Organizador Obrero Internacional
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17-12-12

Egipto

El inicio de una nueva irrupción de la clase obrera y las masas 
que debe completar las tareas inconclusas de la revolución para conquistar el pan y la libertad, expulsando al imperialismo y junto a las masas palestinas destruir al Estado sionista fascista de Israel


El gobierno de Mursi y la Hermandad Musulmana, junto a la casta de oficiales del Consejo Supremo de la Fuerzas armadas (CSFA), todos continuadores de Mubarak, intentaron robarse la revolución. A base de trampas parlamentarias, cercos y engaños, apoyados en los golpes de la contrarrevolución imperialista como las masacres en Yemen, Gaza o el genocidio en Siria a manos de Al Assad, la burguesía egipcia avanza en su plan. Sin embargo, las masas que derrocaron a Mubarak por el pan y la libertad, no conquistaron nada de ello, y nuevamente pujan por abrirse paso con su revolución. Es que la crisis mundial sigue castigando a las masas por sobre las fronteras. El alimento, según la propia FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), aumentará de precio sideralmente en el próximo año al mismo ritmo que el endeudamiento de Egipto con el FMI.
Mursi, acorralado por la crisis económica y el creciente déficit en las cuentas fiscales, el 21 de noviembre decretó la eliminación de los subsidios a los servicios públicos. Para sostener su ataque se dotó de “plenos poderes” cual “Faraón” como denuncian las masas. Al mismo tiempo, los jueces mubarakistas le otorgaron amnistía a los “hombres de los Camellos”, es decir los lúmpenes fascistas que en 2011 atacaron la Plaza Tahrir para intentar aplastar la revolución. ¡Los Hermanos Musulmanes demostraron ser tan pro imperialistas como el mismísimo Mubarak! Por ello el odio de las masas no se dejó esperar.
Desde el mismo día del decreto de “plenos poderes” estalló la movilización. Las masas proclamaron en sus cantos y carteles “El pueblo quiere la caída del régimen” y “La Hermandad debe ser arrastrada por las calles como perros, no hay salvación sin sangre después de lo que han hecho, Mursi debe caer”. La Plaza Tahrir de El Cairo nuevamente fue el epicentro. La clase obrera, que venía hace meses en un proceso huelguístico en sus principales concentraciones (hubieron alrededor de 1000 huelgas durante los primeros 2 meses del nuevo gobierno), tomó la vanguardia, y atacó e incendió los locales de la Hermandad Musulmana. Cuando el “Faraón” Mursi desató la represión y cayeron los primeros mártires a manos de la policía y bandas fascistas, la clase obrera destacó un batallón de avanzada y realizó acciones en las calles de Suez y Alejandría (las ciudades con la mayor concentración obrera).


Una columna de 5000 obreros textiles de la gigante estatal Misr y otras fábricas de Mahalla el Kubri, encabezadas por las mujeres obreras y sus piquetes, envalentonaron a las masas de El Cairo a tomar la Plaza Tahrir, cercar el Palacio Presidencial y enfrentar la represión.


El martes 4 de diciembre Mursi huyó como rata del Palacio Presidencial gracias a que el Ejército le  cubrió su huida rodeando el lugar con  tanques y alambres de púa. En varias ciudades del interior la irrupción de masas ganó las calles y se dieron múltiples enfrentamientos con la policía y las bandas fascistas del gobierno, dirigidas por la casta de oficiales del CSFA., dejando un saldo de más de 30 mártires. 
Mursi no podía mostrar la cara. Tuvo que salir el ejército nuevamente a posar como “amigo del pueblo” para salvaguardar los intereses de la clase poseedora (de la cual, el ejército tiene una de las mayores partes), llamando a “la calma”, a “la paz”, a “respetar las leyes y solucionar la crisis dentro de los marcos institucionales” que crearon para sostener al estado burgués egipcio a la caída de Mubarak. El objetivo era que las masas no se hicieran del poder y llevarlas a la trampa del referéndum para rechazar o aprobar la Constitución. Llamó así a la formación de una mesa de diálogo entre el gobierno y la “oposición”, intentando que las masas sean canalizadas a través de un frente opositor formado por ex-candidatos presidenciales de pasado mubarakista como Abd el-Menem Abd el-Fatah o Amr Musa, y el-Baradei quien se apareció durante la revolución para intentar frenarla. Este frente opositor recibió el nombre de Frente de Salvación Nacional (FSN).
Así fue que el FSN, tan sirviente del imperialismo como Mursi, intenta copar “por arriba” la movilización de las masas y someterla a la mesa de diálogo y a la votación por el “No” en el Referéndum. El imperialismo y la burguesía son conscientes que el proletariado rápidamente ocupó su lugar de vanguardia para acaudillar en las calles al resto de los oprimidos y ello puede significar el principio del fin de su poder y dominio.
La tarea del momento para conquistar el pan y la libertad y dejar a la desbandada a todos los estados mayores de los imperialistas, el sionismo y sus socios lacayos de la burguesía nativa, es derrocar al gobierno de Mursi con una acción insurreccional de masas, destruir la oficialidad del ejército mubarakista con la milicia obrera y popular y los comités de soldados rasos y poner en pie los organismos de poder de la clase obrera y los explotados en lucha. El fantasma de la revolución sigue recorriendo el mundo.

