11-12-2013

El patíbulo que intenta condenar a Mario González en México, una fotocopia exacta del tribunal de la venganza de las petroleras imperialistas en Argentina

Desde las cárceles, desde las mazmorras de los regímenes opresores, desde las organizaciones obreras y antiimperialistas en lucha del mundo...

12 DE DICIEMBRE: DÍA INTERNACIONAL DE LUCHA POR LA LIBERTAD DE LOS TRABAJADORES PERSEGUIDOS Y ENCARCELADOS A NIVEL INTERNACIONAL
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Informe de la situación en el Juzgado 19 de delitos penales no graves:

Hoy, martes 10 de diciembre, la juez Marcela Ángeles Arrieta convocó a la que sería la primera audiencia de 9 de los detenidos el 2 de octubre pasado, incluido, entre ellos, Mario González, hospitalizado en el Reclusorio Femenil de Tepepan.

La cita de la audiencia era a las 10 de la mañana; todos llegaron a esa hora, excepto Mario, que no era trasladado. Asisitieron también 6 policías, quienes declararían en contra de los procesados. Pasaron hora y horas y todo el tiempo las autoridades decían que Mario ya estaba en camino; la juez amenazaba con suspender nuevamente la audiencia.

Finalmente, llegaron con Mario como a las 4 de la tarde y comenzó la audiencia con la declaración de los policías. Como a las 4:30 PM pasó a declarar el primero de ellos. Hace un rato, como a las 21:30, por vía telefónica, los familiares informaron que acababa de terminar su declaración el tercer policía.


Mario González, preso político mexicano

De una manera descarada, previo al inicio de la audiencia, los policías fueron preparados, mostrándoles fotografías de procesados. Después mientras cada uno daba su declaración, la juez permitía que usaran celulares para recibir y enviar mensajes; lo mismo hacían los que esperaban, pasaban y recibían mensajes en sus celulares.


No han permitido que a los compañeros procesados se les pase comida. En particular, a pesar de las condiciones de salud de Mario, tampoco han permitido que se le pase algún alimento.


La sala donde se lleva la audiencia la tienen completamente cerrada, con las persianas pegadas para que ni siquiera se pueda ver por alguna rendija.