Esto sucede en un país donde la oligarquía con olor a bosta, asociada a las cerealeras internacionales como Monsanto o Cargill, produce alimentos para darle de comer a 400 millones de personas.
10 mil oligarcas se llevan 40 mil millones de dólares de renta agraria. Ellos tienen dolarizados los precios de los alimentos en un país que ha devaluado un 60% su moneda.
Son parte de un cártel con la industria de carne de exportación y los supermercados. Junto a la Bolsa de Valores, la UIA y los bancos son el corazón de las élites dominantes de parásitos que, asociadas al FMI y Wall Street, saquean al país y hambrean al pueblo.
¡Y encima despiden a 4 millones de obreros esclavos que están en negro! ¡Manejan los precios de las góndolas y con sus superganancias saquean el salario obrero a través de la inflación!
Esta es la lacra capitalista a la que hoy Fernández y el PJ, como ayer hizo Macri, le administran sus negocios.
Ellos se sostienen porque han estatizado los sindicatos y los traidores de la burocracia sindical le atan las manos al movimiento obrero.
Por miedo a las masas, ahora han sacado a los militares. Salieron con un par de cocinas a repartir lentejas, pero es un hecho: hoy los milicos están por primera vez en las calles desde que el pueblo arrasó con la dictadura militar videlista. Los de arriba saben muy bien lo que viene y se preparan para ello.
Este es el capitalismo que mata. Es el estado asesino que dice que “defenderá la salud del pueblo”… Ya vimos cómo tratan a los jubilados y a los obreros hambrientos, despidiéndolos de forma despiadada o llevándolos a trabajar para mantener sus ganancias.
Este estado y todas sus instituciones son una feroz dictadura de los capitalistas.
A la izquierda parlamentaria no le gusta llamar así a este régimen infame… Le han dado una tregua por la pandemia del coronavirus. Aconsejan a este gobierno cómo actuar ante la crisis humanitaria… Inclusive con programas “ultra-rojos”.
¿Grave error o capitulación abyecta? La tarea de los socialistas no es ser consejeros de la Corte, sino luchar por derrotar al Rey.
La tarea del momento es luchar para que sea la clase obrera, que es la que garantiza que el país funcione en medio de la cuarentena en los servicios de salud, los puertos, los transportes y las empresas, la que tome en sus manos la crisis desde sus organizaciones.
11 millones de hambrientos no pueden hacer la cuarentena porque deben ir a los comedores a alimentarse.
¿El “pico” de la pandemia? Va a aniquilar a los de abajo, como sucede desde siempre.
Los diputados de izquierda, los sindicatos combativos, los movimientos piqueteros, los médicos y trabajadores de la salud, los trabajadores del INTI y el CONICET podrían rápidamente llamar a poner en pie un Comité de Salud Pública que salve al pueblo, comenzado por disputarle al gobierno de los de arriba el cuidado de la salud y del bolsillo de los de abajo.
No hay medias tintas. La catástrofe ya está aquí.
No hay tarea más inmediata que estatizar y expropiar sin pago y bajo control obrero las clínicas privadas, los supermercados, los bancos y la tierra de los parásitos de la oligarquía.
Que el pueblo coma y se cure.
Un salario digno de 62 mil pesos para todos.
Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda empresa que suspenda o despida. Que al FMI le “pague dios”.
¿Alguien cree que sin estas medidas inmediatas se salvarán los trabajadores de los despidos, el hambre y la pandemia?
“¡No están las condiciones!”, dirán los reformistas.
Pero esta es la lucha que hay que preparar y organizar desde ayer.
“No se puede”, chilla el posibilista.
Entonces, según ellos, lo único que pueden hacer los explotados es morirse de hambre o por el coronavirus… En el medio no hay nada… Salvo, videoconferencias con la mugre de los políticos de la burguesía.
¿No se puede hacer? ¡No lo quieren hacer!
Por delante, lo que le depara a los explotados es lo que les sucede a las masas en Ecuador, Italia, China o España… ¿Eso sí es posible?
No hay tiempo que perder.
Comité Redactor del periódico socialista “Democracia Obrera”