Lo que ha quedado al desnudo con la irrupción de las masas palestinas, es la brutal crisis del estado sionista de Israel, la más aguda desde su creación ficticia ¡Es el momento donde un golpe decisivo de las masas de la región puede hacer volar por los aires al estado sionista fascista de Israel y propinarle una gran derrota al imperialismo!
Justamente, el trasfondo de la nueva movilización revolucionaria que sacude Egipto no es sólo el crack y el blindaje de Mursi. Lo que envalentonó al proletariado y los explotados, sin duda fueron las masas palestinas en Gaza que resistieron heroicamente la ofensiva contrarrevolucionaria del sionismo. 
El combate de los explotados palestinos sacudió a toda la región y en particular a las masas egipcias que pujaron a cada paso por derribar el Muro de Rafah que divide Gaza de la Península de Sinaí (Egipto),  sostenido por el canalla Mursi que, como Mubarak antes, le cuida las fronteras al sionismo en representación de Obama y la Clinton.

En Jordania las masas enfrentan el tarifazo y la carestía de la vida proclamando “¡Abajo la Monarquía!”, en Túnez los explotados derrocan a los gobiernos locales y rompen con la farsa de la Asamblea Nacional sostenida por la dirección de la UGTT (central sindical), en Libia donde ardió la embajada yanqui y su embajador, y donde la revolución llegó más lejos destruyendo al ejército y armándose, las masas no se rinden en su lucha por el pan a pesar de las trampas del gobierno del CNG. Ahora nuevamente embisten las masas de Egipto ¡La revolución del Norte de África y Medio Oriente debe ser acaudillada por las masas palestinas para llevarla al triunfo destruyendo al estado sionista fascista de Israel y expulsando al imperialismo y sus gobiernos lacayos!
Los obreros libios festejan el combate de los explotados de Egipto. A ellos les dicen “la Hermandad Musulmana no era buena, completen su revolución, derroquen al gobierno, ataquen con lo que tengan y vayan consiguiendo en el camino hasta que caiga el régimen”. Los explotados de Siria que sufren el genocidio ven en las masas palestinas y en la nueva sublevación de Egipto, las fuerzas y la posibilidad de derrotar al perro Bashar Al Assad y su ejército sirviente del imperialismo. Por eso, hoy en la Plaza Tahrir y en las calles de la Palestina ocupada se juega el destino de la clase obrera y los explotados de todo el Norte de África, Medio Oriente y mundial.

 

Las masas egipcias nuevamente identifican al enemigo, 
gritan “¡Los Hermanos Musulmanes se robaron la revolución!” “Marchemos a pelear a Gaza” 
¡Abajo el acuerdo contrarrevolucionario de Camp David sostenido por la burguesía egipcia y de toda la región para cuidar al enclave imperialista, el estado sionista fascista de Israel!


La burguesía egipcia, desesperada y acorralada, intenta montarse sobre las masas para abortar esta nueva irrupción revolucionaria. Mientras Mursi estaba acorralado por las masas y no podía hablar, el ejército intervino posando de "amigo del pueblo", llamando al diálogo y a respetar las leyes, preservándose “sin reprimir” abiertamente como tal. Entonces mandaron a las bandas fascistas a atacar sin piedad de forma selectiva a los sectores más aguerridos de la clase obrera y los explotados, en formas de movilizaciones en "apoyo a la Hermandad Musulmana, a la nueva Constitución, a las leyes, al nuevo orden, a dejar trabajar para reconstruir el país, etc." que se enfrentaron con las marchas de los explotados. Mientras el ejército le salva la vida a Mursi y a las instituciones burguesas egipcias mediante engaños y blindando el palacio presidencial con tanques y alambrados, buscan aplacar la movilización de masas y garantizar “el orden”. El objetivo es hacer votar a las masas a punta de pistola en el referéndum constitucional, totalmente bonapartista y antidemocrático, del 15 y el 22 de diciembre, donde hay un 100% de probabilidad que los resultados sean falsificados, tal como sucedió con la primera vuelta de las elecciones presidenciales de este año, o inclusive más alevoso. 
El Baradei y el Frente Salvación Nacional quieren posar como luchadores por “una verdadera democracia”, y “denuncian” la nueva Constitución que fue redactada, bajo el control del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) mubarakista, por los partidos burgueses de los Hermanos Musulmanes y los Salafistas (ultrarreligiosos conservadores). Pero los miembros del FSN son todos peones del imperialismo y las transnacionales, todos son sostenedores del Muro de Rafah y el sionismo, todos acuerdan en seguir proveyendo de gas a Israel a precio subsidiado, todos le cuidan las “fronteras de paz” al sionismo, y han pactado con Mursi y el CSFA la realización de las elecciones por el referéndum ¡Fuera Mursi! ¡Disolución de la fraudulenta Asamblea Constituyente del CSFA, la Hermandad Musulmana y la “oposición”! ¡Abajo el referéndum y la nueva constitución pro imperialista! ¡Fuera las manos de los políticos burgueses de la movilización de las masas!

