En noviembre de 2019 se detectó en China el coronavirus, muchos médicos intentaron advertir de su rápida expansión y letalidad y fueron silenciados por la burocracia del PCCh, reprimidos e incluso muertos en dudosas circunstancias. Los mandarines del PC de China después de esclavizar durante años a la clase obrera, la ha dejado librada a su suerte, muriendo como moscas, cayendo por la calle mientras le ocultaban al mundo el verdadero alcance de esta enfermedad.
Cuando el coronavirus llegó a Italia, el gobierno de Conte y Cía, ordenó el confinamiento de la gente, pero ha mantenido las grandes industrias abiertas con la clase obrera trabajando sin ninguna medida de seguridad, en líneas que no son de primera necesidad. ¡Sólo para garantizar las ganancias millonarias de los capitalistas!
En el Estado Español que, junto a Italia, son los países con más casos de contagio y de muertos hasta el momento, se han aplicado medidas parciales que sólo se las hacían cumplir a los trabajadores de algunos sectores, mientras que otros seguían produciendo, al igual que en Italia sin ninguna medida de seguridad.
El Estado de Alarma, confinamiento o toque de queda en varios países se ha aplicado a aquellas personas que trabajan en negro y viven con lo que ganan en el día y al resto de la población. NO ES APLICABLE A LA BURGUESÍA DE CONFINDUSTRIA DE ITALIA Y DEL IBEX 35 DEL ESTADO ESPAÑOL. Las fábricas, con la complicidad absoluta de las distintas burocracias sindicales tanto de UGT y CCOO en el Estado Español, como de CGIL, CISL y UIL en Italia, han seguido funcionando sin las mínimas medidas de protección, poniendo en riesgo la vida de millones de obreros. La burguesía no va a renunciar ni a un euro de sus ganancias a costa de la vida de la clase obrera que se contagia en la línea de producción y montaje sin ninguna protección.
Esto ya se demostró con la crisis del 2008 que se descargó sobre la clase obrera con recortes en sus conquistas, con despidos, con desahucios y también con recortes en educación y principalmente en sanidad que dejó un sistema hospitalario que no puede afrontar esta pandemia. Así fue en casi todos los países de la Europa de Maastricht, pero principalmente en Italia, Grecia, y el Estado Español. En Italia todos los políticos burgueses aprobaron la privatización del sistema de salud en el gobierno de Berlusconi, que conllevó el cierre en los últimos diez años de 200 hospitales, 45.000 camas, 10.000 médicos y 11.000 enfermeros. En Grecia el ajuste fue brutal y quedó la sanidad saturada. En el Estado Español, la ley 15/97, que aprobaron hace más de veinte años el PP, PSOE y los partidos nacionalistas de derechas, fue la herramienta fundamental para que las Comunidades autónomas, que tienen trasferidas las competencias en Sanidad, tengan el camino libre para privatizar la sanidad pública.
Así hoy podemos ver que, tanto en Italia como en el Estado Español, la situación se agrava día a día y los hospitales están colapsados, con médicas, enfermeros y personal auxiliar sin la protección necesaria, con pacientes hacinados en los pasillos en el suelo sin siquiera un colchón y mucho menos un respirador.
Esto es lo que han dejado los recortes a la sanidad, la externalización, subcontratación y la privatización en los distintos países, en Italia hay un promedio de 3,2 camas por cada 1.000 habitantes y en el Estado Español sólo 2,5. Hoy, los médicos son los que “eligen” a quien tratar, puesto que no hay medios para hacerlo con todos los pacientes gravemente enfermos, por lo tanto, sólo ingresan y tratan a los de mayor esperanza de vida y a muchos de mucha edad o con patologías previas no pueden tratarlos.
Ni a los gobiernos, ni a la burocracia sindical traidora, ni a la izquierda del régimen…
Sólo a la clase obrera le interesa su vida y la de sus familias
En cada uno de los países a los que comienza a llegar la pandemia del coronavirus escuchamos lo mismo de parte de los gobiernos, de las burocracias sindicales, de los partidos “opositores” y de las distintas izquierdas reformistas: “Dejemos al gobierno resolver la pandemia, aconsejemos, pero no critiquemos, necesitamos lealtad y unidad”.
