“El lunes se levanta la cuarentena”, afirmaron. Luego dijeron que no. Ahora dicen que la levantarán de “a poco” y “gradualmente”… ¡Cínicos! Están escondiendo que incorporarán “gradualmente” a los trabajadores a la producción bajo distintas figuras como “productos esenciales” o “turnos rotativos de no más de 50 obreros” y aumentando el transporte, con más trenes y colectivos… Desde las fábricas y los establecimientos, los capitalistas irán reclutando a sus esclavos para producir bajo condiciones de pandemia, hambre y esclavitud.
La burguesía y las clases medias ricas se quedarán en casa y en sus countries.
Para amplios sectores de la clase obrera, la cuarentena nunca existió. Más de 10.000 obreros siderúrgicos siguieron trabajando en las acerías del Grupo Techint. Miles de obreros lo hicieron en los frigoríficos para faenar carne solo de exportación. Esto, sumado a los trabajadores de la alimentación que, como los de Felfort, continuaron produciendo barritas de chocolate, para nada imprescindibles en medio de esta pandemia.
Sobre los hombros de los trabajadores de la salud, de los servicios, del transporte, se mantuvo el país funcionando todos estos días.
Y mientras esto sucedía, decenas de miles de trabajadores vieron perder sus puestos de trabajo, tanto los que estaban en negro como en blanco, como sucedió en Garbarino, con decenas de miles de obreros en la UOCRA (como los de Techint) o en McDonald´s, donde incluso le han rebajado el 50% el salario a los trabajadores.
Ahora el gobierno dice que “están preparados” para afrontar el “pico de contagio”. Para los mayores, ya tienen listos sendos “pabellones de reclusos” en iglesias, escuelas y clubes. Así se contagian todos juntos y no salen a las calles con sus hijos y sus nietos porque les explotan sus casillas, tienen hambre o les falta agua. Los tendrán controlados para evitar que centenares de miles de ellos se agolpen, hambrientos, para cobrar sus jubilaciones en las puertas de los bancos.
A decenas de miles de explotados se les hará hacer la cuarentena creando guetos en sus barrios, cercados por la gendarmería y la policía, puesto que si no aguantan en una casa de 2x2, que se contagien entre ellos en las barriadas pero que no salgan.
A no dudarlo, nuevos sectores de la clase obrera deberán ir a las máquinas y los establecimientos a producir, rodeados de coronavirus.
Las oficinas de los gerentes, de los directores y de los jefes, estarán vacías.
Solo estará el látigo del capanga que cobrará doble sueldo.
Los que están en negro deberán salir a la calle a buscar la moneda para el sanguche y la leche para el pibe…
Los contratados, en su mayoría serán despedidos, y deberán ir también a anotarse al ANSES para cobrar los miserables 10.000 pesos…
Los trabajadores bajo convenio deberán escuchar el chamuyo de los traidores de la burocracia sindical para justificar que entregaron el 25% del salario y que deberán ahora hacer el trabajo de los contratados que fueron despedidos.
Ya en el SMATA, esa siniestra burocracia sindical ha acordado reducir en un 60% el salario. Lo mismo se predispone a hacer la directiva de la UOM y toda la burocracia.
Por supuesto que todas las paritarias que estaban pendientes, para recuperar el salario que nos robaron en 2018, 2019 y lo que va de 2020, ya se han caído. Los patrones ya nos hicieron pagar esta crisis robándonos brutalmente el salario.
Mientras tanto, la góndola es y será cada vez más cruel. Es que los capitalistas están recuperando los “días caídos”.
Esta es la pandemia manejada por las elites dominantes. “Achatamos la curva”, dicen. “Ya estamos preparados para afrontar el pico de contagio”. Lo que ya tienen son féretros y containers refrigerados y conservadores de cuerpos en todos los hospitales, como los que llevaron a Ecuador para levantar miles de cadáveres o también en Nueva York… No vaya a ser que nos tengan que enterrar en los parques públicos.
Hay que decir la verdad: aunque ahora lo intenten suavizar o relativizar, van a mandar a millones de trabajadores, acuciados por el hambre, a arriesgar sus vidas, a morir.
La burguesía y su gobierno están midiendo la relación de fuerzas. Los días de semana santa serán para definir hasta dónde las masas soportarán este flagelo. Ellos seguirán en cuarentena. Solo temen a una enorme acción de los explotados hambrientos. Saben que están preparando una “operación masacre”, pero dirigida precisamente a la clase obrera y las masas explotadas. Hacia allí llevan el coronavirus para salvarse ellos.
Como con un mortero, regulan con disparos de prueba para ver cómo están realmente las “coordenadas” a las cuales disparan...
¿El ejército? Ya puso los sables abajo de las cocinas con un par de lentejas.
Estamos ante un brutal estado de militarización del país.
Los servicios de inteligencia rastrean las redes sociales, como lo reconoce la misma Ministra de Seguridad de Fernández, la heredera de la Bullrich. Así fichan a toda al ala combativa de la clase obrera y a la izquierda, marcando sus teléfonos, direcciones, etc.