El imperialismo yanqui y mundial, el sionismo genocida y las burguesías nativas, minuto a minuto conspiran para aplastar a la clase obrera, que los ha desafiado con esta heroica revolución en todo el Norte de África y Medio Oriente. El gobierno de Mursi, y toda la prensa imperialista mundial, se esfuerzan por presentar los actuales acontecimientos como una lucha entre “islámicos” y “laicos”, cuando es nítido y claro que es la clase obrera la que ha irrumpido nuevamente en la Plaza Tahrir. Los aprestos militares de la OTAN en Turquía demuestran que el imperialismo considera que Al-Assad ya hizo el “trabajo sucio” con el genocidio sirio y ahora buscan imponer una salida ordenada para no perder luego el control de las masas como lo hicieran en Libia. El Ejército Libre Sirio se ha dedicado a contener la lucha armada de las masas, acaparar el armamento para que éstas no lo usen, y ahora,recién después de un año, muestran que poseen armamento anti-aéreo. Mientras los imperialistas ya reconocen un “nuevo gobierno” de la burguesía siria "opositora" en el exilio junto a los generales assadistas sin Al-Assad.

Este “trabajo sucio” de aplastar a las masas es el que viene a jugar Mursi y la Hermandad Musulmana y los nuevos gobiernos de la región. Las masas ya derrocaron las viejas autocracias; las burguesías nativas musulmanas pro imperialistas, lograron imponer trampas de cercos, desvíos parlamentarios y sometimiento a la burguesía, apoyados en la traición de las direcciones reformistas del proletariado y en  golpes contrarrevolucionarios. Sin embargo no hay pan, las masas no están derrotadas y quieren pan. 
Como parte de este rol de la burguesía de la región vimos el regreso del máximo dirigente de Hamas Jaled Meshal a Gaza, luego de estar exiliado en Egipto cobijado por la Hermandad Musulmana, y realizó un acto de verborragia a la ultra izquierda llamando a fortalecer la “guerra santa” contra el ocupante sionista. Si vemos su discurso, Jaled Meshal claramente ha dejado a los renegados del trotskismo a la ultra derecha abrazados a los “indignados” sionistas.

¿A qué se debe este movimiento? Justamente a que las masas palestinas de Gaza se encuentran en pie de guerra y que del otro lado del Muro de Rafah ya irrumpieron sus aliados. Si Hamas no “radicaliza” su discurso, cae. 
Hamas hoy radicaliza su discurso porque mientras las masas palestinas combaten contra el ocupante sionista, los que dicen ser de su mismo partido, la Hermandad Musulmana, están en el gobierno egipcio reprimiendo a los trabajadores y cuidándole las fronteras al sionismo. La trampa de Hamas es, mientras mantiene un discurso antisionista, llamar a Al Fatah en Cisjordania a un “gobierno de unidad nacional palestino”. Esta es la forma en que Hamas intentará subordinar a Gaza al plan imperialista de “dos Estados”, sostenido por el imperialismo que acaba de inventar una “estado palestino” que la ONU reconoce. Este es el último eslabón de la política de pactos contrarrevolucionarios en el Norte de África y Medio Oriente. Es un pacto entre el imperialismo, la burguesía árabe y el sionismo para aplastar la revolución.
Estos burgueses han quedado al desnudo como los garantes del sostén del imperialismo y del sionismo sosteniendo con todas sus fuerzas los acuerdos de Camp David.
Justamente, la tarea inmediata que la revolución en el Norte de África y Medio Oriente tiene es destruir el acuerdo contrarrevolucionario de Camp David firmado por Egipto y el estado sionista fascista de Israel en 1979, que suscribieron la ONU y la Liga Árabe, garantizado por el imperialismo mundial y las direcciones colaboracionistas del proletariado. Este acuerdo, junto con el que firmó el sionismo con Jordania, es el que le permite al estado de Israel controlar sus fronteras con el apoyo de las burguesías nativas de la región. Todas las burguesías árabes, sin excepción, como verdaderos perros guardianes del sionismo han protegido su frontera con sus ejércitos, y han condenado a la diáspora del pueblo palestino a los “campamentos de refugiados” donde las masacres, la desocupación y las penurias de las masas son inauditas.