Como un verdadero modus operandi la izquierda reformista plantea suspender la lucha de clases y le da un largo listado a los gobiernos de lo que debería hacer, consejos y más consejos a quienes no les interesa la vida de la clase obrera sino las ganancias de los capitalistas.
Si ellos, con la complicidad absoluta de la burocracia sindical, son los que mantienen fábricas que no son de primera necesidad abiertas todavía sin condiciones de seguridad para los trabajadores; los que permiten los hacinamientos en los metros y autobuses con tal de que los trabajadores acudan a su puesto; los que dejan sin trabajo a millones que tienen en negro o con contratos basura; que explotan a migrantes en los campos para las cosechas; etc.
¿A ellos debemos dejarle la solución de esta pandemia? ¿A ellos debemos confiarles nuestra vida y el sustento de nuestras familias?
En el norte de Italia han tenido trabajando a centenares de miles de obreros industriales, en fábricas que no eran de primera necesidad, y hoy esos trabajadores son los que están muriendo como moscas. En el Estado Español mientras subía la cantidad de infectados, miles de fábricas como Mercedes o Airbus seguían abiertas.
Por estas condiciones, la clase obrera se ha rebelado en Italia primero con huelgas parciales en Pasotti y varias otras fábricas en Brescia; Whirlpool en Varese; Electrolux en la provincia de Treviso y en miles de fábricas más hasta que han llegado el pasado 25 de marzo a una huelga general contra las terribles condiciones de salud en los hospitales y también porque los patrones siguen obligando a trabajar a decenas de miles de trabajadores sin las condiciones mínimas de seguridad.
Esto demuestra que, para defender su vida, la clase obrera tuvo que imponer sus métodos de lucha como los paros y la huelga. Sólo así, los trabajadores de la Mercedes Benz en Vitoria, o de Balay en Zaragoza en el Estado Español, salvaron sus vidas, porque pararon la producción.
¡Así se pelea! ¡La clase obrera salva su vida con el paro, la lucha y la huelga!
La clase obrera, en los dos países de mayor pandemia, ha tomado en sus manos la resolución del problema, parando, porque para hacer cuarentena y poder salvar su vida y la de sus familias tiene que dejar de trabajar.
Italia y el Estado Español demuestran que, para vivir, hay que pararles la producción a los capitalistas. A la pandemia se la combate con los métodos de la lucha de clases.
Mientras miles de trabajadores no tienen ni un techo y otros son despedidos, el estado financia a los capitalistas para que no pierdan sus ganancias y la burocracia sindical lo garantiza
La principal medida después de la cuarentena y el confinamiento, es garantizar las ganancias de los capitalistas y NO el trabajo y el sustento de la clase obrera. Cientos de miles ya han perdido sus trabajos en estos últimos diez días, los migrantes que sobreviven vendiendo cosas en la calle como los manteros, los que trabajan en negro como las empleadas domésticas o las cuidadoras de mayores, etc.
Millones de familias obreras viven hacinadas y no tienen con qué pagar el alquiler ya que no tienen trabajo, otros cientos de miles ni siquiera tienen un techo donde guarecerse. Decenas de miles de refugiados malviven en condiciones inhumanas, en campos de concentración a cielo abierto como en Grecia, o en chabolas hechas con cuatro plásticos en medio del campo como los trabajadores jornaleros, mientras que miles de migrantes siguen encarcelados en terribles condiciones en los CIEs (Centros de Internamiento para Extranjeros) como en el Estado Español.
En el Estado Español, el gobierno de PSOE-Unidos Podemos ha lanzado un plan que denominó “escudo social”, que no es otra cosa que un rescate a las grandes empresas que cotizan en el IBEX 35. La primera medida es inyectar liquidez a las empresas, aplazar el pago de impuestos, darles créditos a aquellas que lo soliciten y financiar los ERTEs con el dinero público.
