del Parlamento (presidente del poder legislativo). Integran así ese gobierno conjuntamente con la burguesía chiita de Iran y el sur de Irak. Es por eso que la guardia armada kurda en Irak, la Peshmerga, es armada y reforzada por el ejército norteamericano… hasta tal punto que muchos oficiales llevan en su uniforme la bandera yanqui.

Esta es la solución reaccionaria que está implementando el imperialismo a la cuestión nacional kurda. Lejos de autodeterminarse la nación kurda, surgió una burguesía con negocios de administración de “zonas autónomas” por donde cobra comisión de comercio tal cual aduana, o bien contrabando, o bien inclusive administrando petróleo. Y así el imperialismo obtiene un gran aliado en su plan de partición de Irak y Siria, que es la forma que adquiere hoy la contrarrevolución allí, como también corre a socorrer al asesino Erdogan y la burguesía turca, que se viene enfrentando a enormes luchas y huelgas (y hasta una huelga general el año pasado). El PKK (el partido comunista kurdo) pactó el desarme de las organizaciones kurdas y que ya no lucharían contra Turquía, sino que llevarían reclamos al parlamento, en donde ahora acaban de meter diputados.
La burguesía kurda ha sido cooptada para sostener a estas fuerzas contrarrevolucionarias del gobierno asesino turco, de Al Assad el asesino de 400.000 explotados sirios, y de las tropas invasoras norteamericanas y sus lacayos de la burguesía chiita. ¿Y el pueblo kurdo? Ha quedado superexplotado con dobles cadenas, con 2 millones de ellos en la siria partida, 8 millones bajo la bota del protectorado yanqui en Irak y 16 millones en Turquía.
La burguesía kurda entregó a su propio pueblo, estabilizó sus negocios, liquidó la cuestión nacional y sostiene a las fuerzas contrarrevolucionarias que oprimen a todos los explotados en la región. Así también ha debilitado la lucha contra el otro a agente contrarrevolucionario del imperialismo que es el ISIS. Esta es la Peshmerga, la YPG, el PKK… la burguesía kurda, que adulan y sostienen las organizaciones que se dicen de izquierda a nivel mundial.