¡Abajo Mursi! ¡Destrucción de la casta de oficiales del ejército mubarakista pro imperialista! ¡Abajo el fraude de la nueva Constitución dictada por los generales mubarakistas! ¡NI por SI, ni por NO! ¡Boicot activo a las elecciones del referéndum!


El gobierno de Mursi y los Hermanos Musulmanes para frenar el asedio de las masas revolucionarias, han lanzado un referéndum para aprobar o no la nueva Constitución egipcia escrita por el presidente y sus allegados, con la venia del ejército mubarakista que sólo permitió algunas reformas a la vieja constitución que estaba con Mubarak. 
A la burguesía no le importa si en el referéndum gana el “SI” (Mursi y los Hermanos Musulmanes) o gana el “NO” (el FSL, Baradei y todo el arco de la burguesía opositora con la colaboración del “Movimiento 6 de Abril” y la izquierda reformista). Con el “SI” y con el “NO”, se mantiene lo esencial de la vieja constitución y por lo tanto todos los negocios de las transnacionales y de la casta de oficiales, los generales mubarakistas, que manejan innumerables negocios, como el gas del que abastecen al estado de Israel y los u$s 1300 millones que reciben directamente de EE.UU.  La necesidad del llamado a este referéndum radica en su intención de canalizar la furia de los explotados, sacarlos de las calles y de sus barricadas, para que las masas de Egipto sean desviadas del actual curso revolucionario que están tomando.
Por eso, la verdadera trampa de la burguesía contra el pueblo es el propio referéndum, que es, en sí mismo, un mecanismo totalmente antidemocrático y bonapartista donde se disuelven los organismos de lucha de las masas en votos individuales, donde valen lo mismo los votos de los parásitos de la sociedad que nada producen que los de la clase obrera. Incluso en este caso han desdoblado la votación en dos fechas (15/12 y 22/12) donde en esos 7 días la burguesía manipulará los votos fraudulentamente. En este referéndum los trabajadores y los explotados están obligados a “elegir” únicamente por dos alternativas burguesas: o por el Sí de la burguesía de los Hermanos Musulmanes; o por el NO de la burguesía de El-Baradei y el FSL. Gane quien gane, la burguesía mantendrá el control del estado y las patronales y las transnacionales imperialistas tendrán garantizada su propiedad e intereses: ninguna de las fracciones burguesas pierde nada.
Para todas las corrientes reformistas, subordinadas a la dirección del “Movimiento 6 de abril”, frente al referéndum sólo se puede llamar “a votar” y hacer campaña por el “NO” para “debilitar a Mursi”. Bajo distintos tipos de argumentos, pretenden ocultar su servilismo a las instituciones del régimen burgués. Y esto se vuelve doblemente criminal en momentos que en Egipto cientos de miles de jóvenes y obreros se están negando a participar de la trampa del referéndum y buscan un camino independiente para avanzar a la revolución. 
Hoy en Egipto está planteado desde todas las organizaciones de lucha de la clase obrera y las masas explotadas llamar y organizar el Boicot Activo contra esta verdadera trampa y engaño. Ya mismo las organizaciones de lucha de las masas, los sindicatos, etc., deben llamar a organizar esta acción con piquetes, paros, huelgas, movilizaciones y llamando a poner en pie la milicias obreras y populares para enfrentar a las bandas contrarrevolucionarias de Mursi, de los mubarakistas, desarmar a la policía y ganarse a la base de los soldados rasos para la lucha revolucionaria por la toma del poder por parte de los explotados. 
Es que lo que ocultan las direcciones reformistas que sostienen las trampas de “desvío parlamentario” de la revolución, es que lo que está por delante no es “más democracia”, sino que estamos ante trampas de referéndum electorales para preparar las condiciones para nuevos golpes de la contrarrevolución. Los recientes acontecimientos de Túnez atestiguan lo que aquí afirmamos, donde una manifestación de la UGTT cuya dirección apoya el fraude de la Asamblea Nacional, terminó por ser disuelta a los garrotazos por las bandas fascistas a cuenta del gobierno y su régimen antiobrero. La alternativa sigue siendo revolución o contrarrevolución en el Magreb y Medio Oriente.