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una autorización temporal para una compañía mediante la que puede suspender uno o varios contratos de trabajo durante un tiempo determinado. Con esta medida el gobierno bonifica la cuota de la Seguridad Social, el trabajador pasa a cobrar el paro perdiendo el 30% de su salario. Es decir, las empresas se ahorran los costes de los trabajadores, el estado los financia y cuando pase la situación las distintas patronales podrán despedir a su antojo. Hasta hoy son cientos las empresas que han presentado ERTEs, como SEAT, Mercedez, Inditex, etc. por un total de casi 800.000 empleos.
Justamente el odio de las caceroladas contra el Rey Felipe VI, que se han sucedido a lo largo del país el 18 de Marzo es que somos los trabajadores y el pueblo los que estamos pagando con la vida y el trabajo la pandemia mientras que salió a la luz que el Rey emérito Juan Carlos recibió una “comisión” de Arabia Saudí por la construcción del AVE a la Meca por un valor de 100 millones de euros.
En Italia, el gobierno de Conte ha sacado un decreto llamado “Cura Italia”, por el cual inyectará 25.000 millones de euros a la economía, las prioridades las expresó el presidente en su discurso: "El Gobierno está cerca de las empresas, los empresarios, los autónomos, las familias, los abuelos, las madres y los padres que se sacrifican por la salud de todos", afirmó Conte. Primero las empresas, por eso al día de hoy con el récord de muertos por día cerca de unas 80 áreas económicas seguirán abiertas, lo que significa decenas de fábricas y miles y miles de obreros exponiendo su vida en sectores productivos no imprescindibles. Justamente por este motivo varios sindicatos minoritarios llamaron a la huelga el pasado 25 de marzo por para defender la salud y las condiciones de vida de los trabajadores en todo el país y en Friuli-Venecia Julia en particular.
Frente a tal crisis, hay dos estrategias y dos políticas en el movimiento obrero.
Una, la de las burocracias sindicales y los partidos de la izquierda reformista, que llaman a la clase obrera a postergar el combate contra la crisis social y aconsejan a la burguesía sobre cómo enfrentar la pandemia, dejando en manos de los gobiernos y regímenes burgueses la solución de la crisis humanitaria.
Y otra, la de los revolucionarios que llamamos a los trabajadores a enfrentar esa política de tregua al capital. Los llamamos a enfrentar la pandemia con el método de la lucha de clases, para que la clase obrera y los explotados sean los que dirijan la lucha contra la crisis social y la pandemia.
Si la crisis humanitaria sigue en manos de los capitalistas se resolverá con más muertes de los explotados, más dictadura y represión.
La lucha es clase contra clase. Los obreros de Italia, el Estado Español, Reino Unido garantizaron la cuarentena con paros y lucha. ¡Ese es el camino que debe seguir la clase obrera en Europa desde la península ibérica hasta las estepas rusas!
¡Hay que tomar la crisis en nuestras manos! ¡Comité de salud pública, dirigido por los sindicatos y organizaciones obreras en toda Europa, desde la península ibérica a las estepas rusas!
La burguesía y sus gobiernos, son incapaces de resolver esta pandemia y la crisis humanitaria que conlleva. Así ha quedado demostrado al día de hoy, sobran ejemplos, pero lo central es que no hay un plan de conjunto dela Europa de Maastricht para combatir este virus.
Los gobiernos imperialistas de Europa hablan de unidad a la hora de hacer negocios y llenar sus cuentas bancarias y “offshore” de miles de millones de euros a costa de la explotación de los trabajadores de las colonias, semicolonias y la clase obrera europea. Ninguno habla de unidad a la hora de combatir el coronavirus, más bien ha sido un “sálvese quien pueda” entre los capitalistas mientras los trabajadores que continúan produciendo caen como moscas.
Ellos sólo están para defender sus ganancias a costa de la superexplotación de millones de trabajadores. Sacan el ejército, la policía y todos los cuerpos y fuerzas de seguridad a la calle para reprimir a los trabajadores y evitar un levantamiento. Por eso la represión se ha acrecentado contra los migrantes, los trabajadores en negro que salen a buscarse la vida para poder comer, etc. Ni un solo burgués que sigue viajando con su avión privado, que mantiene las fábricas abiertas sin condiciones de seguridad para la clase obrera ha sido multado, reprimido o llevado preso. Si dejamos en manos de la burguesía la resolución de esta crisis, sólo veremos a los distintos gobiernos aplicar sus métodos como la dictadura, la represión sobre las masas explotadas, haciendo que se mueran primero los obreros mientras ellos están en sus casas felices.