Es un estado de sitio para ahora estrangular a las masas para que estas pongan los muertos y que ellos sigan con sus ganancias y prepararse para detener a miles de luchadores obreros y de la izquierda ante un ascenso de masas.
La burguesía en el gobierno llama a la unidad de todas las pandillas para pegar como un solo puño contra los trabajadores.
Quieren gestos de los suyos: “entre todos de los que más ganamos pongamos un poco y hagamos una vaquita”, dicen, “así hacemos que los de abajo pongan todo”.
Ellos, los de arriba, privilegian su salud, sus ganancias y mantener su poder.
Jamás les importó nuestra vida… En estas semanas solo organizaron y pusieron a punto a sus estados, sus gobiernos e instituciones para enviar a los esclavos disciplinados a producir.
Todo lo que hacen la burguesía y sus sostenedores es para que se salven los de arriba y que mueran los de abajo por su sed de ganancias.
¡Miserables!
Si las clases dominantes imponen su impronta en la pandemia, le tirarán toda la crisis social y económica que ellos provocaron a los trabajadores.
El mundo capitalista está quebrado. ¡Quebrado!
Los piratas imperialistas y sus socios locales se gastaron beneficios a cuenta de los próximos 10 años.
188 billones de dólares es la deuda de los estados y privados en el planeta…
Se marcha a un default global de los capitalistas que pagarán las masas...
Un infarto de un sistema podrido que se hunde en el fango y se ve arrastrado al precipicio.
El reformismo se ha colgado a sus pies. Ha dejado la vida de los trabajadores en manos de la burguesía, de los grandes capitalistas y del imperialismo. Por esa vía nos está condenando al hambre, la miseria y la muerte.
En EEUU, el país capitalista más rico del planeta, 43 millones de personas viven de la asistencia social. Y mientras la oligarquía financiera de Wall Street acumuló la mayoría de las riquezas del mundo, en los hospitales no hay gasa, barbijos ni alcohol y un test de coronavirus sale 3.000 dólares.
En Inglaterra, España e Italia la burguesía dejó a los obreros produciendo en las fábricas en plena expansión de la pandemia. Millares de ellos ya están contagiados o muertos. Fue la clase obrera la que se sublevó y paró la producción. No fueron los capitalistas.
En China, donde festejan “haber parado la pandemia”, fueron asesinados decenas y decenas de miles de infectados por ese régimen fascista de los “empresarios rojos” de Pekín, como ya está demostrado. Así “aplanaron la curva” del coronavirus.
En Argentina la burguesía se preparó. Mientras engaña con los números, postergó el avance de la pandemia, blindó su estado, le tiró la crisis a las masas y ahora se alista para ir por ellas.
En el resto de América Latina, la tragedia de los explotados es inaudita. La pandemia y la crisis social de las masas con hambruna y desocupación crónica ya es una masacre y amenaza con llevar a los pueblos del subcontinente a un holocausto. En Colombia, Bolivia, Chile, Guatemala, El Salvador, Ecuador y Brasil la burguesía ha dejado a los explotados librados a su suerte o los ha sometido a la represión más feroz.
La pandemia enferma… ¡pero es el capitalismo el que mata!
La resolución de la crisis la tienen que tomar los de abajo en sus manos
No podemos permitir que se arriesgue una sola vida más de los trabajadores y el pueblo pobre para favorecer a los capitalistas.
A partir del lunes, allí donde sea necesario mantener o iniciar la producción, en primer lugar hay que hacerlo garantizando testeos a cada obrero que entre a trabajar y a los que ya lo estén haciendo, a quienes de forma criminal la patronal los tiene produciendo.
Hay que levantar inmediatamente la producción en las fábricas que producen bienes que no son imprescindibles para la población, a costa de las ganancias que acumularon durante años los capitalistas.
Nuestra salud le importa un bledo a la burguesía. Según informan los registros oficiales, en Argentina se hacen 0,2 testeos de coronavirus cada 1.000 personas, la más baja cantidad de todos los países donde el virus ha penetrado.
Prestigiosos centros médicos a nivel internacional y en Argentina ya plantean que es incongruente, por los pocos testeos realizados, la baja cifra de contagiados que da el gobierno… Está claro que mienten en las cifras para que sus esclavos vayan confiados a trabajar. ¡No hay que creerles nada a las reuniones secretas del gobierno, los capitalistas y empresarios y los traidores de la burocracia sindical!
Asimismo, la clase obrera no puede aceptar ningún despido. Hay que pelear por la nacionalización y estatización sin pago y bajo control obrero de toda fábrica que cierre, suspenda o despida y poner en blanco a todos los obreros en negro, con el salario de convenio.
La tarea de todo el movimiento obrero, junto a los comités de trabajadores desocupados, que todos los días son obligados por la burguesía a romper la cuarentena y a exponerse para buscar un plato de comida, es conquistar un salario mínimo vital y móvil de 62.000 para todos.