 

En Egipto, el único poder que debemos reconocer es el de los comités de fábrica, de desocupados y estudiantes, de soldados rasos, reunidos en un Congreso de delegados de todos los explotados en lucha en la Plaza Tahrir


Para nada es casual que los obreros textiles y particularmente la mujer trabajadora, sea la vanguardia revolucionaria. Ellos gestaron la revolución que estallara en 2011 con históricas huelgas que conmovieron a toda la población, inclusive el nombre del llamado “Movimiento 6 de Abril”, más allá de su dirección conciliadora, se inspiró en la grandiosa huelga textil de los obreros del 6 de abril de 2008.
El derrocamiento de Mubarak, entre otras cosas, le permitió a la clase obrera romper con los sindicatos fascistas completamente estatizados y fundar nuevos sindicatos, en su mayoría respaldados en las asambleas de fábrica, en comités de fábrica que son un verdadero doble poder en el corazón de la producción enfrentando a los gerentes-generales del ejército. Lo más avanzado de este proceso fue el llamamiento revolucionario de la Asociación Revolucionaria de Obreros Textiles, realizado el 29 de noviembre de 2011, y que todo el reformismo sindicalista mundial ocultó bajo la alfombra. En él los obreros proclamaron:
“Ahora, después de diez meses, vemos a los resabios del viejo sistema reciclado, e intentos oportunistas de las fuerzas políticas con autoridad religiosa de ignorar la legitimidad revolucionaria de las masas en las Plazas (…) El Consejo Militar y sus aliados en los pasillos del poder y los partidos políticos están preparando un Parlamento para ampliar su presencia y legitimidad. Ha llegado la hora de que las masas en las Plazas pongan en pie formas de democracia revolucionaria popular en Tahrir, Alejandría, Suez, Mansoura y Sohag (...)
• Un voto público de las decenas de miles en las barricadas de la Plaza Tahrir para crear el primer Consejo Popular revolucionario eligiendo a 100 revolucionarios desde dentro de la Plaza para expresar los objetivos y las demandas de legitimidad revolucionaria.
• El Consejo Revolucionario Popular debe formar comités elegidos los cuales deben tomar sus decisiones votando.
(...)
• Los Consejos Revolucionarios Populares deben ser puestos en pie en las Plazas públicas de Alejandría y Suez, después de Tahrir y deben coordinarse para alcanzar los objetivos de la revolución del pueblo.
• Los Consejos Revolucionarios Populares son la forma más madura de la expresión democrática de la aspiración del pueblo a la justicia, igualdad y libertad. Representan la legitimidad revolucionaria contra la “legitimidad” de Mubarak y la del consejo que él mantenía junto a sus aliados (...)

Fueron estos mismos obreros -a los que las direcciones reformistas le impidieron conquistar ese camino intentando hacerlos retroceder a la lucha económica de presión sobre el estado burgués-, los que irrumpieron en la Plaza Tahrir y garantizaron nuevamente que las masas “ocupen el centro del ring”. Con su lucha han conquistado jalones de un nuevo programa revolucionario para la ofensiva, como son las ejemplares acciones antiimperialistas contra las embajadas yanquis, y como son la quema de los locales de los partidos patronales como la Hermandad Musulmana. 
Hoy más que nunca hay que llevar ese programa al triunfo. Sólo la clase obrera, con sus organismos de autoorganización independientes del estado burgués, irrumpiendo con sus propios métodos de lucha, enfrentando implacablemente al gobierno de Mursi y el CSFA (Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas), podrá acaudillar a las masas explotadas y empobrecidas del campo y la ciudad.

Hay que centralizar los organismos de lucha que las masas ya conquistaron, sus sindicatos y comités de fábrica, organizar los comités de desocupados y estudiantes revolucionarios con un programa obrero de emergencia. ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero del Canal de Suez y de todas las transnacionales! ¡Fuera el imperialismo! ¡Desconocimiento de todas las deudas con el FMI y la banca internacional! ¡Control obrero y puesta en producción de toda fábrica cerrada, parada o que despida!  ¡Escala móvil de salarios y horas de trabajo! ¡Expropiación sin pago de todos los supermercados! ¡Eliminación de toda la cadena de comercio e intermediarios para garantizar alimentos baratos! ¡Comités de control de precios y abastecimientos!  ¡Plan de obras publicas bajo control de las organizaciones obreras para garantizar viviendas para todos! ¡Expropiación sin pago de la tierra para dársela a los campesinos pobres que la quieran producir sin explotar trabajadores! ¡Expropiación sin pago de todos los bancos! ¡Banca estatal única bajo control obrero y crédito barato para las clases medias arruinadas!
¡Libertad a todos los presos políticos! ¡Tribunales obreros y populares para castigar a Mubarak, sus secuaces y a todos los asesinos del pueblo! 