Si dejamos que gobiernos como los de la Europa de Maastricht gestionen la crisis, veremos a los cientos de miles de refugiados morir encerrados en los campos de concentración de Grecia, Turquía, etc.
Si es el gobierno de EEUU el que debe resolver esta pandemia, la clase obrera norteamericana y del resto del continente correrá un peligro inimaginable. Trump, mientras entrega 2 billones y medio de dólares al aparato industrial-militar, le cobra 34.000 dólares a una paciente que ha enfermado de coronavirus. Dejarán morir a miles de niños que tienen presos y separados de sus padres en la frontera con México.
Sólo la clase obrera puede dirigir esta lucha contra la pandemia, porque no persigue ningún interés de ganancia a costa de la vida de nadie, como lo hace la burguesía que se niega a hacer un plan unificado. La situación en los hospitales es inhumana, sin camas, con el personal sanitario agotado de horas y horas sin parar trabajando sin condiciones de seguridad. Contra esto, es necesario poner en pie un Comité de Salud Pública de alto nivel, con los mejores científicos, médicas y enfermeros, impulsado y bajo control de los sindicatos y las organizaciones obreras en Italia, el Estado Español y todo el Maastricht imperialista desde la península ibérica a las Estepas rusas.
Es urgente y necesario un Plan Obrero de Emergencia para garantizar que el pueblo no pague esta crisis y se pongan todos los recursos necesarios para salvar a la clase obrera y el pueblo. Esto no se podrá hacer sin quitarnos de encima a los dirigentes de la burocracia sindical traidora que garantiza en medio de esta brutal pandemia las ganancias de los capitalistas y NO la vida y el sustento de las familias obreras. Los burócratas sindicales entregaron las conquistas obreras, el salario y la vida de los trabajadores a la voracidad de los capitalistas. Estos traidores están en cuarentena en sus cálidas casas mientras miles de obreros continúan trabajando sin las medidas de seguridad necesarias. ¡Que se vayan! Desde las fábricas y lugares de trabajo donde los trabajadores arriesgan sus vidas, hay que organizarse para expulsarlos.
Planificar la paralización de la producción en aquellos sectores que no sean de vital importancia para la salud y el sustento de la población, garantizando el 100% del salario. ¡Ningún despido!
Suspensión del pago de las hipotecas y alquileres que no se puedan pagar, ¡ningún desahucio!
Todos los servicios de electricidad, gas, agua, calefacción y telecomunicaciones, gratis para las familias trabajadoras que lo necesiten.
Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda fábrica que cierre, suspenda o despida, para reconvertirla y ponerla a producir de acuerdo a las necesidades de la población.
Papeles para todas y todos los migrantes y refugiados y cierre inmediato de los CIEs y los campos de refugiados en Grecia. ¡No a la Ley de Extranjería!
Expropiación sin pago y bajo control del Comité de Salud Pública europeo, de las clínicas y hospitales privados para ponerlos a disposición de toda la población. Los colegios y hoteles de lujo deben ser expropiados para transformarlos en hospitales con las mejores unidades de cuidados intensivos. Para proveer de material a los hospitales: ¡expropiación de los laboratorios y equipos de alta tecnología!
Para que no haya desabastecimiento para la clase obrera, hay que expropiar las grandes cadenas de supermercados y las tierras y acaparamiento de los terratenientes, y formar comités de abastecimiento de trabajadores y consumidores por barrio, para garantizar la distribución en medio de la pandemia.
La vigilancia en las calles y el cuidado del pueblo lo hace el pueblo mismo. ¡Por Comités de Vigilancia por barrio de las organizaciones obreras y los sindicatos, junto a los vecinos!
Que la clase obrera dirija la lucha contra el coronavirus se vuelve de vida o muerte, o los capitalistas nos harán pagar esta pandemia con más hambre, despidos y muerte.
Democracia Obrera - Estado Español,
adherente al Colectivo por la refundación de la IV Internacional / FLTI
|
|