Hay que imponer una salida obrera y popular a esta crisis social y sanitaria. Hay que estatizar sin pago la banca y ponerla al servicio del pueblo pobre. Para que el pueblo coma, hay que incautar las tierras de la oligarquía e imponer el control obrero de toda la rama de producción de alimentos, rompiendo el secreto comercial para demostrar ante los ojos del pueblo las superganancias de los capitalistas.
Pedirle a los capitalistas que controlen sus precios, es como pedirle al zorro que cuide al gallinero. Esto solo lo podrán hacer las organizaciones obreras y los comités de consumidores, que serán los encargados de expropiar todos los alimentos para que estén al servicio del pueblo.
Hay que poner en pie un Comité de Salud Pública obrero y popular, juntos los trabajadores de la salud, del INTI, del Conicet, de las Universidades de Medicina y de Farmacia, los sindicatos y los centros de estudiantes, que realmente priorice el cuidado de la salud de los trabajadores y no las ganancias de los de arriba, estatizando sin pago todos los laboratorios y las clínicas privadas porque lo que está en juego es la vida de la mayoría del pueblo.
Por eso mismo, una de las medidas prioritarias es expulsar del Banco Central a los dueños del país, que son los veedores del FMI en Argentina.
Ellos vienen por todo lo nuestro. Hay que reagrupar nuestras fuerzas para ir a por ellos
El próximo lunes, cuando se levante “parcialmente” la cuarentena, el gobierno lo hará disimuladamente, dando instrucciones fábrica por fábrica y establecimiento por establecimiento para que se vaya a producir. Esa es la verdad. Nos quieren mandar a un matadero pero sin que se note.
La clase obrera tiene muchas cuentas que saldar, comenzando por los traidores de la burocracia sindical que vienen de entregar el trabajo, el salario y la vida de los trabajadores. Los burócratas sindicales son los que realmente sostienen a este gobierno y régimen infame que se han militarizado y blindado a su estado.
Los políticos patronales, tomando todos los recaudos, se vienen reuniendo para conspirar contra el pueblo y defender los bolsillos de los capitalistas. Inclusive pueden juntarse con Moyano, Daer, Acuña y demás entregadores de la burocracia sindical. Pero cuando los trabajadores reclaman el pago de los salarios a médicxs y enfermeras, se detiene a los dirigentes sindicales de la salud, como sucedió en Chubut.
Como ya dijimos, estamos ante un estado de sitio que ha garantizado que se disuelve toda organización del movimiento obrero. El país entero está bajo las órdenes de esta feroz dictadura del capital, que hoy ha quedado al desnudo luego de liberarse de su envoltura dulzona que son las formas parlamentarias que están para encubrir las instituciones de dominio de la burguesía.
Asentada en gobernadores, un presidente con poderes de rey y las fuerzas represivas en las calles, la burguesía está destruyendo hasta la más mínima de las libertades democráticas para impedir la expresión política de todas las organizaciones obreras.
Las fuerzas de represión que están en las calles irán contra los trabajadores. Ya miles han sido detenidos, procesados y acusados penalmente en Argentina. A no dudarlo, que esto lo dirigirán contra los obreros que se subleven negándose a morir como cobayos en las fábricas.
Hay que combatir por levantar inmediatamente este estado de sitio, disolver las fuerzas represivas y terminar con la militarización del país y los poderes de monarca que la archirreaccionaria Constitución de 1853/1994 le otorga al presidente. La puesta en pie de comités de vigilancia obreros y populares es la tarea del momento.
La burguesía es una fuerza social que se niega a perecer.
La clase obrera hará lo posible para desatarse las manos para no caer con la burguesía al vacío… Solo necesita un gramo de fuerza: una dirección revolucionaria para que los verdugos caigan y la civilización sobreviva. Ponerla de pie es la tarea del momento.
De no lograrlo, las dos clases en conflicto corren el riesgo de hundirse en la historia.
La tarea más inmediata no es otra que a revolución socialista, atacar a la ciudadela del poder, destrozar su maquinaria de dominio y explotación.
La clase obrera tiene la fuerza para hacerlo… Hay que prepararla para combates decisivos, donde está en juego la vida y la muerte.
Lo que no tienen los trabajadores es la dirección que se merecen.
El hilo que sostiene a este podrido sistema capitalista es el del reformismo que desorganiza a las masas y traiciona cada una de sus luchas. Esta vez, a cada paso, los enfermeros del capitalismo se la verán en figurillas para salvar a sus jefes. Hay que devolverle al proletariado la dirección que se merece. De eso se trata la pelea por refundar la IV Internacional, cuyo programa y teoría cobran tal actualidad y vigencia hoy como cuando fueran formulados en el siglo XX.
Para que la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo vivan, ¡el imperialismo debe morir!
Socialismo o barbarie.
Revolución socialista o fascismo.
Liga Obrera Internacionalista (LOI-CI) / Democracia Obrera,
adherente a la FLTI