El poder de los explotados es irreconciliable con el de los explotadores. Por ello el único poder que debemos reconocer es el de los comités de fábrica, de desocupados y estudiantes, de soldados rasos, reunidos en la Plaza Tahrir en un Congreso de delegados, 1 cada 100, de todos los explotados en lucha ¡Todos a la Plaza a organizar nuestro propio poder!

 

Para imponer la ruptura con el imperialismo y conquistar el pan para los explotados
¡Gobierno Obrero y Popular, apoyado en las organizaciones de lucha de la clase obrera 
y los explotados, y su armamento generalizado!


La cuestión del momento sólo puede ser resuelta con la lucha por la toma del poder. El reformismo mundial ante la lucha por demoler el estado burgués, se dedica a tirar tierra sobre los ojos de los explotados. Buscan impedir una “nueva Libia”, donde las masas armadas destruyeron al estado burgués. 
La casta de oficiales del CSFA. esta financiada por el imperialismo y es dueña de grandiosos negocios en el saqueado Egipto. Su propiedad la defenderán fusil en mano. Por ello desde las organizaciones de lucha de las masas y sus piquetes de autodefensa debemos rodear los cuarteles, con la Huelga General Revolucionaria, y llamar a los soldados rasos, hijos de obreros y campesinos bajo armas, a romper con la oficialidad y organizar sus comités de soldados ¡Destitución y desarme inmediato de todos los oficiales mubarakista! ¡Comités de soldados rasos y milicia obrera! ¡Disolución de la policía y todas las fuerzas represivas!  ¡Por un Gobierno Obrero y Popular, apoyado en las organizaciones de lucha de las masas y en su armamento generalizado!

 

La ruta de la revolución conduce a Jerusalén
¡Por la destrucción del estado de Israel! ¡Por una Palestina única, libre, laica y democrática, garantizada por un gobierno obrero y campesino de las masas autoorganizadas y armadas, 
con capital en Jerusalén!


La revolución en Egipto sólo puede triunfar como una única revolución en toda la región. La ruta de la revolución conduce a Jerusalén, hasta que la bandera Palestina flamee allí. Las masas de Egipto, Medio Oriente y el Norte de África necesitan unir sus filas para marchar sobre el Muro de Rafah y terminar de desatarle las manos a las masas palestinas y embestir sobre el estado de Israel. Desde los sindicatos independientes en Egipto conquistados a la caída de Mubarak, ya mismo hay que llamar a realizar una gran Conferencia Internacional en la Plaza Tahrir de todos los sindicatos y organizaciones obreras combativas del mundo para romper el cerco impuesto contra las masas de Libia y Siria, y que organice la embestida contra el estado sionista, derribando el Muro de Rafah y sublevando a las masas de toda la región. A este organismo no dudarán en asistir las milicias revolucionarias de Libia, los sindicatos tunecinos atacados por las bandas salafistas y las organizaciones de lucha de toda la región. Allí podrán asistir los sindicatos en lucha de todo el continente europeo que todos los días tienen que salir a enfrentar los ataques despiadados a sus conquistas por parte de los gobiernos de Maastricht imperialista. Los llamados Socialistas Revolucionarios que dirigen e influencian a los sindicatos independientes egipcios, deben demostrar por qué se llaman así y romper con las Trade Unions inglesas, y ponerse a disposición ya mismo de estas tareas y realizar este llamamiento internacional. 
¡Abajo el Muro de Rafah! ¡Abajo el Pacto de Camp David y todos los acuerdos económicos, políticos y militares con el sionismo y el imperialismo!  ¡Abajo la monarquía en Jordania! ¡Fuera Al Assad y el imperialismo de Siria, todo el poder a los comités de coordinación de los obreros, explotados y soldados rasos! ¡Asamblea Nacional Palestina de todo el territorio histórico con sus delegados, sin patrones ni colaboracionistas, para barrer las fronteras que las burguesías nativas le cuidan al sionismo, desarmando a la policía palestina de Al Fatah y Hamas para garantizar el armamento de los explotados! ¡Por la destrucción del Estado sionista fascista de Israel! ¡Por una Palestina única, libre, laica y democrática, bajo un gobierno obrero y campesino de las masas autoorganizadas y armadas, con capital en Jerusalén! ¡Por una Federación de Repúblicas Soviéticas Socialistas del Norte de África y Medio Oriente!

 

Para que triunfe la revolución en el Norte de África y Medio Oriente, la clase obrera europea y norteamericana debe levantar sus banderas en el corazón de la bestia imperialista
¡Abajo Maastricht y la reaccionaria Unión Europea! ¡Huelga General continental Ya!
¡Hay que derrotar al 1% de parásitos de banqueros y yuppies de Wall Street que saquean el mundo, protegidos por Obama y el Pentágono!


La clase obrera de Túnez, Libia, Siria, Egipto, Yemen y toda la región está protagonizando una de las más grandes gestas del proletariado mundial. Con sus jornadas revolucionarias, en estos casi dos años de revolución han derrocado dictaduras sangrientas, han partido ejércitos y se han armado, han puesto en pie sus propias organizaciones de lucha autoorganizándose, han enfrentado al sionismo y al imperialismo, y han regado con la sangre de sus mártires el Norte de África y Medio Oriente.

A estas heroicas masas, las direcciones reformistas y socialimperialistas, desde los cómodos balcones de la aristocracia obrera y los sindicatos burocráticos, desde las universidades y escritorios, ahora le aconsejan a los explotados de Egipto que emprendan una “verdadera acción independiente”. Estas fórmulas mágicas, estas recetas lanzadas, son palabras vacías. Las masas ya han realizado esas “acciones independientes”, ya han conquistado jalones de socialismo con sus combates. A ellas ya nada se les puede exigir.
Los socialimperialistas están cubriendo la espalda de sus burguesías, porque la única acción independiente que necesita la clase obrera del Norte de África y Medio Oriente, batallón fundamental de la clase obrera europea,  es la irrupción revolucionaria de la clase obrera de ese continente, norteamericana y japonesa, marchando a las embajadas de los países de sus hermanos de clase, organizando la huelga general, boicoteando la ayuda que le prestan los imperialistas a las burguesías nativas para aplastar a la clase obrera, y poniendo en pie desde los sindicatos  y organizaciones obreras y juveniles combativas, brigadas internacionales para garantizar la ayuda a los explotados con armas, alimentos y medicinas.

Este es el camino que debe asumir la clase obrera de las potencias imperialistas para derrotar el ataque contra sus conquistas por parte de los gobiernos y banqueros parásitos.
¡Huelga General Continental Ya desde el Atlántico hasta los Urales! ¡Abajo la troika en Grecia! ¡Abajo Merkel y la Alemania del Bundesbank! ¡Abajo la V República Francesa! ¡Abajo la Corona Británica y los borbones en España! Ellos son los que atacan las conquistas de la clase obrera europea y sostienen al sionismo genocida y los lacayos de la burguesía nativa ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa! 
En Japón, el movimiento contra las bases yanquis y contra la guerra imperialista, debe ganar las calles para marchar a la embajada egipcia y de los sionistas. En EE.UU. hay que volver a poner en pie al movimiento de la “Marcha del millón de Obreros” y junto a los jóvenes de “Occupy Wall Street” enfrentar a ese 1% de banqueros y yuppies de Wall Street que saquean el mundo, protegido por Obama y el Pentágono. Como decían los trabajadores de Wisconsin en 2011 “¡Hay que luchar como en Egipto!”. ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Norteamérica!

 

La clase obrera del Norte de África y Medio Oriente necesita de una dirección revolucionaria para triunfar
¡Por la refundación de la IV Internacional!


La izquierda reformista mundial se ha dedicado a calumniar a las milicias obreras libias afirmando que eran “tropas terrestres de la OTAN”, o que la revolución en Siria era “fogoneada por el imperialismo”. Así cercaron a las masas de la región del proletariado europeo y mundial. Hoy ante los acontecimientos de Egipto salen con sus recetas pacifistas de “Asamblea Constituyente”, “organizar sindicatos democráticos”, con su teoría de “Primavera de los Pueblos” engañando al proletariado con el peor de los democratismos. Han ocultado que la clase obrera para triunfar debe armarse, destruir al ejército y encabezar una insurrección para poder conquistar el pan expropiando a los expropiadores. Se han conjurado para que nunca más haya una “nueva Libia” que destruya al estado burgués. Son enemigos de levantar el programa de los mineros de Marikana de aumento de salario “o matamos a los gerentes”, de los mineros de Asturias “si esto no se arregla, guerra, guerra”, y de unir a la clase obrera mundial contra ese “1 % de parásitos de Wall Street”.
Los defensores y llorones de Khadafy, los sostenedores de Al Assad, los sirvientes de los “indignados” sionistas fascistas de Israel y los defensores de las “revoluciones democráticas” se muerden la lengua y escriben ríos de tinta para negarse a llamar a demoler al estado burgués y a unificar a la clase obrera mundial, que en gran medida juega el destino de la revolución del Norte de África y Medio Oriente en las calles de Palestina y la Plaza Tahrir. 
Los trotskistas que nos encontramos combatiendo codo a codo con las masas de la región en la Brigada Sevian al Laith (León Sedov) en Siria, en la Milicias Revolucionarias de Libia, y con el Movimiento de Obreros Voluntarios Internacionalistas del Norte de África y Medio Oriente, luchamos por refundar la IV Internacional que es la dirección que la clase obrera y los explotados de la región necesitan y se merecen para poder triunfar. Para romper el cerco impuesto a las heroicas masas de Libia y Siria, y para luchar por la destrucción del estado de Israel llamamos a poner en pie ya mismo una Conferencia Internacional de las fuerzas del trotskismo principista y las organizaciones obreras revolucionarias
La revolución está viva ¡Que viva la Revolución Obrera y Socialista!

Fracción Leninista Trotskista Internacional (FLTI)

Ayer Khomeini y los ayatollahs iraníes aplastaron los shoras 
(consejos obreros y de soldados rasos) de la revolución de 1979 

Hoy la Hermandad Musulmana y toda la burguesía de la región, como fieles sirvientes del imperialismo, buscan que sea derrotada la revolución


En 1979 la clase obrera y los explotados de Irán protagonizaron una gloriosa revolución derrocando al Sha Ishra Palevi, un aliado directo del imperialismo yanqui y un bastión de este último en el control de las rutas del petróleo de la región. El corazón de la revolución fue la clase obrera de la industria del petróleo, puesto que esta era la que producía las riquezas fundamentales de esa nación. Luego de la caída del Sha Palevi y de la ruptura del ejército con los soldados rasos pasándose al bando de los explotados, la clase obrera puso de pie los shoras (consejos de obreros y soldados rasos), que eran los verdaderos organismos de autoorganización de  las masas que se oponían irreconciliablemente con el estado burgués. 
Para salvar la crisis de la burguesía, esta llamó al Ayatollah Khomeini, un clérigo islámico que estaba en el exilio en Francia, para que se monte sobre la revolución e impida que la propiedad de los capitalistas sea expropiada. Para jugar este rol Khomeini y los ayatollahs utilizaron fraseología shia (ya que las masas iraníes seguían esa fe), mezclada con un tinte antiimperialista, para engañar a las masas, y si podían actuar así era porque el stalinismo, que aplicaba la política de “coexistencia pacífica” con el imperialismo, y las direcciones reformistas del proletariado jamás habían llamado a derrotar al Sha. Pero fundamentalmente el rol que jugaron los ayalollahs fue el de derrotar la revolución aplastando a los shoras y liquidando al ala izquierda de la clase obrera, persiguiendo implacablemente a todos los que cuestionaban su autoridad. Así crearon lo que ellos llamaron la Guardia Revolucionaria y Grupos de Mujahidines que actuaron como bandas fascistas atacando sin piedad a las organizaciones obreras y las instituciones de la revolución.
Podríamos decir que los ataques de las bandas fascistas de los grupos ultrarreligiosos cobijados por el gobierno de Mancef Marzouki a las organizaciones obreras tunecinas, y la ofensiva contrarrevolucionaria de Mursi y la Hermandad Musulmana en Egipto contra las masas (particularmente contra la clase obrera), entre otras, reeditan el rol que la burguesía iraní jugó en 1979 bajo el mando de los Ayatollahs con Khomeini en cuanto a perseguir el objetivo de la derrota de la revolución.
Desde que la revolución comenzara en diciembre del 2010, las viejas autocracias que detentaban el poder como las Ben Alí, Qadafy, Mubarak han sido derrocadas por la acción de las masas, y en otros países esas autocracias han quedado totalmente en crisis y decadencia. Por eso, desde distintos sectores de la burguesía de la región intentan disfrazarse y aplicarle golpes a las masas allí donde pueden para parar la revolución, y salvar la propiedad de la burguesía y el imperialismo, como lo vemos a Mursi haciéndolo en Egipto, sin siquiera “tintes” antiimperialistas, ya que Mursi salió a repudiar la movilización a la embajada yanqui, y se mostró como “mediador” bendecido por la Secretaria de Estado yanqui Hillary Clinton durante la Operación Pilar Defensivo, con la que el sionismo bombardeóGaza.